Traducido por Carlos Pérez
Aquí hay una pequeña historia que quizás no hayas escuchado en este año: resulta que los lanzadores usaban sustancias como Spider Tack para mejorar el giro de la pelota, y una vez que la MLB se enteró, se enfadaron mucho (al final). Ordenaron una serie de inspecciones embarazosas, lo que dio lugar a una caída en ratios de giro y una ofensiva más alta en la segunda mitad de la temporada.
Problema resuelto: algunos tramposos fueron pillados; las ratios de giro cayeron; la ofensiva regresó.
Salvo…
Los datos más recientes sobre lanzamientos muestran que las ratios de giro están regresando a sus números máximos anteriores. Después de una reducción breve pero extrema, los lanzadores han mostrado revoluciones por minuto muy altas e incrementos de movimiento desde julio. Y aunque hay menos lanzamientos de muchísimo giro que en mayo, la mitad de la reducción en el giro ha regresado, con signos de un aumento acelerado durante la postemporada.
Alterar la pelota con crema solar, resina y otras sustancias ha sido parte del juego desde tiempos inmemoriales. Pero como la investigación reciente ha mostrado, los lanzadores empezaron a usar sustancias avanzadas, probando su habilidad para mejorar sus ratios de giro con cámaras modernas y otra tecnología. Químicos como Spider Tack – un pegamento que usan los culturistas para ayudarse a levantar grandes cargas de peso – puede mejorar su giro en cientos de RPM, lo que lleva a mejoras materiales en el repertorio y habilidad de un lanzador para eliminar bateadores.
Así que la MLB comenzó a perseguir esas sustancias en junio, lo que hizo que los lanzadores las abandonaran. Los efectos fueron drásticos, inmediatos y severos; en cuestión de semanas, los lanzadores perdieron tanto giro como habían conseguido en las últimas tres temporadas. Las ratios de ponches bajaron a la tierra y el contacto duro aumentó.
Desde ese declive, las ratios de giro deberían haber tocado fondo en la nueva normalidad de un mundo sin Spider Tack. Pero eso no es lo que pasó. En su lugar, ascendieron: lento, al principio, y ahora con cada vez más velocidad.
Este cuadro muestra los efectos sobre la ratio de giro después de neutralizar variables como la temperatura, los jugadores y los estadios. Incluso teniendo en cuenta todos estos factores, las ratios de giro se han recuperado drásticamente desde julio. Más de la mitad de la reducción neta desde el 15 de mayo (cuando el giro de la pelota empezó a caer drásticamente) ha regresado.
La trayectoria es visible en los cuadros de jugadores como James Karinchak. El relevista de Cleveland fue uno de los jugadores más afectados por la persecución de sustancias pegajosas, perdiendo tres pulgadas de movimiento vertical en su bola rápida. En su aparición más reciente, sin embargo, esas tres pulgadas han reaparecido con más rapidez de la que se evaporaron.
Un primer y razonable pensamiento es que los jugadores han encontrado maneras para seguir usando las mismas sustancias que la MLB prohibió en junio. Las inspecciones que llevó a cabo la liga – con los árbitros inspeccionando cinturones y gorras – fueron lo suficientemente teóricas para que un lanzador listo podría simplemente haber puesto la sustancia en otro lugar de su cuerpo para evitar ser detectado. Ninguna cantidad de árbitros mirando a los jugadores u obligándolos a quitarse prendas de ropa iba a eliminar todas las maneras potenciales de aplicar una sustancia a la superficie pelota.
Aunque esa es la posibilidad más obvia, también hay una oportunidad – una pequeña, estimo – de que los jugadores encontraran alguna manera de adaptarse sin romper las reglas. Quizás solo era necesario una prohibición de sustancias pegajosas para que todos adoptaran efectos de la estela desplazada por las costuras en el diseño de sus lanzamientos, o prestar atención a las biomecánicas para maximizar sus ratios de lanzamiento. Creo que esta hipótesis es improbable sobre todo por la velocidad a la que se ha recuperado ese giro.
Tomó tres años para que los lanzadores diseñaran (y difundieran) mejores sustancias para ponerle a la pelota para que se moviera más y más; esos tres años de progreso fueron borrados en un mes gracias a la prohibición. No me imagino a los jugadores de toda la liga descubriendo maneras alternativas de mejorar sus ratios de giro en los últimos 60 días que reconstruyeran años de progreso. La necesidad será la madre de la invención, pero sería un salto milagroso en el diseño de lanzamientos recuperar ese giro sin ninguna sustancia, especialmente considerando que los jugadores están muy ocupados en el día a día jugando béisbol al máximo nivel.
Aunque el giro se ha recuperado desde julio, no ha regresado de la misma manera. Específicamente, hay una categoría de bola rápida – aquella con ratio de giro sobre velocidad por encima de 28 – que era habitual antes de la prohibición, pero que se extinguió cuando MLB comenzó a investigar. Durante abril y gran parte de mayo, esos lanzamientos eran el 10% de todas las bolas rápidas. Pero no han regresado incluso aunque la ratio de giro promedio ha aumentado, y los jugadores que la lanzaban más a menudo suelen ser los jugadores de los que más sabemos o sospechamos que utilizan sustancias pegantes, como Spider Tack (hola, Gerrit Cole). La prohibición de los árbitros quizá ha servido para que los jugadores no vayan muy lejos en sus experimentos de sustancias pegajosas, incluso si se les permite tácitamente aplicar un poco de crema solar, resina, polvo o lo que sea.
En parte, la prohibición fue más teatral que otra cosa, un mensaje no muy sutil a los jugadores como Cole para que se cortaran un poco. Por un breve momento, pareció que los lanzadores de la liga lo escucharon alto y claro, pero ahora, estamos de nuevo en la liga que de altos niveles de giro que tuvimos los primeros meses de 2021. Lo que pase después dependerá de qué actitud quiera tomar la liga respecto a la epidemia de trampas de bajo calibre que suceden bajo sus narices.
Por cien años, las sustancias pegajosas aplicadas a la pelota se consideraron trampas aceptables; por un mes, fueron investigadas y penalizadas. Sin otras medidas agresivas para limitar esas sustancias, hay muchas razones para creer que los lanzadores simplemente encontrarán más maneras de saltarse las reglas, en lugar de abandonar esas sustancias milagrosas que les hacen parecer mucho mejores jugadores.
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