Traducido por Pepe Latorre
Las lesiones siempre han gozado, y lo seguirán haciendo, de un papel fundamental en los deportes. Su omnipotencia llevó a Bill Parcells, legendario entrenador de fútbol americano, a asegurar algo que ahora parece de perogrullo: la habilidad más importante de un jugador es la disponibilidad. Y su omnipresencia se ha convertido en un terror nocturno recurrente para médicos y entrenadores.
Quizás ninguna liga esté más versada en el poder divino de las lesiones que la MLB. En los últimos años, a medida que las velocidades de lanzamiento y la distancia de los cuadrangulares aumentaban a un ritmo increíble, también lo hicieron las lesiones. Según la herramienta Injured List Ledger de esta misma casa, el total de días perdidos debido a lesiones aumentó en un asombroso 47% entre 2018 y 2021. La mayoría de las apariciones en la lista de lesionados se debieron a golpes en hombros, codos y parte superior de las piernas.
Año | Total de días perdidos | Top 5 Equipos | Top 3 Parte del cuerpo |
2018 | 30,344 | 1. LAD: 1,540 2. NYM: 1,485 3. LAA: 1,419 4. TEX: 1,390 5. WSH: 1,351 |
1. Hombro: 113 1. Parte superior de la pierna: 113 3. Codo: 77 |
2019 | 34,389 | 1. NYY: 2,464 2. PIT: 2,098 3. SDP: 1,884 4. SEA: 1,598 5. TOR: 1,443 |
1. Hombro: 109 2. Codo: 104 3. Parte superior de la pierna: 85 |
2020 | 42,715** | 1. MIA: 1,567 2. PIT: 1,230 3. HOU: 1,091 4. TBR: 879 5. KCR: 841 |
1. Codo: 72 2. Hombro: 59 3. Parte superior de la pierna: 56 |
2021 | 44,516 | 1. SDP: 2,731 2. NYM: 2,469 3. TBR: 2.465 4. LAD: 2,057 5. SEA: 2,045 |
1. Parte superior de la pierna: 166 2. Hombro: 141 3. Codo: 117 |
2022 | 38,222** | 1. CIN: 1,391 2. TBR: 1,246 3. CHC: 1,212 4. WSH: 1,115 5. MIN: 1,099 |
1. Hombro: >92 2. Codo: 83 3. Parte superior de la pierna: 59 |
*Días perdidos debido a lesiones “internas” (por ejemplo, COVID-19, enfermedad, etc.) eliminados.
**Totales extrapolados a una temporada de 162 juegos
(Aún se están recopilando los datos para la temporada 2022, pero la MLB está en ritmo de ver una ligera disminución en el total de días perdidos por lesiones este verano, lo que puede ser el resultado de que los atletas tengan su primera transición normal de temporada a temporada desde 2018-19 (bueno, cierto, aparte del cierre patronal y el entrenamiento de primavera acortado). Aun así, incluso si ignoramos por completo las campañas marcadas por el COVID, 2020 y 2021, es probable que la MLB termine con más días perdidos debido a lesiones en 2022 que en 2019. Subimos a un ritmo constante de aproximadamente 4.000 lesiones más por año).
El hecho de que en el béisbol las lesiones estén aumentando a un ritmo alarmante no es noticia. Ha sido un tema muy trillado durante la última década, empezando con la epidemia de Tommy Johns de principios y mediados de la década de los 2000 y continuando hasta el día de hoy. Hay innumerables explicaciones de por qué las lesiones van en aumento, desde una mayor velocidad promedio de lanzamiento hasta el calendario anual del deporte. Hay incluso más lesiones entre los jóvenes, e incluso hay evidencias que sugieren que estas se están volviendo más graves.
Entonces, eso plantea la pregunta: ¿Qué pueden hacer la MLB y el béisbol en general para reducir el dramático aumento de las lesiones?
Me puse en contacto con muchas personas involucradas en la rehabilitación y recuperación de peloteros en los niveles más altos buscando una respuesta para mi pregunta, pero no obtuve muchas. La razón de esto probablemente sea multifactorial: 1. Estas personas están ocupadas durante la temporada, 2. Las discusiones que giran en torno al tema son complejas y requieren tiempo y matices, y 3. Nadie sabe realmente la respuesta.
Bueno, al menos no hay respuestas que puedan implementarse de manera realista.
Quizás la forma más efectiva de reducir las lesiones, particularmente entre los lanzadores, sería reducir la velocidad promedio de lanzamiento. En pocas palabras, el hombro humano y la parte interna del codo no están construidos para soportar una fuerza tan intensa y sostenida como a la que se está expuesto a nivel profesional. Pero es más fácil vender arena en el desierto que lograr que el béisbol olvide su obsesión por la velocidad.
Otra opción, por cierto, un tanto más realista, sería que la MLB adoptase técnicas de recuperación emergentes, como la utilización de la hormona del crecimiento (HGH) para mejorar los procedimientos quirúrgicos. La HGH es actualmente una sustancia prohibida en los deportes profesionales debido a su capacidad para aumentar la fuerza y la masa muscular en los deportistas. Atletas sanos y entidades deportivas de todo el mundo han abusado de la HGH y otros compuestos similares para, al menos en teoría, mejorar el rendimiento. Pero la HGH también puede alterar el proceso de recuperación.
Al estar en la lista negra, las investigaciones que arrojarían luz sobre la eficacia de la HGH después de una lesión no se realizan, y eso que algunos estudios indican que, al contrario de lo que se piensa, no sería un remedio tan mágico. Permitir que ciertos atletas, como los que se recuperan de una cirugía, utilicen HGH de manera controlada por un médico aumentaría los datos disponibles para los investigadores y podría ayudar a obtener una imagen más clara del papel de la hormona en la recuperación y los deportes profesionales.
Una opción aún más realista sería apostar por el continuo crecimiento y desarrollo de las técnicas de rehabilitación. La cantidad de información sobre lesiones, los procesos de recuperación y las mejores prácticas de gestión han crecido significativamente a lo largo de las décadas. Las lesiones graves, como el talón Aquiles, el ACL (ligamento cruzado anterior) o el UCL (ligamento colateral ulnar) ya no son, como lo eran en el pasado, el fin definitivo a una carrera. Los atletas se someten con frecuencia a cirugías delicadas y regresan a sus niveles anteriores de rendimiento en una o dos temporadas.
Sin embargo, el principal obstáculo en el camino de la ciencia de la rehabilitación es la gran dificultad, y a menudo la imposibilidad, de producir ensayos controlados, aleatorios y ciegos.
Las pruebas controladas y aleatorias son el estándar sagrado de toda investigación médica. Implican realizar un experimento en dos grupos diferentes de personas; un grupo recibe un control (es decir, placebo) mientras que el otro recibe la intervención que se está estudiando. Ninguno de los individuos sabe lo que está recibiendo (una prueba controlada y aleatoria cegada doblemente implica que ni el administrador de la variable ni el individuo saben lo que están dando o recibiendo).
A menudo es imposible realizar pruebas controladas y aleatorias en la ciencia de la rehabilitación. ¿Cómo podría un investigador cegar al participante en, por ejemplo, un ejercicio de fisioterapia? No puede hacer que una persona fortalezca su manguito rotador sin que se dé cuenta de que está fortaleciendo su manguito rotador.
¿Y cómo se podría aislar un ejercicio de entre los muchos administrados en el transcurso del tratamiento para comprobar cuales son los más efectivos para desarrollar fuerza y prevenir lesiones? Puede ser muy difícil probar que un ejercicio es negativo, probar una lesión que no se produjo y que se debió a intervenciones puntuales.
Encontrar la respuesta a la epidemia de lesiones se ha postulado durante mucho tiempo como la próxima frontera de la analítica, pero la capacidad de encontrar las respuestas a través de una investigación científica rigurosa es difícil. Las velocidades y la fuerza de los peloteros siguen aumentando y por eso también es probable que lo hagan las dolencias de los tejidos blandos.
Tal como están las cosas ahora, en el béisbol las lesiones son más fáciles de rehabilitar que de prevenir. Salvo avances importantes, los problemas de lesiones dignos de Sísifo de la MLB no irán a ninguna parte, al menos no en el corto plazo.
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