Traducido por Marco Gámez
Una de las formas de entender la agencia libre es compararla con el juego de las sillas musicales. Cada posición proporciona un número finito de titulares: algunos All-Stars, algunos jugadores establecidos, algunos peloteros de segundo nivel, y muchos otros. Los equipos tienen huecos, ya sea porque su propio titular se retiró, o porque un prospecto no funcionó, o porque se fueron para unirse a otro equipo. Y cuando la música se detenga, tendrás a un equipo o dos que se quedarán sin silla. Freddy Galvis consiguió trabajo de esta manera durante años y se ganó el puesto, pero ahora que se fue, todavía tienes tus varios Dickerson, tus Marisnick, tus Lyles, tus peloteros que hacen el trabajo, pero que no son sobresalientes. Se tienen treinta jugadores para comenzar, y generalmente ahí están, pero también siempre, eso es escasamente suficiente.
Esta temporada baja, sin embargo, eso no se aplicó para la posición de receptor, cuyo mercado estuvo tan desprovisto como no lo habíamos visto en años. Solo seis receptores firmaron contratos garantizados durante el invierno, y uno de ellos, Pedro Severino, recibió una suspensión de 80 juegos antes de poder jugar un partido. Por lo demás, fue como el juego de las sillas musicales, excepto que no había sillas ni música, y también, probablemente, hubo una fuga de gas en alguna parte. En este cuadro se observa cómo se han desempeñado esos agentes libres hasta ahora:
Jugador | Nuevo equipo | Contrato | DRC+ | CDA | WARP |
Yan Gomes | CHC | 2 / $13M | 101 | 1.0 | 0.5 |
Kurt Suzuki | LAA | 1 / $1.75M | 95 | -0.2 | 0.2 |
Manny Piña | ATL | 2 / $8M | 107 | -0.1 | 0.1 |
Roberto Pérez | PIT | 1 / $5M | 89 | -0.9 | 0 |
Robinson Chirinos | BAL | 1 / $0.9M | 73 | -6.7 | -0.8 |
Es bastante divertido que el mejor receptor del mercado fuera firmado por los Cubs, que en realidad no necesitaban un receptor; por supuesto, les proporcionó la flexibilidad de canjear a Willson Contreras, quien ha hecho todo lo posible hasta ahora para que descarten la idea. Por otra parte, el desastre de retener a Adley Rutschman ha eliminado el valor de toda la clase de agentes libres combinada.
Sin embargo, aquí está la clave: una clase débil de jugadores de posición, según la Ley de la Silla Musical, lleva a creer que la falta de oferta infería una falta de demanda, que la mayoría de los equipos ya estaban abastecidos. Sin embargo, en realidad no lo estaban, y los resultados en 2022 lo han dejado claro: nueve de los 30 equipos han ganado 0.3 WARP o menos desde su posición de receptor. Estamos en medio de una recesión contagiosa.
Hace once años, un tipo inteligente descubrió cómo cuantificar algo que las personas dentro del juego sabían desde hace mucho tiempo: que se pueden presentar lanzamientos dudosos al árbitro de tal manera que se sentencien como strikes. Luego de haber arruinado el deporte, siguió adelante y se fue de la ciudad para ir a trabajar con los Astros (ahora Braves), y nosotros, que nos quedamos, hemos tenido que limpiar el desastre.
El gran mundo del béisbol realmente pasó por algunas etapas en cuanto al encuadre de lanzamientos en general se refiere: primero fue negación, luego la ira (¡encuadrar es hacer trampa!), más tarde negociación (realmente no puede valer tanto, ¿verdad?), depresión (el encuadre es realmente importante, pero aparentemente solo cuando mi equipo está bateando) hasta la aceptación (Yadier Molina es miembro del Salón de la Fama). Todavía parece un poco injusto que juzguemos al pobre Ryan Doumit con un estándar del que no estaba plenamente consciente en sus días de jugador, pero podemos decir lo que sucedió y lo que valió la pena. Y ahora que todo el mundo lo hace, el encuadre de lanzamientos ha pasado de ser un truco extraño a una genial ventaja oculta a una simple tarea, otra tarea que todos los receptores deben cumplir para hacer su trabajo correctamente.
La ventaja competitiva del encuadre ya estaba comenzando a disminuir en 2016, cuando Jeff Sullivan investigó el tema para el Hardball Times Annual de 2016 y, en todo caso, el aplanamiento de la curva se está produciendo aún más rápido. Durante el resto de la década, un puñado de defensores de élite aún pudo destacarse sobre el resto solo por el encuadre, fueron jugadores como Buster Posey, Austin Barnes, y Yasmani Grandal. Pero la edad los ha alcanzado y la próxima generación no puede igualar sus números, de modo que transcurrido el primer cuarto solo seis receptores están en camino de superar los 10 en el Ajuste Defensivo del Receptor (CDA, por sus siglas en inglés), el equivalente a una sola victoria. La diferencia entre buenos y malos encuadres continúa disminuyendo con el tiempo (el tiempo en este caso es para el que tenemos datos precisos de encuadre):
(Nota: las cifras para 2020 y 2022, aquí y a continuación, se han prorrateado a las tasas de temporada completa).
No es que los receptores sean peores defendiendo de lo que solían ser; todo lo contrario. Todos son geniales ahora, porque todos tienen que serlo. Todos son peores bateando de lo que solían ser, porque tienen que pasar más tiempo concentrándose en su defensa. Pero debido a que CDA es el componente que alimenta a WARP, los receptores son evaluados en una curva que otros jugadores de posición no tienen que enfrentar. El WARP total de los receptores a lo largo del tiempo:
Dieciocho de los 30 equipos obtienen al menos una producción de 3.0 WARP desde la posición de campo corto. Solo 10 están en ese ritmo para esa cifra desde la posición de receptor, y es muy posible que, por primera vez en los tiempos recientes, ningún receptor supere siquiera 4.0 WARP en la temporada. Los días de Buster Posey terminaron, y también los días de Tyler Flowers; es más como la era de un nuevo Bill Freehan. La posición ya es exigente desde el punto de vista del desgaste; tampoco hay suficientes atletas que puedan hacer todas las cosas que requiere la receptoría. (Y ni siquiera hemos considerado la selección de los tipos de lanzamientos, conocida como llamar el juego).
El sistema automatizado de bola/strike llegará a la MLB en poco tiempo y, con razón, ha habido cierta preocupación sobre su implementación y calibración. Habrá momentos difíciles, algunos errores evidentes y algunas bromas. Pero también existe una vaga preocupación, ahora que finalmente hemos apreciado el arte del encuadre, que le estamos quitando algo a los receptores, eliminando una de las herramientas que han perfeccionado durante toda su vida. Excepto que no es una herramienta si todos la tienen, y se espera que todos sean buenos en eso. Es solo una tarea.
Ciertamente veremos una transición incómoda para equipos, tan dependientes de los tipos como Roberto Peréz para ayudar a sus lanzadores a costa de su perspicacia ofensiva, luchando por encontrar a un Ryan Doumit que pueda ganarse su lugar en la alineación. Pero, creo, que valdrá la pena. Por mucho que entendamos el encuadre de lanzamientos como algo auténtico, la proliferación moderna de las boletas de calificaciones de los árbitros en las redes sociales demuestra que todavía emocionalmente consideramos que los strikes gracias al encuadre son sentencias erróneas, y es mejor eliminarlos tanto como sea posible. Los receptores pueden volver a hacer las cosas que siempre estuvieron haciendo, como controlar el juego de corrida de bases, pedir lanzamientos y, de hecho, batear de manera competente. De todos modos, no estaban recibiendo crédito por todo ese trabajo de encuadre.
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