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Image credit: © Kamil Krzaczynski-USA TODAY Sports

Traducido por Marco Gámez

En 2019 trabajé para los New York Mets. Fui empleado como consultor y tenía (y aún mantengo) otro “trabajo de verdad”, y en realidad no estaba completamente involucrado en las operaciones diarias del equipo, ni siquiera estaba en Nueva York. Pero tenía un puesto en la mesa del canal de investigación y desarrollo en el Slack de los Mets. Hubo momentos en que a los que estábamos “en esa sala” se nos pedía nuestra opinión sobre posibles transacciones. Puedo todavía jugar a eso.

En agosto de ese año, Joe Panik había sido designado para asignación y luego fue dejado libre por los Giants. Panik no tuvo una gran temporada en San Francisco, su línea ofensiva era .235/.310/.317, pero en ese momento, los Mets tenían una crisis en segunda base. Robinson Canó estaba lastimado, y el plan de que Jeff McNeil jugara las nueve posiciones a la vez tenía serias limitaciones. Me pidieron mi opinión sobre una decisión con respecto a la plantilla del equipo de MLB de la vida real. ¿Merecía Panik una corta oportunidad como reemplazo en segunda? La historia registra que la respuesta definitiva de los Mets fue “sí”. No me hago ilusiones de que solo mi voz triunfó, pero bueno, alguien preguntó.

Eso es lo que tú sueñas, ¿verdad?

Panik acumuló 103 AP durante el resto del año y bateó .277/.333/.404 en el uniforme azul y naranja. Ninguno de nosotros regresó a los Mets para la temporada de 2020.

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Hace unos días, en la continuación de la actual negociación laboral de la MLB, “fuentes” dijeron a los habitualmente intrépidos reporteros que los dueños de las franquicias habían estado de acuerdo en principio (aunque no en la cantidad de dólares) con la idea de un fondo de bonificación previo al arbitraje. El fondo, que se financiaría con “ingresos generales” (no sé indicó de dónde saldría el dinero), proporcionaría bonificaciones a un grupo selecto de jugadores antes de ser elegibles para el arbitraje. Hubo cierta ambigüedad sobre qué jugadores recibirían bonos, pero probablemente serían “los buenos” y el adjetivo “bueno” estaría determinado por la métrica WAR.

La historia se repite.

Hace un par de meses, vimos una propuesta similar sobre el uso de WAR como base para establecer salarios durante los “años de arbitraje” de un jugador, la cual pudo o no haber estado alguna vez sobre la mesa negociación. Pero incluso como globo de ensayo, fue un poco aterradora. WAR, por definición, necesita la libertad de cambiar a medida que cambia el juego. La fortaleza de WAR no es tanto que sea completamente objetiva, sino que sus prejuicios están al descubierto para que todos los vean. Si te digo que Smith fue un jugador con valor de 2 victorias el año pasado, te muestro (si quieres saberlo) exactamente cómo llegué a ese número. Puedo hacer exactamente el mismo proceso con todos los demás jugadores en la liga y decirte sus números.

¿Qué podría ser más justo? No tengo favoritismo por nadie. Les digo a todos cómo defino el valor y el resto es solo conectar los números. Y suponiendo que tenga alguna idea de lo que estoy haciendo, probablemente, podría hacer un trabajo decente al definir “valor” y obtener una estimación razonable de las contribuciones de cada jugador. Es el tipo de cosas que suenan objetivas hasta que te das cuenta de que si bien trato a todos por igual, también soy yo quien decide cómo se trata a todos los jugadores.

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¿Cómo se determina el valor a los jugadores en el campo de béisbol?

Incluso parece una pregunta tonta, pero hay lugares donde es un poco más difícil de responder de lo que quisieras admitir. Hay algunas docenas de estas situaciones, permítanme mencionar una de ellas. ¿Cómo debe WAR manejar la suerte? Supongamos que Smith batea un lanzamiento y produce una línea silbante, durísima, pero la pelota es atrapada por un campo corto que salta, luego Jones con el mango del bate produce un flojo batazo elevado que cae en el mismo lugar donde ahora el mismo campo corto no puede llegar, Jones consigue un sencillo y Smith fue out.

Como fanáticos, sabemos que 9 de cada 10 veces, la línea de Smith se convierte en un hit. Sabemos que para Jones el resultado también fue producto de suerte. Y sabemos que cosas así pasan en el béisbol. ¿Debería la fórmula reflejar lo que Smith pudo controlar (batear una línea silbante) o el resultado de la jugada, por más desvinculada que esté de esa probabilidad? No hay una respuesta correcta para eso. Hay argumentos razonables en ambos lados de esa situación. Puedes elegir el que te resulte más atractivo. Si eres un investigador ético, debes revelar y discutir por qué, pero todos sabemos que fácilmente podrías haber decidido hacia el resultado opuesto. Y ahora que lo pienso, probablemente podemos calcular qué habría pasado si hubieras tomado esa otra decisión.

Y a alguien le podrían gustar más esos resultados. Especialmente si hay unos cuantos millones de dólares en juego.

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