Traducido por Carlos Pérez
Una de las tendencias interesantes en las últimas temporadas ha sido la explosión del número de jugadores de posición sobre el montículo. Aunque sigue siendo relativamente raro, el incremento parece proceder del mismo impulso de la optimización táctica que hemos visto en la eliminación de las bases por bolas intencionales, toques de sacrificio y bases robadas. La lógica es que en los juegos que están decididos es mejor abandonar toda esperanza y colocar a un jugador de posición para cerrar el juego en lugar de un brazo relevista que podría ser útil al día siguiente.
No solo han proliferado los jugadores de campo como lanzadores, también han comenzado a ser usados cada vez más en juegos en los que el equipo perdedor todavía tenía alguna oportunidad. Aunque todavía están lejos de distorsionar los registros de victorias/derrotas de alguna manera importante, que este tipo de jugadores lance cada vez en más ocasiones pone en riesgo lo que una vez fue una curiosidad, pues parece convertirse en un deprimente signo de abandono.
Que los jugadores de posición lancen es un fenómeno casi totalmente reciente. Solía pasar, pero solo un puñado de veces en una temporada. (No pasó ni una vez en 2006, por ejemplo). Ahora no es que sea habitual, pero ver a estos jugadores en el montículo en el 2% de todos los juegos en una temporada sería bastante notorio para un aficionado que procediera de cualquier otra era del béisbol. Este cuadro muestra el total de apariciones como lanzadores de los jugadores de posición por año.
Estos datos proceden de Baseball-Reference y excluyen a Shohei Ohtani. Definir a un jugador de posición como lanzador es sorprendentemente difícil, especialmente en la era actual del renacimiento de los jugadores versátiles: no solo Ohtani, sino también Michael Lorenzen, Jake Cronenworth y otros. Tiene que hacerse ad hoc sobre una base histórica, porque hay otros jugadores muy raros como Brooks Kieschnick que complican el proyecto. Pero podemos decir con seguridad que, bajo cualquier estándar, estamos en la era de los jugadores de posición que actúan como lanzadores.
La temporada actual puede eclipsar el récord de 2019 de la mayor cantidad de jugadores de posición que actuaron como lanzadores, pero si lo hace no será por mucho. (Esta temporada está a solo cuatro partidos del récord de 2019, pero los jugadores de posición rara vez aparecen en septiembre como lanzadores debido a la expansión de la plantilla, aunque esa expansión está limitada este año). Lo que quizá es más interesante es la manera en la que los mánagers mandan a sus jugadores de posición al montículo, pues parece estar cambiando. Específicamente, los pilotos parecen más cómodos entregándole la pelota a sus no-lanzadores en partidos cada vez más apretados.
Naturalmente, si van a lanzar más a menudo, van a lanzar en partidos más igualados que nunca. Por ejemplo, aquí está el número de partidos con jugadores de posición lanzando cuando el resultado final está a siete o menos carreras de distancia.
Una brecha de siete carreras, por supuesto, es bastante. La probabilidad de una remontada de siete carreras es de solo un dígito. Pero no es imposible: un 2%, por ejemplo, en la sexta entrada. Una vez de cada 15 juegos o así, el equipo que pierde consigue ganar. Una docena o menos de partidos por temporada donde esa es una posibilidad realista significa quizás una remontada menos por año.
En el gran escenario del béisbol, todas las apariciones de jugadores de posición son poco más que un punto en el radar. En total, los jugadores de posición han concedido menos de 100 carreras en 2021, menos de la mitad de 1% de todas las carreras anotadas este año. (Lo mismo que en 2019). No altera los diferenciales de carreras de ninguna manera importante, ya que solo añade o sustrae un puñado de carreras por temporada de cualquier equipo. Incluso los equipos más dominantes solo se encuentran a jugadores de posición un par de veces por temporada, y solo arañan unas pocas carreras en esas apariciones.
Que los jugadores tomen el montículo no es necesariamente una cosa mala. Puede ser divertido ver a un infielder lanzar bolas rápidas a 90 mph, o a un jardinero lanzar cosas absolutamente desastrosas a bateadores enloquecidos. Como rareza, puede ser un delicioso descanso del desfile de alto octanaje y amplitud de repertorio que son los relevistas. Y cuando eso tiene lugar al final de una paliza, puede ser hasta un regalo.
Pero hay una diferencia entre una novedad divertida, y mucha cantidad de algo bueno. Cuando los jugadores de posición comienzan a salir en juegos que están casi terminados, pero no del todo decididos, el factor del entretenimiento se equilibra por el hecho de que el equipo que envía al jugador de posición está básicamente mostrando la bandera blanca. Sin quitar mérito a la grandeza de Shohei Ohtani, los jugadores de posición principalmente no se convierten en buenos lanzadores, con una ERA promedio en sus apariciones por encima de 7 en 2021. (Otra consecuencia de la proliferación de jugadores de posición como lanzadores es que más apariciones van a jugadores que son malos sobre el montículo). El peor lanzador relevista en el staff en su aparición más fatigosa podría mejorar esa marca.
No es lo mismo que dejarse ganar, porque por supuesto el equipo que pierde todavía tiene una oportunidad de borrar la diferencia, y una remontada de 6 carreras no es mucho más probable que una de 7. Pero, desde la perspectiva del equipo perdedor, puede ser extraño ver al entrenador abandonar cualquier oportunidad de victoria. Esto quizá puede ser otra cosa – puede que como las formaciones especiales, o como el ritmo de juego – donde lo que es mejor para la perspectiva del equipo de maximizar las victorias futuras no es lo que es más óptimo desde la perspectiva del aficionado de ver béisbol divertido.
Thank you for reading
This is a free article. If you enjoyed it, consider subscribing to Baseball Prospectus. Subscriptions support ongoing public baseball research and analysis in an increasingly proprietary environment.
Subscribe now