Traducido por Marco Gámez
El martes, los White Sox sufrieron un colapso cuando el abridor Lucas Giolito permitió tres carreras en la séptima entrada, desperdició una ventaja y dejó el juego con un corredor en base. Giolito dijo que estaba agotado cuando comenzó la séptima entrada y La Russa asumió la culpa por dejarlo demasiado tiempo. “Fue mi culpa por no darme cuenta”, dijo.
El error de La Russa con Giolito resalta una de las formas en que el mánager de mayor edad en las grandes ligas no se ha adaptado a la versión moderna del béisbol. En la década que La Russa estuvo fuera de los dugouts, los lanzadores abridores se encaminaron a lanzar menos entradas con niveles de esfuerzo más altos que nunca, lo que llevó a conteos totales de lanzamientos más bajos. Este año, los altos conteos de lanzamientos de los miembros de la rotación de La Russa destacan del resto de la liga y pueden generar problemas de lesiones en el futuro para lanzadores prometedores como Giolito y Carlos Rodon.
En el juego del martes, La Russa dejó a Giolito hasta totalizar 114 lanzamientos, la máxima cifra que ha lanzado esta temporada y la única vez que hizo tantos lanzamientos en una temporada antes de agosto. Al comienzo de la séptima entrada, el fornido derecho estaba claramente agotado, lanzó una bola rápida a 91.5 mph (147.3 kph) que se registró como una de las más lentas que ha lanzado hasta ahora en 2021. Dejando de lado la obvia fatiga de Giolito, incluso hace cinco años, una apertura de 114 lanzamientos podría haber sido inusual, pero no fue la máxima en toda la liga. Pero a medida que los roles de abridores y relevistas han cambiado, 110 lanzamientos se han convertido en un número mágico que los mánagers rara vez permiten que los miembros de su rotación atraviesen.
En lo que va del año, los lanzadores abridores de La Russa han registrado cuatro juegos con conteos totales de 110 lanzamientos o más. El resto de la liga, combinado, solo ha lanzado siete de estos juegos. Vale la pena señalar que los White Sox de La Russa no tienen el promedio más alto de cantidad de lanzamientos, por lo que se ha ajustado de alguna manera; pero lideran la liga, por amplio margen, en juegos de mayor conteo de lanzamientos.
De las cuatro salidas de más de 110 lanzamientos, dos han sido con Rodón en el montículo, además una apertura de Lance Lynn y el juego de Giolito mencionado anteriormente. (Uno de los dos juegos de Rodón fue su juego sin hits; el segundo fue la apertura de cinco entradas inmediatamente después del no-no.) En otras palabras, no es que La Russa crea firmemente en la durabilidad de Giolito o Lynn solamente, sino más bien, esta es una filosofía que aplica para toda la rotación, independientemente de quién suba al montículo. La Russa también estiró al a veces relevista Michael Kopech a una sorprendente salida de 87 lanzamientos el 25 de abril, más del doble de su cifra tope durante la temporada previa de 41 lanzamientos.
Estas salidas más largas pueden causar problemas porque realizar más lanzamientos se asocia con un mayor riesgo de lesiones. El ex escritor de Baseball Prospectus, Keith Woolner (ahora con Cleveland), descubrió que estas cantidades totales extra altas de lanzamientos eran especialmente propensas a generar problemas. En una actualización de esa investigación, Russell Carleton encontró un impacto menos dado a conocer al superar los 110 lanzamientos aunque señaló que, con esas salidas tan largas en vías de extinción, había un criterio de selección mucho más estricto. Que los únicos lanzadores a quienes se les permite lanzar 115 lanzamientos son aquellos que los mánagers consideran más fuertes o duraderos, puede llevar a subestimar el efecto de conteos altos de lanzamientos.
Estos hallazgos de Carleton, Woolner y otros no significan que Giolito, Rodón o Lynn estén condenados a que se les caigan los brazos, o incluso a sufrir largos períodos en la Lista de Lesionados. Aunque varios analistas hayan intentado establecer reglas cuestionables en torno a la cuenta total de lanzamientos y la certeza de que producirán daño, la predicción de lesiones siempre es una cuestión de probabilidad más que de certeza. Pero el desenvolvimiento de toda la liga que se aleja de las salidas más largas sugiere que la mayoría de los equipos han llegado a la conclusión de que dejar a sus lanzadores abridores durante mucho tiempo es peligroso, con seguridad para su efectividad debido al efecto Veces a Través del Orden al Bate, y quizás también para sus brazos.
Antes de esta temporada, La Russa había dirigido por última vez en 2011, hace una década. Mucho ha cambiado en esas 10 temporadas. En 2011, hubo más de 900 juegos en los que el lanzador abridor hizo 110 o más lanzamientos. En el último año completo de béisbol, 2019, hubo poco más de 200 aperturas así, una reducción de más de cuatro veces en solo ocho años. En 2011, La Russa dirigió 23 salidas de los Cardinals con 110 o más lanzamientos, incluida una apertura de 132 lanzamientos de Chris Carpenter. (Carpenter, de 37 años, que había sufrido problemas en el brazo a lo largo de su carrera, nunca volvió a lanzar una temporada completa en las mayores).
El desplazamiento hacia un menor número de lanzamientos ha sido rápido y parece haberse acelerado drásticamente en 2021. Aunque todavía es temprano en el año, estamos en camino de obtener solo alrededor de 80 de estos juegos (sin La Russa, estaríamos en ritmo para solamente 50). El cambio reciente probablemente proviene en parte debido a cambios en las reglas que favorecen salidas aún más cortas de los lanzadores abridores: las doble carteleras con juegos a siete entradas cada uno, un puesto adicional en la plantilla que los equipos han usado para albergar a otro relevista y el corredor en segunda base, regla que limita la exposición del cuerpo de relevistas en entradas extras.
Hay una cierta ironía en La Russa, un mánager que fue pionero en gran parte de la ortodoxia moderna del cuerpo de relevistas, quedando atrás de las tendencias de la liga en lo que respecta al uso de lanzadores. Durante sus primeros años en el dugout, La Russa elaboró una estrategia innovadora de usar su cuerpo de lanzadores en salidas breves de una sola entrada para salvar juegos cuando había mucho en juego. Para su época, fue pionero y, esencialmente, estableció la evolución de las tácticas del relevo que todavía se utilizan en la actualidad.
Es fascinante entonces que La Russa no haya envejecido con las normas actuales. Esto demuestra lo rápido que cambia el béisbol en la era moderna: un mánager que alguna vez estuvo a la vanguardia ahora está muy por detrás. Queda por ver si el dirigente de 76 años aprenderá del error de Giolito y actualizará sus tácticas, pero si no lo hace, corre el riesgo de poner en peligro una rotación llena de jóvenes y prometedores brazos.
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