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Image credit: Jim Cowsert-USA TODAY Sports

Traducido por Pepe Latorre

Seiya Suzuki, agente libre

Si has estado siguiendo el draft de peloteros de primer año o la cobertura de PECOTA en BP probablemente ya sepas que Suzuki conectó 38 homers con un OPS de 1.069 en Japón el año pasado. Las proyecciones de PECOTA para él son extremadamente favorables. Su DRC+ de 136 lo convierten en uno de los diez mejores bateadores en la estimación de DRC, empatado con su compatriota Shohei Ohtani, y un monstruoso OBP de .383.

La transición de una liga extranjera a la MLB es difícil, y también lo es traducir la producción de esas ligas. Se hace raro ver qué Suzuki, de 27 años (un bateador que ha promediado .309/.402/.541 a lo largo de su carrera y lo ha hecho todavía mejor en las últimas cuatro temporadas), haya recibido una proyección tan entusiasta. Tal vez pienses que a PECOTA se le ha ido un poco la mano al sugerir que va a ser uno de los diez mejores bateadores sin haber visto aún un lanzamiento de Grandes Ligas. Es un pensamiento normal, pero no una razón para evitar a Suzuki en el draft. La ex estrella de los Hiroshima Carp no está siendo seleccionado ni entre los diez mejores bateadores, ni entre los 50, ni entre los 100. Su ADP en las ligas NFBC Draft Champions es 226. ¡Ni siquiera está entre los 50 mejores jardineros!

A ese coste no hace falta que sea una superestrella. Si Suzuki puede batear .260 con 20 cuadrangulares resultará rentable. Puede robar bases, llegó a las 25 en 2019 y nueve el año pasado. Los problemas experimentados por otros bateadores llegados de Japón pueden causar algunas dudas, pero como señaló Jesse Roche en su manual de FYPD, Suzuki es el bateador mejor considerado en hacer la transición desde Hideki Matsui. Y si no funciona, ¿pasa algo? Todos vamos a fallar en muchos jugadores fuera del top 200.

Será divertido escoger Suzuki. Como un sueño que podría salir bien. Tal vez no despega o quizás sí está bien, pero existe la posibilidad de que PECOTA tenga razón, que se acerque a sus registros de la NPB y sea uno de los mejores bateadores de las Mayores. ¿Por qué no arriesgarse con eso? — Darius Austin

Myles Straw, Cleveland Guardians

He estado a bordo del barco de Myles Straw desde hace bastante tiempo, así que fue gratificante cuando los Houston Astros lo mandaron a Cleveland el año pasado. Pasó de un equipo que trataba de deshacerse de él a un equipo que lo ama por lo que es.

¿Y quién es? Bueno, pues una pieza muy valiosa en las fantasías. Cuando llegó a Cleveland los Guardians dejaron de intentar que hiciera cosas como tomar menos lanzamientos y golpear más elevados y en cambio lo dejaron que fuera la máquina de líneazos y rodados que es por naturaleza. Se robó 30 bases el año pasado, pero ese es un total que espero que aumente en 2022 (suponiendo una temporada completa). Estará en el jardín central Cleveland todos los días desde el comienzo de la temporada, eso le dará tiempo de juego y quizás ayude a que aumente su confianza.

PECOTA le proyecta un .260/.338/.342 con 27 robos, pero .260 sería más bajo que su promedio en Houston y mucho menos del .285 que bateó después de llegar a Cleveland. Incluso con esa proyección valdría la pena elegirlo por delante del puesto 133 que le dan las estimaciones (ya sabes lo raros que son los robos). Aquí hay potencial para una temporada de .290/.310, y si obtienes eso de él probablemente venga acompañado de unos 40-45 robos. — Howard Megdal

Randy Arozarena, Tampa Bay Rays

Arozarena fue mi jardinero a evitar el año pasado. Fue un caso extraño. Mis razones para evitarlo resultaron ser acertadas, pero no tuve en cuenta que tiene una gama tan amplia de habilidades que en los años venideros será un súper activo en las ligas de fantasía. Este año tiene potencial para ser una ganga a finales de la cuarta ronda.

Muchos ven a Arozarena como una decepción porque no estuvo a la altura de lo que hizo en 2020, pero ¿alguien que no fuera Mike Trout podría haber estado a la altura de ese incandescente debut? Lo que veo es un merecido premio de Novato del Año y un jugador de 20/20 que sufrió un poco en la primera mitad pero que mejoró en la segunda, registrando una línea de .303/.382/.534 después del All-Star.

Mi tipo favorito de selecciones de valor en las primeras rondas son las que pueden ofrecer valor en la primera ronda. Hay demasiado énfasis en lo que Arozarena debería haber hecho el año pasado, y todo por un 2020 sustentado en una muestra minúscula, y muy poco énfasis en lo que podría hacer en función de su talento y potencial para desarrollar una campaña como la del año pasado. Su potencial de bases robadas, en torno al 20-25, combinado con la potente ofensiva de los Rays le dará una cifra elevada de carreras anotadas e impulsadas, siendo muy optimista podría irse a los tres dígitos. Podría hacer lo que hizo el año pasado y estaría bien a este precio. Pero también existe la tentadora posibilidad de que mejore.

Los datos de pelotas bateadas ofrecen algún valor descriptivo útil, pero con demasiada frecuencia también se consideran erróneamente como una herramienta predictiva. El talento que nos dejó boquiabiertos y el potencial siguen intactos. Ahora que la expectación se ha calmado es un buen momento para subirse a bordo de este barco. – Mike Gianella

Trent Grisham, San Diego Padres

El año pasado, durante un tiempo, Grisham parecía estar reconstruyendo su estelar 2020 en el que bateó .251/.352/.456 con 10 jonrones y 10 bases robadas en 59 juegos. En los primeros 36 juegos de 2021 bateó .301/.383/.515 con seis cuadrangulares y siete bases robadas. Extrapolando eso a más de 600 apariciones en el plato su desempeño habría sido suficiente para 23.4 jonrones y 27.3 bases robadas. Este excelente comienzo fue respaldado por mucho contacto fuerte, incluida una velocidad de salida promedio de 90.8 mph y una tasa de golpes fuertes del 43.8%.

Entonces llegaron las lesiones. El 21 de mayo Grisham tuvo una contusión en el pie izquierdo o un talón magullado. A su regreso, casi tres semanas después, era una sombra de sí mismo. El resto del año bateó solo .218/.304/.371 con menos contacto de calidad y menos velocidad. Grisham, en realidad, comenzó a hacer más contacto, abanicando y persiguiendo con más frecuencia, y elevando y pegando menos a su lado natural. Este último cambio es más preocupante, ya que su desempeño despegó en 2019 cuando abrazó la revolución de elevar y batear a su lado natural. Las rectas tienen parte de culpa, sufrió contra ellas por primera vez en su carrera (.307 de wOBA). En última instancia, y a medida que un enfoque generalmente excelente se resintió, su ofensiva también se desmoronó.

A pesar de todo, Grisham tiene un inmenso potencial en fantasía cuando está sano. Su poder está en el promedio cuando eleva y batea a su lado natural, y debería superar los 20 homers en una temporada completa. Mientras tanto, su velocidad es un arma adicional en las bases, y tuvo una de las mejores marcas de la liga en los 90 pies.

A los Padres les encanta correr, terminaron cómodamente en el segundo lugar en intentos de robo de base (149, el siguiente más cercano fue 135). Como tal, Grisham podría recibir muchas oportunidades para robar, especialmente dada la frecuencia con la que debería llegar a bases. De hecho, es un bateador paciente (39.6% de tasa de swing en su carrera) con una disciplina en el plato cercana a la élite (18.10% de tasa de persecución en su carrera). Además, aumenta las tasas de contacto acercándose al 80%. Si puede volver a su dominio habitual contra rectas (.413 wOBA en 2020 y .367 wOBA en 2019) y eleva y batea a su lado natural con más frecuencia, Grisham es una fuerte apuesta para una temporada 20-20. A su costo en el draft, el puesto 126 en las primeras ligas NBFC de 15 equipos este año, no encontrarás ningún otro jugador con una ventaja similar en potencia y velocidad. — Jesse Roche

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