Traducido por Marco Gámez
El 20 de julio, Tyler Fitzgerald vio una tentadora curva en 0-2 de Kyle Freeland revoloteando por debajo de la zona que fue cantada como bola. El siguiente lanzamiento, lo que se suponía que era un sinker por la puerta principal, se filtró hacia adentro y terminó sobre el corazón del plato. Fitzgerald estaba listo para ese envío.
En una derrota por 4-3 ante los Rockies, rivales de división, Fitzgerald sumó el tercer jonrón de su carrera en la MLB. Esto no es excepcional, solo que lo hizo de nuevo al día siguiente. Y de nuevo al día siguiente, e incluso al día siguiente. Incluyendo el jonrón del 9 de julio que bateó la última vez que había jugado, Fitzgerald conectó cuadrangulares en cinco días consecutivos en los cuales se uniformó. En el sexto y séptimo día descansó, pero lo compensó conectando dos más la próxima vez que se puso el uniforme.
Y prácticamente no ha parado. Ahora está en una sequía relativa, 3 juegos sin un hit, pero bateó 11 en los 17 juegos anteriores a este período. El hecho de que esté logrando esto como un novato de 26 años sin mucho pedigrí de prospecto hace que este sea uno de los tramos de dominio más improbables que hemos visto de un bateador en el pasado reciente.
Eso también hace que sea desconcertante cómo lo está logrando. No tiene el tipo de poder bruto que Arístides Aquino o Rece Hinds usaron para alimentar sus desbordes de jonrones como novatos, solo por nombrar dos de los ejemplos recientes más destacados. La velocidad de salida del percentil 90 de Fitzgerald, un estimador comúnmente utilizado por los equipos para medir el poder de un jugador, es de solo 102.8 mph (165 kph) este año, que es peor que el 65% de los bateadores de la Liga. En una muestra más grande, cuando jugó en Triple A con Sacramento el año pasado, su marca de 103.2 mph (166 kph) estaba solo en el percentil 53 entre los bateadores de Triple-A. En pocas palabras: Fitzgerald no puede conectar cuadrangulares hacia cualquier parte del parque.
Para lograr los resultados obtenidos en los partidos hasta estas alturas de la temporada se requiere un enfoque específico para batear, con fortalezas y debilidades muy reales. Significa batear la pelota hacia el aire, la mayoría de los bateadores chocan la pelota más fuerte hacia su lado de jale, lo que maximiza el rendimiento de su fuerza natural. También es más fácil batear la pelota hacia las líneas de foul que hacia los límites más distantes en el jardín central, particularmente en los enormes jardines del Oracle Park, donde Fitzgerald juega la mitad de sus partidos. La desventaja: producir batazos elevados significa hacer contacto lejos frente al plato, lo que crea un swing mas largo y requiere decisiones más tempranas que un enfoque de “dejar que la pelota viaje”. La diferencia puede ser tan pequeña como una décima de segundo, pero cada instante importa cuando un bateador está discerniendo dónde la pelota terminará cruzando el plato. Comprometerse antes con los swings crea vulnerabilidades que los lanzadores pueden explotar. La forma en que Fitzgerald maneje esos ajustes determinará si su carrera es una ilusión pasajera o si tendrá poder de permanencia.
Fitzgerald tiene, a su favor, que ha logrado caminar por la cuerda floja hasta ahora. Nueve de sus 12 cuadrangulares han sido jalando la pelota, con su tasa de elevados halados de 17.2% ubicándose en el 5% superior de los bateadores, justo al lado de maestros del oficio como Isaac Paredes (23.6%) y José Ramírez (18.2%). Lo que no ha hecho tan bien como esos veteranos es equilibrar batear la pelota lejos con hacer contacto consistente; su tasa de ponches es superior al 30% y su tasa de contacto en zona está por debajo del 80%, un umbral crítico para la mayoría de los bateadores, pero especialmente para aquellos que no pueden permitirse perder sus oportunidades de hacer daño ante los lanzamientos en la zona.
Esas mediocres tasas de contacto llegan incluso antes de que los lanzadores en toda la Liga tengan una estrategia planeada contra él. Esos ajustes a menudo vienen en forma de más lanzamientos con menos velocidad dentro de la zona, y tiene sentido porque batear la pelota frente al plato requiere de sincronización, y los lanzamientos en cambio de velocidad interrumpen esa sincronización. Hubo una relación no insignificante entre la tasa de jale (eje x) y la cantidad de lanzamientos con menos velocidad que los bateadores vieron (eje y) de 2021 a 2023, y los jugadores más enfocados en jalar recibieron una dieta más constante de cambios y splitters:
Tal vez porque su momento caliente ocurrió tan repentinamente y acaba de concluir (por ahora), esta parte del reporte de Fitzgerald aún no ha salido a la luz pública. A pesar de la tendencia extrema a halar con la que ha bateado hasta ahora (casi el 50% de sus pelotas bateadas han sido chocadas de esa manera), todavía está viendo casi el 87% de las bolas rápidas y quebradas, contra las que ha conectado sus 12 cuadrangulares. En una muestra limitada, ha fallado en más del 40% de sus swings contra lanzamientos con menor velocidad, y esa parece ser la próxima prueba que tendrá que pasar.
Este estira y afloje entre un bateador y los brazos alrededor de la Liga recuerda al último jugador altamente optimizado que floreció tarde: Davis Schneider. Schneider apareció cerca del final de la temporada pasada y tuvo un impacto ofensivo a la par con el de Fitzgerald utilizando un enfoque similar; bateó todo lo que pudo al jardín izquierdo, extrayendo cada onza de producción a partir de aproximadamente el promedio de la Liga de herramientas en bruto para registrar un OPS de 1.000+ durante cerca de un cuarto de temporada.
Por supuesto, Fitzgerald no ha sido una copia exacta de Schneider, ha tenido un poco más equilibrada la distribución de roletazos y elevados, aproximadamente la mitad de los viajes gratis a primera base, etcétera, pero los principios básicos son los mismos: jálala y hazla despegar al ritmo de un OPS de 1.000+ durante un cuarto de temporada a pesar de velocidades de salida medianas, sacrificando ocasionalmente el contacto para llegar allí.
Si has estado siguiendo a Schneider este año, puedes adivinar hacia dónde va esto: no se ha dormido, pero un OPS de .673 está muy lejos del sensacional impacto que tuvo hace un año. La temporada pasada cazó rectas temprano y con frecuencia, por lo que este año los lanzadores lo trabajan al comienzo de los turnos con lanzamientos quebrados más lentos antes de terminarlo con rectas una vez que están adelante en el conteo:
Uso de Recta vs Davis Schneider | Lanzador en Ventaja |
2023 | 40.9% |
2024 | 52.7% |
Es una táctica común: reducir la velocidad del madero de un bateador antes de volver a acelerarlo. Schneider no ha sido capaz de reajustarse, y ahora es más parte del banquillo que piedra angular. La forma en que los lanzadores cambian su ataque contra Fitzgerald puede no ser idéntica (es mejor contra lanzamientos rompientes, por ejemplo), pero probablemente será igual de drástica. La forma en que responda determinará si es más un jugador estrella que una estrella fugaz.
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