Traducido por Carlos Pérez
Siguiendo una extraña temporada 2020 carente de aficionados en los parques, la asistencia a la MLB parece recuperarse con gusto esta temporada. Con limitaciones de asistencia ya descartadas en la mayoría de los estados y estadios, los parques de las grandes ligas están registrando ventas completas una tras otra. El beneficio ha regresado después de que el año pasado se perdieran hasta mil millones (sin incluir los ingresos de RSN) de los bolsillos de los propietarios (aunque Rob Manfred dice que fue algo así como $3 mil millones).
Pero la misma recuperación no ha tenido lugar en las menores, cuando toda la temporada 2020 fue cancelada y los propietarios no tuvieron el beneficio de los contratos caros de TV de los que sacar beneficio. Los primeros datos de asistencia de la temporada 2021 sugieren un declive significativo de los aficionados en los parques, a pesar de una temporada que comienza más tarde y menos restricciones de asistencia por coronavirus. La bajada en las ventas de entradas de ligas menores es especialmente problemática para un juego que ya estaba en circunstancias financieras precarias.
En todas las menores, la asistencia general por partido ha bajado de los 1770 aficionados por juego a 1500 por juego de 2019 a 2021, según datos de Baseball Reference. Debido a la reorganización de las ligas menores de la MLB, sin embargo, comparar la asistencia de 2019 y 2021 es comparar peras con manzanas. La comparación más similar es quizás de las ligas de Triple-A en 2019 (específicamente la Liga Internacional y la Liga de la Costa del Pacífico) con lo que ahora se llama como Triple-A Este y Triple-A Oeste. Aquí, la asistencia cayó a 921 aficionados por juego de 2019 a 2021, o casi el 30% del total.
Las menores no están solas en este declive. La asistencia es baja en todas las ligas de béisbol a nivel mundial, incluyendo un catastrófico declive del 80% en la Organización del Béisbol de Corea (KBO). (Sin embargo, este descenso sucedió en un país que se toma el coronavirus mucho más en serio que en los Estados Unidos). Más pertinente es que las entradas bajaron en el hermano mayor de las ligas menores, las mayores. Hasta ahora la asistencia en grandes ligas está un 40% por debajo por partido comparado con 2019.
Visto así, el descenso en las menores parece pequeño en comparación. Pero hay un número de factores que hacen esto más preocupante que lo que sucede en las grandes ligas.
La temporada de ligas menores no empezó hasta el 4 de mayo, un mes después de que comenzaran las mayores. El 1 de abril, el Día Inaugural de la MLB, unas 65 millones de personas habían recibido ambas dosis de la vacuna, pero para el 4 de mayo, esa cifra se duplicó a los 116 millones, según los datos de CDC. Conforme más personas recibían segundas dosis, las restricciones comenzaron a reducirse, pero la amplia mayoría de estadios de las ligas mayores abrieron su temporada con una capacidad severamente disminuida debido al COVID.
Una señal positiva para la MLB es que algunos de los clubs que no tuvieron restricciones significativas han registrado aumentos en la asistencia respecto a 2019: los Texas Rangers, por ejemplo, han visto unos 1000 aficionados más por juego, a pesar de una temporada que podría ser eufemísticamente descrita como trágica. No pasa lo mismo en las menores: el equipo que más vendió en 2021 habría sido sexto en 2019.
Otra razón para la preocupación es que los precios de las entradas de la MLB subieron al comienzo de la temporada. Las restricciones sobre el número de asientos según las consideraciones de salud quizá hayan reducido el número de tickets vendidos, pero los equipos fueron capaz de compensarlo subiendo el precio. Eso indica que la demanda de ir a los partidos todavía seguía allí. Ese no parece ser el caso para las menores.
Además de comenzar más tarde, las ligas menores adoptaron un plan – bajo una presión muy dura de MLB – que resultó en la extinción de un cuarto de todos los equipos. Como resultado, la “oferta” general de entradas de ligas menores decreció significativamente, pero el precio no parece haber subido, ciertamente no tanto como el estratosférico salto de más del 50% de las mayores.
Aunque la temporada de ligas menores comienza a comienzos de mayo, la venta de entradas no se suele calentar hasta el fin de semana del cuatro de julio, una festividad que lleva a mucha gente al estadio. Este año no fue una excepción, según los informes de J.J. Cooper en Baseball America, con una asistencia casi duplicada ese fin de semana respecto a comienzos de año. Incluso así, las ventas de entradas bajaron un 10% comparadas con 2019, a pesar de que muchas restricciones por COVID habían terminado a comienzos de julio. Cooper apunta que hubo cambios en el calendario que pudieron exacerbar los problemas de asistencia en ese fin de semana clave.
Estos problemas de ventas de entradas no son pasos en una tendencia bajista a largo plazo, a pesar de la eliminación de equipos parte de MLB. De hecho, la asistencia de MiLB subió ligeramente en 2019 en todos los frentes. Aunque el béisbol de ligas menores apenas ha subido exponencialmente, parece haberse estancado en unos 40 millones de aficionados por año durante más de una década. Eso es todo un logro considerando que las cifras de asistencia de las ligas mayores han bajado significativamente durante las últimas temporadas.
Las consecuencias de un declive en la asistencia en las menores probablemente sean mucho más severas que en las mayores. Los equipos de MiLB no son propiedad de billonarios con bolsillos anchos; son normalmente negocios locales con circunstancias financieras tensas en primer lugar. Y esas posiciones fiscales son más peligrosas gracias a las decisiones de MLB respecto a las menores y un año entero sin béisbol. Es muy difícil saber cómo serán las consecuencias a largo plazo del COVI en las menores o cómo la asistencia evolucionará desde aquí, pero la falta de aficionados en las gradas es una señal de advertencia que podría preceder muchos problemas para las menores.
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