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Image credit: Charles LeClaire-USA TODAY Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

En teoría, entiendo por qué quieres que tu cerrador venga de equipos ganadores. De verdad entiendo.

Empecemos por lo básico: un cerrador es más valioso si le está proporcionando a tu equipo de fantasía salvamentos. Un salvamento—y he investigado esto y lo he confirmado—sólo puede contar en un juego ganado por el equipo para el que el lanzador que obtiene el salvamento. No importa lo dominante que sea su bola rápida, o lo inmaculado que sea el inning, un salvamento no será registrado por un lanzador cuyo equipo perdió 6-4. (Es de suponer que este es el tipo de revelación estadística que te ha traído a este sitio).

Por lo tanto, cuando reclutamos a nuestros cerradores, sólo tenemos una cierta cantidad de información frente a nosotros. Los dos primeros elementos, sin embargo, son el nombre del jugador, y luego el equipo para el que juega.

Esto nos lleva a Richard Rodríguez, de los Pittsburgh Pirates.

En este momento, es el 81º lanzador seleccionado en la posición media del draft del Campeonato Nacional de Béisbol de Fantasía, la 217ª selección en general. Esto es a pesar de ofrecer tres temporadas sólidas consecutivas, y tener un dominio sobre el trabajo de cerrador en Pittsburgh tan fuerte como casi cualquier especialista en el juego, por razones que vamos a comentar en breve.

La razón, creo, por la que no es una pieza más solicitada es simple. Cierra los ojos e imagina a los Pirates. No te los estás imaginando ganando, ¿verdad? No es la primera visión que le viene a la mente, a menos que hayas retrocedido en el tiempo a los Pirates de mediados de la década del 2010, o al jardín Andy Van Slyke / Barry Bonds / Bobby Bonilla, o a Bill Mazeroski.

Pero un equipo perdedor no es, obviamente, un equipo que sólo pierde. Tómalo de los Pirates, que perdieron más que nadie en 2020, y aún así ganaron 19 juegos en 60 intentos. Eso es un ritmo de 51 victorias en una temporada completa.

Una temporada tan floja se tradujo en sólo cuatro salvamentos para Rodríguez. Sin embargo, también consiguió tres victorias en la última oportunidad al bat, con Derek Shelton, que no es tonto, sabiendo lo que tenía en la parte trasera de su bullpen. Así que esa cifra de cuatro salvamentos es artificialmente baja. Realmente preservó una ventaja a través del triunfo en siete de las 19 victorias. Si los Pirates mejoran en 2021 a, digamos, un club de 60 victorias, estás viendo una buena apuesta para capturar la mayoría de esos salvamentos o, si Pittsburgh mantiene un toque dramático, victorias en la última oportunidad. Eso es más de 20 victorias y salvamentos, a menos que los Pirates utilicen a alguien más en esos puestos.

¿Qué llevaría a los Pirates a dejar de lado a Rodríguez? No hay ningún joven prospecto obvio que se beneficiaría con el entrenamiento de cerrador durante la temporada, nadie que lance 100 millas por hora (160 kph) en Triple-A que pueda venir a apartar a Rodríguez en julio, y ningún argumento real a largo plazo para sacar a Rodríguez de la novena entrada para proporcionar más tareas de cierre para Chris Stratton o Kyle Crick.

¿Has pasado tiempo dentro de la oficina del mánager de un equipo perdedor después de que el cerrador de dicho equipo haya preservado una victoria? Yo sí. Déjenme decirles que es como si alguien le diera un vaso de agua al hombre más sediento. Un equipo perdedor es una tortura emocional para cualquier mánager que se preocupe por los detalles, y casi todos lo hacen. Es ver cómo se falla en los ejercicios básicos; como ver a tu lanzador caminar al primer bate después de haber hecho tres carreras; es mirar con recelo al banquillo en la séptima entrada, preguntándose quién conectará ese hit necesario, para luego agachar la cabeza al darte cuenta de que nadie lo hará.

Sin embargo, una noche en la que el cerrador acaba con un oponente—uno que obviamente tiene un mejor récord que el tuyo—es una noche para relajarse y, sí, para soñar. Si el tercera base deja de abanicar a todo, si el jardinero izquierdo comienza a perseguir los flies de manera ordenada, si el cuarto abridor puede lanzar cinco o incluso seis entradas en la próxima salida, todo podría cambiar.

Ese no es un mánager quien busca cambiar cosas que ya funcionan. No es un mánager que quiera experimentar con lo que ya está dado. Un buen cerrador en un mal equipo tiene algo más que seguridad laboral. Ha aportado tranquilidad emocional.

No siempre es tan fácil encontrar esa combinación de relevista sólido en la novena entrada y equipo que no va a ninguna parte—frecuentemente, los equipos que no ganan fracasan porque la novena entrada es un problema—pero por lo general se pueden encontrar algunos si se intenta. Este año promete una serie de alternativas que creo que pueden darle a tu equipo de fantasía esos salvamentos ocultos.

Lamentablemente, Hunter Harvey era un candidato perfecto para esta combinación antes de que su lesión en el oblicuo a principios de esta semana le costara unas cuantas semanas y, es de suponer, el Día de Apertura. Pero una vez que Harvey regrese, sólo tiene que mantener a raya a César Valdez, Tanner Scott y Dillon Tate. Es una selección de primera ronda en el draft de Baltimore, e incluso viene de familia de cerradores. Suponiendo que la lesión no se prolongue, es el ideal platónico para ser el cerrador de un equipo perdedor: una correa larga asegurada, salvamentos y ponches en abundancia, aunque con demasiados cuadrangulares.

Mi última recomendación para ti en el apartado de Buen Cerrador/Equipo Malo es Daniel Bard, recientemente nombrado para el rol por Bud Black. Su camino hacia esta lista es diferente, por supuesto: su intervalo de siete años entre apariciones en las Ligas Mayores, por ejemplo, no es típico. Pero Bard ganó el trabajo, a los 35 años, en parte porque fue bueno en 2020, y en parte porque realmente tampoco hay un futuro cerrador obvio en el horizonte inmediato en Colorado.

Scott Oberg es un excelente relevista cuando está sano. Los Rockies, sabiamente, van a vigilar su carga de trabajo muy de cerca. No es el lanzador que uno esperaría que utilizaran como última línea defensiva, que es donde se encuentran los salvamentos. Bud Black debe idear cómo reemplazar a Nolan Arenado con … ¿Ryan McMahon, tal vez? Tiene que ver si puede convencer a Trevor Story para que se quede. Debe encontrar suficiente ofensiva en la receptoría emparejando a Elias Díaz con Dom Núñez, que no es, científicamente, un compuesto que produzca reacción de ningún tipo. Austin Gomber será su mejor lanzador en 2021. Anótelo. Pero esa es una afirmación con jiribilla.

Bud Black tiene cosas más importantes de las que preocuparse que de quién es su cerrador. Daniel Bard va a tener una gran parte de esas 60 victorias en sus manos en su característicamente único regreso y las traerá a casa. Aunque no puedas cerrar los ojos y verlo, sucederá.

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