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Image credit: © Kim Klement-USA TODAY Sports

Traducido por Marco Gámez

Dos semanas después del inicio de cada nueva temporada es, por diversas razones, mi momento menos favorito para escribir sobre cualquier tema relacionado con el béisbol. En primer lugar, es casi imposible distinguir entre la señal y el ruido, la reputación de los Braves de desarrollar bateadores está bien ganada, pero todavía no estoy seguro de que Jarred Kelenic vaya a batear .460 durante todo el año. Segundo: a pesar de que los juegos cuentan oficialmente en la clasificación, las plantillas cambian sólo un poco menos que en los entrenamientos de primavera, y los equipos todavía manejan a sus lanzadores dentro de burbujas de plástico, ¡y con razón después de esta última semana de lesionados por todas partes! Por último, en esta época de la temporada siempre he visto una cantidad desproporcionadamente grande de juegos de los Filis, lo cual es mi defecto tanto personal como profesional.

Sin embargo, esa deficiencia en particular ocasionalmente me proporciona  material apropiado, ya que un presunto analista de bateo y un equipo que intenta controlar sus hábitos de swing libre mientras conservan su potencial de slugging es una combinación natural. Matt Gelb de The Athletic escribió un excelente artículo sobre las dificultades de ese mismo tema esta semana y cómo ha afectado a miembros destacados de su alineación, con especial atención a Nick Castellanos.

Castellanos logró reducir ligeramente su tasa de persecución: en 2022 y 2023, su porcentaje de O-Swing fue del 39.6 por ciento. En lo que va de 2024, hasta antes de comenzar el juego contra los Pirates el 11 de abril, esa cifra se ha reducido al 36.5 por ciento. Mejor, pero todavía muy por encima del promedio de la liga (humillante).

Algo más que Castellanos ha eliminado de su juego este año, aunque quizás de manera menos intencional: los extrabases. Por completo. Tanto como que todavía no tenía ninguno antes de comenzar ese juego del pasado jueves por la noche. La reducción en los swings fuera de la zona claramente está teniendo algún tipo de efecto en su capacidad para hacer daño dentro de la zona, y eso tiene sentido cuando miras dónde se encuentra su slugging, dentro de la zona, en esta tabla de sus extrabases en 2022 y 2023:

Y compara sus ubicaciones de swing en 2022-2023 (izquierda) con respecto a este año (derecha):

La “zona de batear” que Castellanos está buscando (el área donde probablemente haga swing el 75 por ciento del tiempo en estas parcelas) es mucho más pequeña este año y mucho más lejos del borde de la zona, particularmente en la parte inferior de la misma. En teoría, eso debería ser algo bueno, pero acabamos de ver que la mayoría de sus extrabases salen, exactamente, de esa área. El dilema que enfrenta es que, en un esfuerzo por exhibir un mejor ojo, ya no hace tanto swing en áreas donde, históricamente, ha tenido su mejor desempeño.

Para complicar más las cosas, los lanzamientos que, principalmente, intenta evitar perseguir (quebrados y con menos velocidad) los están utilizando para robarse strikes en su contra, marcando los peores índices de su carrera, y los lanzadores, aparentemente, reconocen su reticencia a apretar el gatillo contra lanzamientos giratorios que comienzan a la altura de la cintura y los lanzan dentro de la zona con más frecuencia. Esto ha sido algo frecuente durante la primera quincena de la temporada contra el “nuevo” Nick:

Ahí fue donde el viejo Nick prosperó, atacando exactamente a esos  lanzamientos secundarios que terminaban en la parte baja de la zona:

La temporada pasada, Castellanos dejó pasar lanzamientos con menos velocidad o quebrados que fueron strikes cantados sólo el 6.7 por ciento de las veces que fueron ofrecidos. Este año, esa cifra casi se duplicó al 11.2 por ciento. No sólo no ataca lanzamientos contra los que normalmente ha hecho daño, porque están lo suficientemente cerca del borde de la zona como para causarle un momento de vacilación, sino que esos lanzamientos también se utilizan para robarle strikes, lo que lo coloca en peor posición en lo que a conteo se refiere durante el mismo turno al bate.

Una forma de medir la capacidad de un bateador para mantenerse agresivo mientras toma buenas decisiones sobre qué batear es con SEAGER, que intenta cuantificar  esas dos habilidades y mide la diferencia.

Temporada Selectividad (%) Lanz. bateables dejados pasar (%) SEAGER
2021 49.3 23.8 25.5
2022 44.9 29.0 15.9
2023 45.3 29.9 15.4
2024 46.5 30.2 16.3

El puntaje SEAGER actual de Castellanos es el más alto desde el mejor año de su carrera, que fue 2021, pero, a la postre, sigue siendo bastante similar a sus dos últimas temporadas, y las ganancias marginales que ha alcanzado se han logrado al dejar pasar oportunidades de bateo.

Su enfoque al batear evidentemente está cambiando, y esto afecta su sincronización, lo que se manifiesta de varias maneras: hala menos la pelota, totaliza más elevados inofensivos y, en general, hace un contacto más débil en comparación con el resto de su carrera.

De alguna manera, funciona como un avatar para toda la alineación de Filadelfia: por rachas, con altibajos y muy claramente intentando reinventarse él o todos ellos sobre la marcha. Al igual que Castellanos, los anteriormente ultra agresivos Filis han mejorado colectivamente en su objetivo declarado de no expandir la zona, pero los resultados han sido mixtos hasta ahora y les falta la calidad del contacto que distingue a su alineación y los convierte en contendores.

Temporada Selectividad (%) Lanz.bateables dejados pasar (%) SEAGER Persecución (%) ISO
2023 48.8 36.5 12.3 31.5 .182 (6º)
2024 47.9 37.5 10.4 29.8 .108 (29º)

Esta es una tarea aún en desarrollo para Castellanos y los Filis, un cambio que hicieron con miras a octubre después de que malas decisiones condujeron a su abrupto fin la temporada pasada. Sin embargo, queda un largo camino por recorrer antes de que él y ellos lleguen al final, tanto del calendario como en el plato.

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