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Image credit: Katie Stratman - USA TODAY Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

No es fácil llegar a ser un jugador de béisbol profesional. Es mil veces más difícil llegar al nivel de la MLB y TJ Friedl lo sabe. El jardinero zurdo, un producto de la Universidad de Nevada, fue firmado en 2016 por los Cincinnati Reds con un bono de firma de $723,500 dólares, un récord en ese momento para un agente libre no reclutado, lo que sugiere cierta promesa en sus habilidades. Sin embargo, el camino ha sido más largo y empinado de lo que él pensaba, incluso después de un buen comienzo en la liga de novatos y en liga-A durante el 2016 y el comienzo del 2017, donde mostró una habilidad para batear por contacto y birlar bases.

No fue sino hasta 2021, durante su temporada de 25 años, que Friedl tuvo la oportunidad de tomarse una taza de café con el primer equipo, luego de temporadas irregulares en el sistema de ligas menores de los Reds, en las que alternó temporadas bajas como la de 2017 (cuando bateó .257/.313/.346) y 2019 (.235 ./347/.385) con otras muy buenas, como la de 2018 (.294/.405/.412) y 2021 (.264/.357/.422). Durante esa breve etapa del año pasado, en la que sólo jugó 14 partidos, bateó .290/.361/.419 con un DRC+ de 110.

La situación del jardín de 2022 en Cincinnati ha sido complicada, por decir lo menos. Seis jugadores se han turnado para patrullarlos y los resultados han sido escasos, en el mejor de los casos. Jugadores de la talla de Nick Senzel, Arístides Aquino, Jake Fraley, Stuart Fairchild y Albert Almora Jr. han estado entrando y saliendo, luchando por tiempo de juego junto a Friedl para conseguir una oportunidad de solidificar un puesto a tiempo completo.

A primera vista, el rendimiento de Friedl ha sido poco atractivo, con una línea de .252/.306/.427 y un DRC+ de 93 en 147 apariciones al plato hasta el 30 de agosto. En el lado más positivo, ha tenido seis bases robadas y su tasa de ponches es un buen 15.6%, muy por debajo del promedio de la MLB de 22.3%. Aun así, ha estado subiendo y bajando entre las Mayores y Triple-A debido a la falta de despunte. Pero eso podría estar llegando a su fin, ya que Friedl ha cambiado de una manera que podría convertirlo en un contribuyente regular para los Reds y que vale la pena en equipos de fantasía.

El primer período de Friedl con los Reds este año fue entre el 18 de abril y el 19 de junio, y en ese lapso bateó para una magra línea de .200/.250/.289 y un miserable wOBA de .238, para acompañar cero cuadrangulares. Robó cinco bases, pero eso no es suficiente para aumentar esa línea. Fue un desempeño tan malo que fue enviado de vuelta a las menores y olvidado allí por un tiempo.

De regreso en Triple-A, tuvo un buen resurgimiento en diferentes aspectos de su juego, pero, por el momento, me centraré en dos números: su tasa de bases por bolas, 11.6%, y su porcentaje de embasado, .357.  Ambas cifras representan sus mejores marcas desde que juega en los niveles inferiores de las ligas menores. Esto es lo que hace que Friedl sea interesante en este momento, porque es el tipo de progresión que un bateador ligero necesita para ser útil en la alineación de un equipo de las Grandes Ligas, ya que puede provocar daños en el marcador. Sólo era cuestión de que se mantuvieran una vez que volviera a las Mayores.

Friedl fue convocado nuevamente, y desde el 16 de agosto está bateando .366/.426/.732, con tres cuadrangulares y un impresionante wOBA de .480. Su tasa de bases por bolas sigue siendo de alrededor del 5%, pero aquí es donde la disciplina al plato no necesariamente se muestra directamente, sino que puede verse en otros aspectos del juego de un bateador. En el caso de Friedl, sigue siendo más selectivo con los lanzamientos que puede conectar, incluso si no están en la zona.

Para ilustrar esto, comparemos los siguientes gráficos. En primer lugar, veamos el wOBA de Friedl por zona y la tasa de ponches durante su primera etapa con los Reds este año:

Está claro que ha tenido problemas con los lanzamientos abajo y adentro, eligiendo mal y haciendo swing en lugar de los lanzamientos en la zona que eran mucho más bateables, lo que llevó a un gran número de abanicadas.

Aunque todavía es una muestra más pequeña de 47 apariciones al plato (frente a las 100 anteriores), veamos cómo han cambiado las cosas desde que regresó al equipo hace un par de semanas, primero mirando dónde está bateando por zona:

Friedl ha mejorado enormemente su contacto contra esos mismos lanzamientos abajo y adentro que antes fallaba miserablemente, sincronizando mejor sus swings contra ellos. El resultado no puede ser más obvio, en términos del daño que le ha permitido crear:

Lo que antes era una debilidad se ha convertido en un superpoder para él.

Podemos ilustrar este punto observando el cambio y viendo lo diferente que parece ser su enfoque. Por ejemplo, aquí tenemos un swing y un fallo en una bola curva en mayo:

Está claro que Friedl no pudo cuadrar el lanzamiento de Andre Pallante. Y eso ocurrió una y otra vez en esa zona, y en las cercanas.

Después del tiempo que pasó en ligas menores, me parece que Friedl trabajó en su disciplina (como lo demostró la tasa de bases por bolas), lo suficiente para hacer los ajustes necesarios, y especialmente, para mejorar el contacto en esa zona defectuosa suya. Mira la reacción a esta bola curva descendente de David Robertson:

Donde antes abanicaba como caricatura, en este caso está bajo control, y convirtiendo de una vulnerabilidad una oportunidad. Eso es muy interesante.

Con todo, parece que en el futuro, Friedl tiene la oportunidad de demostrar que merece obtener una gran parte del tiempo de juego en el jardín de los Reds, incluso si no es tan emocionante como otras convocatorias recientes de la Liga, puede proporcionar cosas que ningún otro de sus compañeros puede ahora mismo: contacto y velocidad. Y, aunque no es estelar haciendo contacto duro, jugar en el Great American Ballpark le ayudará a aumentar sus números.

Si necesitas promedio, carreras y bases robadas, Friedl podría ser tu Ave María para la recta final.

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