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Traducción por Martín Alonso

Previamente en esta serie:
Confesiones de un falso manager: El inicio

En un esfuerzo para volverme el mejor SaberManager ™, estoy tomando mando de los Cubs del 2005, liderándolos en una temporada simulada en OOTP. Haré todas las cosas que he dicho que los managers deberían hacer, mientras que estudio cómo funcionan estas estrategias de manera aislada y dentro del contexto de un equipo de béisbol jugando una temporada. Para mayor detalle y una explicación sobre por qué y cómo decidí hacer esto – y con los Cubs del 2005 – haga clic aquí.

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Partido 1 (4 de abril) – en Arizona; Derrota 1-5; Record: 0-1

Y…en la primera entrada del primer partido, Aramis Ramírez golpea una bola al outfield y llega a segunda base antes del corte para un doble. Y está cojeando. Se ha lesionado la rodilla y hay que retirarlo del partido. Todo ese tiempo para asegurarme que la alineación sea perfecta se esfumó. ¡Demonios!

En la tercer entrada, Corey Patterson alcanza primera base tras un sencillo que nunca dejó el infield. Le tocaba a Carlos Zambrano y los Diamondbacks esperaban que toque, pero en realidad envíe a Patterson a robar segunda base. Justo cuando iba a dar clic al botón de “robo”, me di cuenta que estaba aterrorizado. Lo logró pero entre en pánico mientras que el juego mostraba el texto de “jugada-a-jugada”. ¿Así se sienten los managers cuando envían señas a sus jugadores? ¿Cómo mantienen la calma?

El resultado no fue el esperado, y tras terminar el partido, me llegó el siguiente mensaje: “Aramis Ramírez ha sido diagnosticado una rotura del ligamento cruzado anterior. No jugará por seis meses.” Como psicólogo, siempre aliento a las personas a que vean el lado positivo. Aramis Ramírez terminará la temporada 2005 con una línea de bateo de 1.000/1.000/2.000. ¡Toma eso Ted Williams! Al menos ahora puedo mover a Nomar Garciaparra a tercera base y no tengo que preocuparme por su defensa como campocorto.

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Partido 2 (5 de abril) – en Arizona, Victoria 9-4; Record: 1-1

Por supuesto, el día después de que Aramis Ramírez se lesiona, los Cubs anotan nueve carreras. Fue mi primer partido usando lanzadores emparejados. Me molesta que Mark Prior y Rich Hill combinaran para hacer 109 lanzamientos y solo duraron 4 2/3 entradas. Glendon Rusch, mientras tanto, hizo 21 lanzamientos en 2 1/3 entradas. Mira tú.

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Partido 3 (6 de abril) – en Arizona; Victoria 6-4 (10); Record: 2-1

En la primera entrada, con un out y un corredor en primera base, Jeromy Burnitz golpea una roleta a segunda base. El segunda base Craig Counsell lanza la bola al campocorto Royce Clayton para un out, pero el lanzamiento a primera no alcanza a Burnitz, aunque el texto de “jugada-a-jugada” de OOTP indica que el umpire parece haberse equivocado. Por un momento, me alegra que el juego tenga un elemento humano porque mantiene viva la entrada. En el 2017, Burnitz probablemente haya sido cantado out y la entrada se hubiese acabado después de que los umpires hubiesen hablado con sus amigos en Nueva York. Los Cubs, sin embargo, lograron hacer un par de hits adicionales, y para entonces, habían anotado tres carreras para un total de cuatro en la entrada.

En lo que quedó del partido – Greg Maddux tuvo una buena pero no sensacional salida ya que permitió tres carreras en siete entradas – estuve obsesionado, pensando qué si el umpire no se hubiera equivocado, estaría perdiendo. Honestamente, me sentí un poco sucio. En la novena, los D-backs empataron el marcador 4-4. El juego se fue a entradas extra pero el hecho de que este en entradas extra en vez de haber perdido el partido es nuevamente gracias a ese error. Y cuando mis Cubs lograron anotar dos carreras en la décima para tomar (y mantener) la victoria 6-4, empujaron mi record de “manager” por encima de .500, causándome un poco de síndrome del impostor. Probablemente debí haber perdido ese partido.

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Partido 4 (8 de abril) – vs. Brewers; Victoria 6-4; Record: 3-1

Tras una rotación de los lanzadores, el sistema de lanzadores emparejados funcionó. Kerry Wood lanzó tres entradas, y de ahí Ricky Nolasco ponchó a ocho jugadores en 4 1/3 entradas. De hecho, 16 de los 27 outs que hicieron mis lanzadores fueron por medio de strikeouts. Quizás esto funcione.

Me doy cuenta que voy a tener un problema de calentamiento. Estoy jugando con la opción de “calentar lanzadores”. Tengo que pensar a futuro cuál relevista usaré, al igual que un manager real. En la baja de la octava, mis Cubs estaban perdiendo 4-3, habiendo dos outs pero con un corredor en segunda. Ya había enviado a un bateador a reemplazar al lanzador, lo que significaba que alguien tenía que estar calentando.

Me di cuenta que una de dos cosas sucedería. O empezaría la alta de la novena con el marcador intacto, una situación en la que tendría que enviar a mi relevista para situaciones de menor estrés (en este caso: Sergio Mitre). O, podría empatar o voltear el marcador del partido, obligándome a tener a Ryan Dempster calentando. Mitre estaba calentando al comenzar la entrada, pero cuando el corredor llegó a segunda, Dempster se le unió. Cuando Nomar Garciaparra bateó su segundo home run del partido para voltear el marcador, me di cuenta que Dempster no había calentado lo suficiente. Gracias a Dios, Derrek Lee bateó un home run justo después de Nomar, dándole a Dempster un poco de tiempo extra y una carrera de soporte adicional.

Siempre me he preguntado por qué los managers usan un sistema a base de entradas para decidir cuál relevista usar. ¡Aquí me encontraba en una situación de bateo de alto estrés, cuyos dos posibles resultados me llamaban a usar o a mi peor relevista o a mi cerrador! Nunca más veré el uso de relevistas de la misma manera. Por ejemplo, en esa situación, podría haber preparado a un relevista de bolas roladas, como LaTroy Hawkins, para no desperdiciar a alguien como Dempster en un esfuerzo perdido, pero quién me genera suficiente confianza como para proteger el marcador contra un bateador o dos. Es una estrategia a corta distancia. Ese es el tipo de perspectiva que se pierde al hacer un análisis sobre el uso de relevistas sobre N-casos, post hoc, al terminar la temporada. Hay casos en el que uno no sabe qué va a ocurrir y debe estar preparado para cualquier eventualidad.

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Partido 9 (13 de abril) – vs. Padres; Derrota 3-4; Record: 4-5

Los Padres llegaron a Wrigley y ganaron sus tres partidos. Estoy comenzando a dudar de mi experimento de lanzadores emparejados. He escrito sobre esto antes pero uno de los problemas sobre el uso de lanzadores emparejados es que minimiza la variación de duración del lanzador. Con el modelo tradicional de un lanzador / 100 lanzamientos, si el lanzador tiene un mal día, podría durar tres entradas. Si tiene un buen día, podría durar siete. Si el lanzador dura siete entradas, el manager se alegra y agradece que sólo necesite dos entradas adicionales por parte de su bullpen. Si el lanzador dura tres entradas, entonces el manager enviará al relevista largo / víctima de sacrificio y lo hace a un lado al culminar el partido.

Previamente, he encontrado que, normalmente, el lanzador promedio consigue nueve outs en 50 lanzamientos. Eso quiere decir que si le damos 50 lanzamientos a cada uno de los lanzadores emparejados, y uno de ellos tiene un buen día, podría obtener 11 outs. El problema es que la otra mitad quizás no sea capaz de duplicar esos resultados, y en su lugar obtiene nueve outs, obligando al bullpen a encargarse de los últimos siete. Por otro lado, el primer lanzador quizás obtenga siete outs, el segundo agrega nueve, lo cual es bueno ya que significa que estás obteniendo 16 outs de tu “lanzador inicial” y que consistentemente consigas 4-6 entradas de tu “lanzador inicial.” Para ese entonces quizás ya es muy tarde para traer a la víctima de sacrificio, pero significa que en un buen día, el bullpen igual necesite trabajar tres entradas. Estoy comenzando a ver el problema en la barra de estado de mis relevistas.

Perdiendo 4-1 en la alta de la novena, finalmente envíe a mi 13º lanzador, el cátcher de reemplazo Henry Blanco. Parcialmente lo hice porque el bullpen estaba cansado (el único disponible para ese entonces era Ryan Dempster) y parcialmente porque mi lado caótico quería ver qué sucedería. Blanco no dejó que anotaran. En la baja de la novena, Corey Patterson impulsó una carrera con un sencillo (y se lesionó), y Nomar Garciaparra bateó un fly de sacrificio, poniéndome por debajo por una carrera, y con sencillos por parte de Neifi Perez y Todd Walker, se llenaron las bases, con dos outs y con Derrek Lee al plato. Envíe a Dempster a que caliente porque había grandes posibilidades de que Lee empatase el partido. Resultó batear un fielder’s choice para terminar el partido pero hubiese sido interesante tener a mi cerrador tratar de salvar el partido para que mi cátcher de reemplazo obtenga la victoria.

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Partido 10 (15 de abril) – en Pittsburgh; Derrota 5-18; Record: 4-6

¡Dios santo!

Perdiendo 7-1 en la baja de la octava, otra vez volví a recurrir a Henry Blanco para salvaguardar mi bullpen. Cuando los Pirates terminaron, el marcador leía 18-1. Siendo un Sabermanager ™, me debería preocupar mi record pitagórico.

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Partido 12 (17 de abril) – en Pittsburgh; Victora 4-2; Record: 5-7

Tuve un partido normal hoy. Greg Maddux lanzó seis entradas, y luego tres relevistas (Mike Remlinger, Michael Wuertz, y Ryan Dempster) lanzaron una entrada cada uno. Sin embargo, cuando envíe a Dempster a calentar, me di cuenta que no lanzaba hace nueve días. Creo que me preocupé tanto de no tenerlo lanzando en situaciones no aprobadas que me olvidé de usarlo ocasionalmente. Ups.

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Partido 14 (19 de abril) – en Cincinnati; Victoria 6-3; Record: 6-8

Estoy teniendo una pequeña crisis. OOTP es bueno porque te permite regular que tanto control puedes tener sobre el juego. Me he enfocado más que nada en decisiones sobre cuándo alguien jugará, que relevista usar, y cuando utilizar un bateador de turno. Pero antes de este partido, me di cuenta de cuánta información estoy ignorando. Por ejemplo, tengo el juego en modo de “un solo lanzamiento”, en el que no me debo preocupar por cosas como qué lanzamiento usar, o si debo indicarle al bateador que sea paciente o que batee con fuerza.

También me di cuenta que mi evaluación situacional es sumamente básico. Los Cubs se repartieron una serie de dos partidos contra los Reds. En ambos partidos, los Reds del 2005 tuvieron una alineación en la cual se encontraban los bateadores zurdos Sean Casey, Ken Grifey Jr., y Adam Dunn, uno tras el otro. Es justo la parte de la alineación que necesita de un lanzador zurdo. En el primer partido de la serie, mi especialista zurdo, Mike Remlinger, no estaba disponible. Pero tenía a Glendon Rusch. El trabajo de Rusch usualmente es lanzar en situaciones de bajo estrés y de preferencia a lo largo de varias entradas pero dado que Remlinger no estaba disponible, lo guardé para ese trío de zurdos. Al “día” siguiente, Remlinger estaba lo suficientemente descansado como para poder lanzarles.

Lo que hice parece perfectamente razonable. Puede que haya sido la decisión correcta, ¿pero qué hubiese pasado si Remlinger y Rusch se encontraban disponibles el mismo día, y Casey-Griffey-Dunn hubiesen bateado en la octava entrada de un partido con una carrera de diferencia? ¿A quién debería enviar? La respuesta probablemente involucre el tipo de lanzamientos que lanzan, en relación a la vulnerabilidad de los bateadores. Es la clase de cosa que quizás sabría si fuese un manager real, o si al menos tuviese a un entrenador de lanzadores a mi costado.

Los grandes maestros de ajedrez, cuando se encuentran en una situación específica dentro del juego, pueden visualizar múltiples movimientos y sus consecuencias. Al momento de enfrentarse a esa situación, puede que haya un “movimiento ideal” pero el hecho de que sean expertos en el juego significa que entienden que tienen otras opciones. Yo soy la clase de persona (tanto como manager de béisbol como jugador de ajedrez) que sólo sabe hacer un movimiento y espera que sea el ideal.

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Partido 19 (24 de abril) – vs. Pirates; Victoria 4-3 (10); Record: 10-9

Superar los .500 es todo un logro. Los Pirates llegaron para una serie de tres partidos, y los tres partidos se fueron a entradas extra. A pesar de no estar en el estadio, mi corazón daba brincos. Después de perder el primer partido, mis Cubs virtuales se encontraban con un record de 8-9, detrás de los Pirates que estaban en primer lugar; parecía que nunca los alcanzarían. Cuando los Pirates tomaron una ventaja de 1-0, pensé que era el fin. Como terapeuta, me di cuenta que estaba pensando catastróficamente. OOTP indica la probabilidad de victoria en la pantalla para cada situación del partido, así que no sólo debería no entrar en pánico, sino debería saber el margen de pánico que debería tener.

Aun así, las siguientes dos noches, un par de victorias 4-3, una de ellas posibles por – ¡oh, sorpresa! – el heroico Calvin Murray de 34 años, que sólo estaba jugando porque Jerry Hairston Jr. y Corey Patterson estaban lesionados, me hicieron sentir cansado pero invencible. Es una montaña rusa de emociones. Dicen que parte del trabajo de un manager es evitar que su equipo gane o pierda mucha confianza a lo largo de la temporada. Si estuviese haciendo esto realmente, cómo manejaría esto si yo mismo estoy saltando y llorando con el resultado de cada jugada. Y, bueno,…soy un terapeuta. Sé una o dos cosas sobre controlar emociones.

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Partido 21 (26 de abril) – vs. Reds; Derrota 3-15; Record: 10-11

Fue exactamente tan malo como suena. El tercera base Scott McClain entró como relevista en la octava entrada. En la novena, volvió a tercera base.

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Partido 22 (27 de abril) – vs. Reds; Victoria 1-0 (10); Record: 11-11

No hay ningún problema en el universo que no pueda ser solucionado por Greg Maddux lanzando ocho entradas sin que nadie anote, seguido por una victoria en la décima.

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