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Image credit: © Courtney Sacco/Caller-Times via Imagn Content Services, LLC

Traducido por Carlos Pérez 

Esa sensación indescriptible de fatiga cada día en el trabajo. ¿Esa? ¿Sabes de lo que estoy hablando? Todos hemos sentido el colapso a las tres de la tarde, pero esto ha sido diferente. No es que no estés trabajando, pero puedes sentirte un poco menos productivo. Estás menos atento en esas reuniones de Zoom. Cuando hablas con tus compañeros de trabajo en los tres minutos previos antes de que tu jefe se meta en la llamada, estáis todos “cansados”. No habéis perdido completamente vuestras habilidades. Pero… las cosas no solían ser tan complicadas.

Durante casi un año, hemos tenido que convivir bajo situaciones de estrés extremo. Ir al supermercado es ahora una decisión complicada, más allá de “¿Vale la pena conducir para comprar pan de ajo?”. Ahora tienes que hacer un plan de siete pasos para cosas que solían ser sencillas.

¿Por qué el cansancio entonces? Es el cortisol. El estrés crónico de bajo nivel es malo para el cuerpo, incluso aunque no tengamos una palabra para describir eso. Tenemos las palabras desastre, catástrofe y emergencia, pero ¿qué haces cuando todo es un poco más difícil de lo que debería, pero nunca descansa?

Incluso aunque no sepamos como llamarlo, está ahí, y te deja su tarjeta de visita. ¿Ese sentimiento de que tienes que estar siempre un poquito más alerta? Esa es tu respuesta de ‘pelear o huir’ haciendo horas extra y el cortisol es la hormona que regula ese sistema. Es un sistema útil cuando un depredador viene hacia ti. El problema es que es un sistema que solo está pensado para estar activo durante períodos cortos de tiempo. Pasado ese tiempo, puede tener efectos secundarios bastante negativos.

El cortisol y las funciones cognitivas complicadas no casan bien. El cortisol es muy fácil de medir (una muestra de saliva basta) e incluso puedes inyectárselo a alguien para ver cómo les afecta en ese momento, así que sus efectos son bastante fáciles de estudiar. Los dos grupos de edad más estudiados en esta línea de trabajo son niños, particularmente sobre su rendimiento en la escuela, y adultos de edad media o alta, particularmente sobre el problema de la pérdida de memoria y la función cognitiva al envejecer. Digamos que los resultados no son buenos. (Aquí, haré eso de enlazar un puñado de estudios sobre la materia). La memoria y el aprendizaje de todos los tipos parece verse afectado, una vez más no hasta el punto de perder la habilidad para aprender, pero sí hasta el punto donde podría haber aprendido más.

Probablemente hayas sentido esto en primera persona. Se te olvidó algo que tenías que hacer hasta una hora después. Tienes problemas para recordar el nombre de una persona con la que trabajas. La razón por la que se siente más habitual es probablemente una desregulación del cortisol en tu torrente sanguíneo.

***

Bueno, esto sigue siendo una web sobre béisbol, y los jugadores profesionales de este juego son mayores que los chicos de la escuela, aunque no son todavía “edad mediana”. Pero los efectos de cortisol alto no son ajenos a ellos. La pandemia ha sido horrible para la salud mental de todos y estoy seguro de que algunos de ellos también están “cansados”, pero extrañamente, no quiero hablar sobre la pandemia aquí. Hemos hablado ya de niveles bajos de estrés, situaciones donde nada malo sucede, pero estás un poco más preocupado sobre algo.

Ahí está otra vez esa palabra que no tenemos. Hemos tenido problemas para hablar de ella en el béisbol desde hace años.

En el pasado, he escrito en este espacio sobre los sorprendentes bajos sueldos que reciben los jugadores de ligas menores, y cómo eso les lleva a hábitos alimenticios terribles, pero para acercarnos más a este tema, una condición llamada inseguridad alimenticia. Siempre estás preocupado sobre si tendrás suficiente dinero para cenar, incluso si consigues comer algo y nunca quedarte sin nada. Los salarios bajos también llevan a los jugadores a vivir hacinados en viviendas de dudosa calidad, lo que es terrible para la higiene del sueño, y por esa razón, terrible para el desarrollo neurológico en general. Incluso si realmente nada malo sucede, la preocupación es lo que te destruye. El cortisol es silencioso y eficiente. Y si eres alguien que está intentando aprender a ser algo más que un “buen atleta” pero en realidad aprendes cómo ser un jugador de la Major League Baseball, no estás en una situación ideal. El cortisol interfiere en la memoria y las habilidades de aprendizaje que estás tratando de usar. No las elimina, pero en un “juego de pulgadas”; cada pizca de ventaja cuenta.

He hablado sobre cómo las soluciones a los problemas de comida y sueño son solucionables con un pequeño desembolso económico por parte de los equipos. Mi compañero en Baseball Prospectus, Jeff Long, ha escrito sobre el problema de las viviendas también. La buena comida es relativamente barata. La vivienda tiene un coste, pero se puede amortizar literalmente ese coste. Si quieres abandonar el programa, es solo un edificio. Los edificios tienen valor de venta.

Para esa inversión, necesitas jugadores que no tengan que preocuparse mucho. Más importante, no necesitas jugadores con altas cargas de cortisol en sus cuerpos mientras intentan aprender y crecer y jugar bien. No necesitan ese peso sobre ellos. Esto no es caridad, hablamos de una práctica de buen desarrollo de jugadores (y humanos). Esto es una inversión en el rendimiento del equipo. Rob Mains ha escrito que incluso si lo que obtienes al final de esta inversión es un puñado de jugadores algo peores para el banquillo, todavía hay mucho valor en eso. La matemática es correcta y no es tan difícil de resolver, simplemente no ha habido voluntad de resolverla.

Según la metodología actual, los problemas y el sufrimiento generan “personalidad” o alguna estupidez del estilo. Amigos, el cortisol no es personalidad. Quizá hasta ahora, los ejecutivos de las gerencias y los jugadores se han creído la vieja historia, incluso aquellos que juran que están guiados por la ciencia. Quizá, lector, tú también lo creas. Lo entiendo. Las investigaciones dicen que la manera en la que convences a alguien para que cambie algo que lleva creyendo toda la vida no es atacarlos con más ciencia. Es para guiarlos a que encuentren su propia motivación a cambiar esa creencia.

Así que, lector, si eres alguien que todavía cree que la privación del estilo de vida de las ligas menores no es solo necesaria sino apropiada para generar buenos jugadores, te invitaría a mirarte al espejo. Has vivido un año de estrés crónico. Si has notado que esto te ha afectado a ti y a tu rendimiento laboral, y quizás eso no te ha convertido en una superestrella en tu trabajo, entonces quizás tengas un momento de empatía con los jugadores de ligas menores. Entonces piensa por un momento que esto sigue igual, aunque, al contrario que la pandemia, este problema es fácilmente solucionable.

Y si la persona en el espejo viste un polo con un logo de algún equipo de las ligas mayores, tienes un superpoder. Puedes hacer algo sobre esto.

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