Traducido por Carlos Pérez
Esta es la época del año en la que todo el mundo alrededor del béisbol se desgasta en predecir la temporada que viene. Sistemas de proyecciones, apuestas en Las Vegas, y los titulares de algunos propietarios excéntricos. Con los entrenamientos primaverales a punto de comenzar, hay una sed de algo más real y consecuente que los peloteros uniformados calentando y estirando, y las proyecciones y las predicciones se sienten como imágenes borrosas. Esto también lo convierte en uno de los ejercicios más amados universalmente del béisbol: armar el récord de un equipo para la temporada que viene usando el récord del año pasado y sus movimientos durante el invierno.
Todo el mundo hace esto. No es que sea una batalla de ancianos contra jóvenes. No es un debate entre ojeadores contra estadísticas. Incluso cuando estudiamos herramientas avanzadas para ayudarnos en esta trampa mental, caemos de lleno. Sucedió repetidas veces en las protestas de fans molestos cuando sacamos nuestras proyecciones de PECOTA y las probabilidades de postemporada la semana pasada, pero también sucedió en el chat de Slack de esta publicación cuando estábamos cocinando y probando esas proyecciones. Si te gusta el béisbol, ya has hecho estas cuentas en algún momento del año.
[Récord del Equipo en 2019] + [Adiciones y pérdidas, cambios de circunstancias (como un rival que está en reconstrucción o fichando a lo grande)] = [Récord de 2020 proyectado]
No funciona así. Lo que pasó la última vez no es lo que pasará la próxima; quizá no se asome a lo que pasa a continuación. El récord de un equipo en una temporada no refleja el talento que tuvo disponible. Refleja la salud, la química, el calendario y la suerte. Cuenta una historia de 10,000 palabras en cinco o seis caracteres. Una cantidad enorme de información completa se reduce a la nada, y la información que obtenemos puede ser muy engañosa.
PECOTA proyectó que el récord de los Dodgers será de 103-59. Ese es fácilmente el mejor récord nunca antes previsto para un equipo antes de que comenzara la temporada, así que rápidamente se convirtió en un tema de conversación. Lo defendimos, en algunos casos, con un argumento muy simple: los Dodgers eran un equipo de 106 victorias y acababan de sumar a Mookie Betts. Ha habido quien comentaba que deberíamos permitir al sistema hacer predicciones más altas. Es una narrativa seductora. Es corta, simple, coherente y creíble. Podemos compararlos con otros equipos que consideramos apabullantes, y que añadieron un jugador igualmente brillante, como los Yankees de 1977, los Braves de 1993, los Phillies de 2010, y apuntar cuántos partidos consiguieron ganar, y refuerza la historia que nos decimos a nosotros mismos.
Pero todo esto es una trampa. Los Dodgers de 2019 no fueron materialmente mejores que los de 2018, que ganaron solo 91 partidos y tuvieron que jugar un desempate contra los Rockies para sostener su racha de títulos divisonales. Fueron claramente el mejor equipo de la División Oeste de la Liga Nacional en ambas temporadas. A.J. Pollock fue su única adición atractiva en el invierno de 2018-19, y traspasaron a Yasiel Puig. Aún así, debido a circunstancias de salud, desarrollo de jugadores, y suerte, ganaron 15 partidos más en 2019.
Cuando tratamos de sumar lo que hizo un equipo la temporada pasada a lo que cambiaron durante el invierno, tratamos dos variables virtualmente desconocidas como constantes. Enfrentados a la difícil cuestión de “qué hará el Equipo X en la próxima temporada”, entramos (inconscientemente, quizás) en pánico, buscamos un punto de anclaje, buscamos el récord de la temporada pasada, y sustituimos el problema por otro más simple: “¿qué pienso sobre los cambios que han hecho este invierno?”. Nos distanciamos, según nuestra respuesta a esa pregunta, del punto que es el récord del año pasado, y nos sentimos seguros sobre eso.
Esta es la razón por la que los aficionados a los Phillies y los Braves están enfadados por el tratamiento de PECOTA a sus equipos. Philadelphia ganó 81 juegos en 2019. Firmaron a Zack Wheeler y Didi Gregorius. Se deshicieron de Gabe Kapler, a quien muchos aficionados veían como parte del problema con un equipo que pensaban que podía hacer mejores cosas, y contrataron a Joe Girardi, un ganador. El punto de anclaje es .500, y la dirección de los cambios hace que se sientan positivos.
Pero de nuevo, ¿qué hay sobre los cambios que no hicieron? En todos salvo en los casos más obvios, tendemos a sobrevalorar los movimientos que no sucedieron cuando hacían este tipo de matemáticas y proyecciones. Los Phillies no hicieron nada respecto a su bullpen. Dejaron ir a dos jugadores de cuadro y solo firmaron a uno. Se la jugaron con sus opciones jóvenes en el jardín central. Les falta profundidad y sus mejores jugadores muestran signos de deterioro. A los aficionados que apuntan al récord del equipo del año pasado, PECOTA (sensiblemente) apuntó a los jugadores con más riesgos que beneficios, porque eso es lo que parece ser toda la plantilla.
Los Braves son una historia diferente, por supuesto. Son más jóvenes (al menos en términos de dónde consiguen el grueso de sus victorias) que los Phillies. Tienen más profundidad. Sin embargo, PECOTA tiene dudas porque hay muchos jugadores todavía sobre los que dependerá el equipo que tienen poca experiencia o récords mixtos. El sistema es más reactivo, más abierto a ajustar proyecciones rápidamente cuando los jugadores demuestran un nuevo nivel de habilidad que en el pasado, pero todavía tiene en cuenta las trayectorias duales hasta la fecha de lanzadores como Mark Melancon y Chris Martin. Todavía muestra escepticismo por si Mike Soroka, con su ratio bajo de ponches, es tan bueno como sus números sugirieron en 2019. Parece reducir la expectativa en Marcell Ozuna y Dansby Swanson más que otros observadores, porque retiene una visión más clara de sus largos períodos de sequía. No ve que la reputación o el atractivo de Cole Hamels funcione con los jóvenes lanzadores de los Braves; ve su edad y sus batallas recientes con lesiones e ineficacia. No empieza con los Braves como los bicampeones de la División Este de la Liga Nacional. Ve el rendimiento y los perfiles y hace los cálculos, y después los pasamos por el mecanismo de simulación.
No digo que no tengamos que contarnos historias en esta época del año para generar optimismo o debate. Hace frío y el béisbol todavía no es real; divirtámonos con los juegos de adivinanzas. Pero haríamos bien si tratáramos esas historias con un poco menos de seriedad, y fuéramos más cautos con el maquillaje y la excitación cuando contamos esas historias para ver realmente qué tanto difieren de la realidad.
Ciertamente, podemos contar esas historias sin usar la falsa ecuación del principio de este artículo. Sería realmente aburrido si los equipos fueran los mismos año tras año salvo por los jugadores añadidos o sustraídos. Doy gracias a que el béisbol sea más complicado que eso (incluso si significa hablar en párrafos cuando predecimos la temporada, en lugar de en frases, e incluso si significa desterrar el canto sagrado de Última Temporada + Postemporada = Esta Temporada. Nos da a todos la oportunidad de descubrir y explorar realmente nuevas cosas sobre el juego, y sobre nuestros equipos favoritos, y sobre casi cualquier jugador que nos encontremos.
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