Traducido por Marco Gámez
El ajetreado día de A.J. Preller la semana pasada despertó viejos temores y enojo hacia los Tampa Bay Rays. Además de adquirir el contrato de Yu Darvish, proveniente de los Cubs quienes reducen su nómina salarial, Preller agregó a Blake Snell a la plantilla de los Padres, aunque a cambio de un montón de prospectos y, probablemente, valor futuro. La reacción instintiva de gran parte de la prensa que escribe sobre béisbol a casi todos los intercambios que involucran a los Tampa Bay Rays es elogiar su inteligencia analítica y con visión de futuro, como se expresa mejor en el tuit de Sam Miller en 2014:
AMO este intercambio de los Rays. ¿A quién entregaron? ¿Y a quién adquirieron?
Y los Rays ciertamente han completado algunas transacciones importantes a lo largo de los años, obteniendo destacados jugadores como Ben Zobrist, Chris Archer, y Tyler Glasnow, mientras que cedieron poco a cambio. Pero un análisis detallado de los acuerdos que han hecho muestra que no merecen la reputación de tiburón que describe el irónico tuit de Sam. Muchos otros equipos lo han hecho consistentemente mejor, gracias en parte a su disposición de asumir un salario adicional.
Recopilé datos sobre todos los intercambios de 2010-2019 basándome en el siempre útil Baseball Gauge. (Omití la temporada de 2020 debido a lo corta que fue y al hecho de que cualquier prospecto que cambió de equipo no ha tenido muchas oportunidades de desarrollarse todavía). Para evaluar cada transacción, usé la diferencia en WAR del equipo que ganó el intercambio con el equipo que perdió. Por ejemplo, si un intercambio le trajo a un equipo tres jugadores por valor de un WAR combinado de 20 durante el resto de sus carreras a costa de renunciar a dos jugadores que obtuvieron un WAR combinado de 10, eso sería un diferencial de WAR de +10.
Esta métrica enfatiza que las buenas operaciones generan más valor del que renuncian. Un equipo puede armar su plantilla de muchas formas diferentes (seleccionar y desarrollar, agencia libre, etc.), pero a fin de cuentas, si constantemente están desprendiéndose de victorias para el equipo en cada transacción, sus intercambios no les están resultando buenos. La otra cara de esta métrica es que un equipo como Tampa, profundamente obsesionado con maximizar la eficiencia y las ganancias por dólar gastado, necesita ganar WAR en cada transacción.
Según estos parámetros, el intercambio más impresionante hecho por Tampa durante la última década fue el de 2011 que trajo al equipo a Chris Archer, Brandon Guyer, Robinson Chirinos, Sam Fuld, y Hak-Ju Lee. Ese grupo de jugadores acumuló 19 WAR para los Rays (y 36 en total después del canje), mientras que los jugadores a los que renunciaron valieron menos de cinco victorias para su pareja en el intercambio, los Cubs. (Matt Garza encabezó el paquete, pero solo tuvo pocos años decentes en Chicago).
Este acuerdo pudo haber sido el que le valió a los Rays su reputación. Es el segundo mejor intercambio—por diferencial de WAR—en los últimos 10 años, después del cambio entre tres equipos que gestó Detroit y que logró llevar a Max Scherzer y Austin Jackson hasta los Tigers. Pero los Rays no tienen ni un solo intercambio más que se encuentre entre los 20 primeros.
Esa fue una transacción destacada para Tampa. Pero también fue inusual. Y centrándose en la historia más reciente (de 2015 a 2019), la destreza negociadora de Tampa parece muy común y corriente.
Equipo | Diferencial total de WAR (Ingresó – Salió) |
New York Yankees | 52.4 |
Los Angeles Dodgers | 46.8 |
Los Angeles Angels of Anaheim | 34.5 |
Milwaukee Brewers | 32.9 |
Oakland Athletics | 19.9 |
New York Mets | 18.9 |
Toronto Blue Jays | 18.2 |
Seattle Mariners | 12.8 |
Cleveland Indians | 12.1 |
Chicago Cubs | 10.9 |
Philadelphia Phillies | 8.8 |
Tampa Bay Rays | 5.5 |
Si retrocedes más, la posición de los Rays en la tabla anterior aumenta. Por ejemplo, examinar toda la última década mueve a los Rays hasta el segundo lugar. Durante la primera mitad de la década de 2010, parecían estar un paso por delante de todos los demás, y la adquisición de Archer es un ejemplo. Pero durante los últimos cinco años, no han superado a la Liga de manera significativa. Incluso si los intercambios de Tampa tienden a tardar más en desarrollarse (gracias a su tendencia de obtener prospectos), es casi imposible que los Rays alcancen el nivel más alto de negociadores de la Liga que comparten los Yankees y los Dodgers.
En última instancia, dada la gran cantidad de transacciones que realizan los equipos, el intercambiar jugadores es un juego de volumen. El equipo promedio completó alrededor de 46 intercambios entre 2015 y 2019, o nueve por año. No todos pueden ser éxitos rotundos y, de hecho, la mayoría no lo fueron: el equipo clasificado en el décimo lugar en este período, los Phillies, obtuvo en promedio 0.2 WAR por transacción. El mejor equipo del béisbol desde 2015, los Yankees, obtuvo un WAR de poco menos de 0.9 por transacción. Incluso si un puñado de prospectos de los Rays aún no se ha convertido en jugadores productivos de Grandes Ligas, a menos que tengan a algunos del tipo Mike Trout esperando tras bambalinas, no pueden igualar la destreza negociadora de otras organizaciones. La mayoría de las operaciones equivalen a casi nada, aunque son las operaciones que más recordamos.
Hay algunas salvedades importantes en este análisis. El diferencial de WAR no es la única ni la definitiva de las evaluaciones de las transacciones. Un jugador obtenido a través del intercambio por prospectos costosos podría valer solo una victoria en la temporada regular, pero éste puede ejecutar un doble play fundamental en octubre que le dé a su equipo el campeonato, lo que automáticamente hace que la transacción “valió la pena”. Además de eso, los equipos tienen enredos financieros complejos y los propietarios que exigen reducciones salariales demuestran que el objetivo de las oficinas principales no siempre es maximizar el rendimiento del equipo, sino los beneficios económicos del equipo. Un gran ejemplo de deshacerse de sueldos es la transacción de Francisco Lindor, que, asumiendo que los prospectos no excedan en gran medida su desempeño estimado, terminará siendo un acuerdo con WAR negativo para Cleveland en los próximos años.
Más deprimente aun es que el intercambio de Lindor y los resultados que pusieron a Los Ángeles y a Nueva York en la cima sugieren otra forma de ser bueno en los canjes, que no tiene nada que ver con la evaluación del talento: el dinero. Siempre que las oficinas principales buscan deshacerse de los compromisos salariales, el espacio de nómina para deshacerse de esos acuerdos es en sí mismo un activo, uno que se vuelve cada vez más raro a medida que los propietarios de la MLB deciden engullir más dinero como ganancias y gastar menos en jugadores. Si estás dispuesto a obtener tu salario de los propietarios que lo ven como tóxico, puedes obtener un valor excelente.
El par de equipos (y, al parecer, también los recién involucrados Mets propiedad de Steve Cohen) que constantemente han estado dispuestos a estirar la nómina para ganar valor han sido los Dodgers y los Yankees, y la recompensa por su dinero han sido jugadores como Mookie Betts y Giancarlo Stanton. Puede que no sea justo comparar a los Rays, con sus limitaciones financieras autoimpuestas, con los gigantes de los grandes mercados en otros lugares, pero incluso si omites este tipo de acuerdos, lo que ha recibido Tampa durante los últimos cinco años simplemente no ha sido tan impresionante. Tal vez hayan perdido su toque o, tal vez, un puñado de acuerdos afortunados les dio una reputación que no merecían para empezar, pero de cualquier manera, otros equipos no deberían temer negociar con los Rays.
Thank you for reading
This is a free article. If you enjoyed it, consider subscribing to Baseball Prospectus. Subscriptions support ongoing public baseball research and analysis in an increasingly proprietary environment.
Subscribe now
Tambien, no es claro si incluiste solo los anos en el contrato el tiempo de el intercambio o todos los anos con ese equipo, o por su carrera.
Gracias por el articulo y la traduccion.