Traducido por Carlos Pérez
El término apertura de calidad lo inventó el cronista John Lowe, del Philadelphia Inquirer. Ha sido criticado desde que lo acuñó en diciembre 1985. Esta es una opinión típica, de comienzos de temporada:
Aparte, la métrica apertura de calidad es pobre, especialmente hoy en día. Para calificar, un lanzador solo necesita aguantar a la ofensiva rival a tres o menos carreras durante seis o más entradas. Es decir: una ERA de 4.50 como mínimo. Una ERA de 4.50 es lo que uno esperaría de un abridor número 4, así que no es precisamente una exhibición de “calidad”.
Bill Baer, “Los Twins terminan la racha de 26 aperturas de calidad de Jacob deGrom”. Hardball Talk, 9 de abril, 2019
No. No, no, no, no, no.
Lo primero, aunque Baer no lo sabía en ese momento, una ERA de 4.50 en 2019 no estaba tan mal. La ERA de la Liga Americana era de 4.60. La de la LN fue de 4.38. Hubo 146 lanzadores que abrieron al menos 15 juegos el año pasado. Eso es unos cinco por equipo. Solo 90, algo más de tres de cada cinco, tuvieron una ERA de 4.50 o más baja. Eso no es propio de un abridor número 4. Aquí hay algunos lanzadores con una ERA por encima de 4.50: Jake Arrieta (4.64), German Márquez (4.76), Dylan Bundy (4.79), José Quintana (4.80). ¿Alguno de ellos le parece un abridor número 4?
Esa línea de crítica diría que pegar un jonrón en un partido es una mala métrica porque si un bateador tiene seis turnos al bate y solo pega un jonrón, es un promedio de bateo de .167. El peor de los casos no define una estadística. Es verdad que 3 x 9 / 6 = 4.5. (Usted está leyendo esto por este nivel de matemáticas de alta calidad, ¿verdad?). Pero también es cierto que ese tipo de estadística, cumplir el mínimo para conseguir una apertura de calidad, es inusual. Aquí está la proporción de aperturas de calidad en las que el lanzador duró exactamente seis entradas y permitió exactamente tres carreras limpias. (Voy a centrar esto en la era de los 30 equipos, desde 1998 hasta hoy. Casi todos los datas de este artículos son gracias al Baseball-Reference Play Index.)
Hubo 1,794 aperturas de calidad en 2019. Solo 193, o menos de una de cada nueve, mostró a un lanzador que durara seis entradas y permitiera tres carreras limpias. Dicho de otra manera, en 2019, el porcentaje de salidas de calidad que resultó en una ERA de 4.50 (10.8%) es menos que la mitad del porcentaje de juegos en los que un bateador anota dos jonrones y su equipo pierde (25.4%, récord de victorias y derrotas de 340–116). Eso no hace que batear dos jonrones sea una mala idea.
Así que si una ERA de 4.50 no es la norma, ¿qué es? ¿Qué tan buenas son las aperturas de calidad?
Muy buenas, en realidad. Aquí está el porcentaje de victoria de los lanzadores abridores (línea gris) y los equipos (línea azul) cuando el abridor realiza una apertura de calidad.
Los equipos que realizan una apertura de calidad en 2019 tuvieron el mejor porcentaje de victorias que hemos visto en la era de 30 equipos, así como los propios lanzadores. Esa frase debería decirle todo lo que debería saber sobre aperturas de calidad en 2019. Cuando un lanzador fue acreditado con una salida de calidad, su equipo ganó algo más del 70% de los partidos en 2019. El lanzador fue acreditado con una victoria solo por debajo del 80% de sus decisiones. (Los lanzadores que realizan una apertura de calidad tienen un porcentaje de victoria más alto que sus equipos porque una gran porción de las derrotas en las aperturas de calidad se asigna a los relevos). Cuando un lanzador hizo una salida de calidad, su equipo terminó 1260-534. Si lo traducimos a 162 partidos, eso es un récord de 114-48. Eso, como sabe, es muy bueno.
Si los equipos lo hacen bien en aperturas de calidad, ¿qué tan bien lo hacen los lanzadores abridores? Una vez más, muy bien.
Los lanzadores en salidas de calidad tuvieron una ERA de 1.88 (línea azul) en 2019. Su FIP (línea gris) fue de 3.12. Eso se compara favorablemente al promedio de ligas mayores de los lanzadores de 4.54. Pero son más grandes que en 2018. ¿Ha habido regresión? ¿Fue una salida de calidad menor en cuanto a calidad que en 2018?
La anotación de carreras subió también en 2019, de un promedio de 4.45 carreras por partido en 2018 a 4.83 este año. Así que, relativo al ambiente anotador, ¿qué tan buenas fueron las aperturas de calidad? Este cuadro muestra la ERA y el FIP de los lanzadores en aperturas de calidad como un porcentaje del promedio de la liga de ERA y FIP.
La respuesta a esta pregunta es, nuevamente, la mejor en la era de los 30 equipos. Los lanazadores con aperturas de calidad tuvieron una era igual al 41% del promedio de la liga. Su FIP fue 69% del promedio.
Asi que, si las aperturas de calidad son Buenas, ¿cuántas hubo? Resulta que las aperturas de calidad, si no estan en peligro, son más raras que nunca. Este es el porcentaje de partidos que fueron aperturas de calidad.
Los tres años con menos salidas de calidad como porcentaje de todas las aperturas son 1930 (el año que los equipos anotaron 5.55 carreras por juego) con 43.1%, 2018 con 41.1%, y 2019 con 36.9%. Solo hace cinco años, la proporción fue de 54%. Claro, la anotación ha subido desde 2014, pero hubo 829 aperturas de calidad menos en 2019 que en 2014. Eso es un poco más de cinco al día.
¿Dónde han ido, si son tan buenas? Como ya habrá deducido, esto tiene que ver con el uso moderno de los lanzadores. Volviendo a la queja de Baer, piense en un lanzador que permite tres carreras. Si concediera una carrera durante seis entradas y permitiera un jonrón de dos carreras en la séptima, sería sustituido con su salida de calidad intacta. Pero si permite tres carreras durante cuatro episodios, o cinco, ¿qué tan probable es que vea la sexta entrada? Tres carreras van a ser el producto de, ¿qué? ¿Quizás cuatro o cinco corredores en base? Lo que significa que el lanzador va a romper el límite de enfrentarse tres veces al mismo bateador en la quinta o sexta entrada. Sus probabilidades de aguantar las seis entradas completas se disminuyen. Y mucho más que en el pasado. Este cuadro muestra la frecuencia con la que el abridor permite tres o menos carreras permitidas mientras lanza al menos cuatro pero menos de seis entradas.
Los lanzadores que permitieron tres o menos carreras limpias en esa ventana fueron sacados del juego menos de 1,000 veces cada año antes de 2016. Se fueron a las duchas antes del final de la sexta entrada 1,100 veces en 2017, 1,300 en 2018, y 1,325 en 2019. En 2014, hubo 3.14 aperturas de calidad por cada lanzador que permitió tres carreras limpias mientras aguantó al menos cuatro pero menos de seis episodios. Este año, hubo 1.35. Las aperturas de casi-calidad se están comiendo las aperturas de calidad, y los relevos se las están comiendo.
Así que no critique la salidas de calidad. Se están convirtiendo en más raras, y a la vez, mejores en los últimos años. Podríamos decir que cada vez representan más, bueno, la calidad.
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