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Image credit: Charles LeClaire - USA TODAY Sports

Traducido por Pepe Latorre

Ahora que el Juego de las Estrellas vino y se fue, hemos superado la marca de los 100 juegos. Ya, por fin, hemos llegado a la recta final de la temporada. Este es el momento de la verdad: nuestros equipos de fantasía no tienen más margen de error y cualquier pequeña ventaja es bienvenida.

En este histórico momento se vuelve más difícil que nunca encontrar joyas ocultas disponibles, es por eso que debemos ser muy creativos para conseguir cierta ventaja. Hoy, intentaremos obtenerla observando el promedio de bateo de las bolas en juego, mejor conocido como BABIP, por sus siglas en inglés.

Como bien explicó Tim McCullough en un excelente artículo de introducción a BABIP que escribió hace un par de temporadas: el BABIP es una medida del porcentaje de bolas puestas en juego que acaban siendo hits. Una bola está en juego cuando una aparición al plato termina en algo que no sea ponche, base por bolas, cuadrangular, interferencia del receptor o toque de sacrificio. Los sencillos, dobles, triples y outs que ocurren en el campo, por lo tanto, se calculan en la estadística. La fórmula para BABIP es:

(Hits – Home Runs) / (AB Ponches Home Runs + Bolas de Sacrificio)

Recomiendo encarecidamente el artículo para una explicación más profunda. Es algo sencillo en el sentido de que sabemos lo que es, pero es útil pensar en cómo encajan las piezas. Aún así, la versión corta es más o menos así: el BABIP intenta aislar el resultado de un turno al bate en tres componentes principales: suerte, habilidad y defensa. La desviación de lo que se logró durante un largo período de tiempo, tal vez para la carrera de un jugador determinado, apunta a una posible mala o buena suerte para el bateador, ya que la cifra acumulada en el período más largo se considera su verdadera habilidad.

Entonces, ¿qué podemos hacer con el BABIP? Podemos usarlo para hacer un análisis mirando el BABIP registrado anteriormente. Podemos comprobar la cifra acumulada durante la carrera de un bateador o como mínimo en las tres temporadas anteriores y luego comparar esa cifra con lo registrado este año.

Busqué peloteros con las suficientes apariciones al plato para calificar entre 2018 y 2021 y calculé su BABIP para ese período. Empareje los resultados con lo que están bateando este año y agregué otra columna en la que resté el último al primero para que los números negativos signifiquen un peor BABIP durante esta temporada que en los cuatro años anteriores (“mala suerte”) y números positivos significan un mejor BABIP esta temporada (“suerte”).

Esta es la tabla que obtuve. Aparecen los peloteros con variaciones más extrema:

Nombre BABIP 2018-2021 BABIP 2022 Variación en el BABIP
Christian Walker .280 .187 -.093
Willy Adames .325 .243 -.082
Giancarlo Stanton .316 .240 -.076
Juan Soto .314 .243 -.071
Max Muncy .256 .190 -.066
Javier Báez .325 .263 -.062
Kyle Schwarber .266 .206 -.060
Anthony Rizzo .267 .211 -.056
Byron Buxton .281 .226 -.055
Corey Seager .297 .242 -.055
Whit Merrifield .322 .269 -.053
Miguel Cabrera .326 .356 .030
Brandon Drury .274 .305 .031
Eugenio Suárez .287 .318 .031
Rafael Devers .321 .353 .032
C.J. Cron .302 .336 .034
Lourdes Gurriel Jr. .330 .365 .035
Manny Machado .297 .332 .035
Randal Grichuk .282 .321 .039
Paul Goldschmidt .342 .382 .040
Xander Bogaerts .339 .389 .050
Dansby Swanson .316 .379 .063

Una llamada de atención antes de analizar estos números: el BABIP ha bajado en toda la Liga. Como descubrió Robert Arthur el mes pasado, el BABIP promedio de la MLB es el más bajo en los últimos 30 años. Los motivos detrás de esto son aún son misteriosos, pero es una verdad bien establecida, y es por eso elegí los casos más extremos posibles para tratar de anular esta disminución generalizada.

Encontramos nombres interesantes en esta lista, aunque la verdad es que ninguno de ellos es carne de waiver. Nos concentramos en los perdedores (o más desafortunados), donde tenemos a Christian Walker como líder y a un ilustre como Giancarlo Stanton, que parecía no tener término medio: o cuadrangular o ponche. Pero el nombre que más me hace reflexionar es el de Max Muncy.

Muncy está teniendo una temporada realmente mala: .161/.310/.303, ocho cuadrangulares, 32 carreras impulsadas y 40 anotadas. En conjunto un insuficiente DRC+ de 86. Los Dodgers esperan más de él y apuesto a que muchos entrenadores de fantasía también.

Así que en aquellas ligas que lo permitan, Muncy es un buen candidato por el que traspasar. Hay un margen de mejora enorme que podría llegar en cualquier momento. Como referencia: PECOTA estima un DRC+ de 115 para el resto de la temporada, y estoy seguro de que tiene en cuenta la regresión del BABIP (entre otras muchas cosas). Podría darte una buena cantidad de cuadrangulares y otras estadísticas de conteo mientras mejora su promedio de bateo más de lo que mucha gente podría esperar. También hay que señalar que PECOTA se acerca a las cosas de una manera un tanto superficial cuando se trata de evaluar el impacto de las lesiones. Si crees que el rendimiento de Muncy hasta la fecha se debe a haber jugado con lesiones de distinta gravedad es posible que no te sientas muy seguro de decantarte por él sobre otros candidatos. Pero recuerda a qué altura de la temporada estamos. Si tiene el margen de error, el riesgo podría dar sus frutos.

Otro nombre que llama la atención es Kyle Schwarber, cuya línea en la temporada actual es .204/.306/.501. La segunda peor de su carrera. Es un caso aún más extraño porque se las está ingeniando para conseguir la segunda mejor cifra de cuadrangulares de su carrera (33). Nunca había sido tan paciente, con una tasa de swing en la zona de solo el 57.7%. El promedio de la Liga es de alrededor del 65% y su marca en las últimas tres temporadas del 63%. Si disfruta de una regresión positiva podría tener una gran segunda mitad y devolverle el favor al entrenador de fantasía que ve más allá de su promedio de bateo. Pero se trata de los Phillies, quién sabe qué puede pasar.

Estudia la lista y comprueba si hay alguien más que pueda dar la sorpresa, pero ten cuidado, como todo en el béisbol, no hay una regla absoluta sobre el BABIP.

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