Traducido por Pepe Latorre
Rafael Devers dominó durante los primeros compases de esta temporada, y mientras eso duró también duró la suerte de los Red Sox. En la primera mitad del año acumuló una línea de .324/.379/.601, se oyó su nombre en las quinielas para el MVP y ocupó un puesto en el corazón del lineup de la LA en el juego de los All-Stars. Su sólida producción ayudó a que el OPS de Boston en la primera mitad fuera de .728, el octavo de la MLB, y el equipo se metió en la lucha por el comodín.
Si avanzamos hasta el 1 de septiembre vemos que la perspectiva es mucho menos halagüeña: Devers bateó un impensable .163/.226/.218 en agosto, y es, por mucho, el peor mes de su carrera, los Red Sox se encuentran en el sótano de la División Este de la Liga Americana y están haciendo frente a preguntas sobre la seguridad laboral del mánager Alex Cora y del director de béisbol Chaim Bloom. Un rendimiento inesperado en los playoffs de 2021 generó expectativas, pero ahora Devers y los Red Sox se enfrentan a un futuro incierto, con la agencia libre posterior a 2023 como punto de inflexión.
Sin embargo, ese es un problema que el equipo y el jugador deben abordar en la temporada muerta. Mientras tanto Devers debe averiguar por qué el mes pasado registró los mínimos de su carrera en todos los ámbitos: promedio de bateo, porcentaje de alcanzar base y slugging. El culpable habitual en estos casos son los ponches, pero no fue el caso. El K% de Devers en agosto fue de 19.6%, mejor que el 25.5%, el máximo de la temporada, que registró en julio. Pero los ponches y la producción de poder a menudo van de la mano y, en este caso, los ajustes que hizo para reducir sus swings fallidos trabajaron en contra de Devers.
Primero, reduzcamos el alcance de los swings y fallo ante rectas de cuatro costuras, el tipo de lanzamiento al que Devers ha abanicado más en relación con la liga. Su tasa de swing y fallo del 33.1% ante rectas de cuatro costuras antes de 2022 se encuentra en el cinco por ciento inferior histórico de bateadores desde el comienzo de su carrera. A pesar de esta debilidad relativamente aparente, la querencia de Devers por el lanzamiento, que ya es el que tiene más probabilidades de aparecer alto en la zona, ha aumentado a lo largo del año, y los lanzadores han respondido elevando aún más las rectas. En este gráfico, la línea negra es la altura promedio del swing de Devers, la línea roja es la altura promedio del swing de su bola rápida y la línea verde es la altura promedio de las bolas rápidas que ha visto (todas en pies), por mes.
En julio su porcentaje de falló ante la recta de cuatro costuras fue más alto que en cualquier otro mes, esto no le impidió tener éxito a nivel general, ya que castigó otros lanzamientos con la frecuencia suficiente como para registrar un OPS+ de 170 durante el mes. Sin embargo, la tendencia de intentar batear rectas sin éxito siguió creciendo en agosto, cuando más de la mitad de sus swings totales fueron contra rectas. Se las arregló para reducir su índice de swing y fallo en casi 10 puntos porcentuales, de 47.3 a 37.6, pero ese ajuste hizo que Devers fuera más vulnerable a los lanzamientos rompientes de lo que había sido en cualquier momento de su carrera. Estamos ante un caso clásico: el de un bateador “sentado” en un lanzamiento y creando agujeros en otros lugares, especialmente cuando se le ataca con sliders.
Antes de agosto, Devers solía ser excelente contra los sliders: 37 de 57 sliders fueron golpeados entre 0 y 40 grados, los rangos que constituyen los tipos de contacto más valiosos, es decir líneas y elevados. En agosto, sin embargo, solo cinco de los 20 sliders que puso en juego estaban en esos rangos, y su velocidad de salida promedio contra esos lanzamientos cayó de 93.4 mph a 88.5 mph. Devers todavía estaba haciendo contacto ante los sliders localizados abajo y afuera (su tasa de swing y fallo ante sliders se ha mantenido estable en ~16 % durante toda la temporada), pero ya no pudo hacer contacto productivo ante esos lanzamientos, debido, al menos en parte, a las precauciones que estaba tomando ante las rectas. Estos mapas de calor muestran su ángulo de bateo (eje y) y velocidad de salida (eje x) contra sliders, en agosto (izquierda) y antes de agosto (derecha).
Castigar los lanzamientos que no son bolas rápidas ha sido la base que hace de Devers un talento tan especial. Perder ese elemento de su juego además de sus problemas ya señalados para hacer contacto contra las bolas rápidas lo anuló como bateador.
Gracias a SwingGraphs podemos ver que el ángulo vertical del bate (VBA para abreviar) del swing de Devers perdió más de 3 grados de inclinación de julio a agosto, pasando así de 27.8 a 24.6. Una trayectoria más plana del bate se asocia con más fallos en la parte superior e inferior del barrel, definidas como ángulos de bateo de menos de 0 grados o más de 40, y eso es exactamente lo que le sucedió a Devers. Sus líneas y elevados desaparecieron:
Porcentaje de fallos | |
Antes de agosto | 47.0 |
Agosto | 57.1 |
Estas bolas bateadas están cerca de ser outs automáticos, por eso el BABIP de Devers en agosto fue de .173.
En resumen, Devers corrigió en exceso sus debilidades contra rectas altas y como resultado, arruinó la calidad de su contacto en la parte inferior de la zona. Dado que nunca ha dependido demasiado de las bolas rápidas esto no debería requerir una solución mucho más complicada que la de volver a atacar el resto de los lanzamientos como siempre ha hecho. Ya tiene tres hits de extrabase en lanzamientos secundarios en el mes de septiembre, por lo que parece estar bien encaminado. Arreglar a los Red Sox… bueno, eso ya es una tarea un poco más complicada.
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