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Image credit: Katie Stratman - USA TODAY Sports

Traducido por Pepe Latorre

A principios de este mes me llamó la atención un artículo escrito por Derrick Goold del St. Louis Post-Dispatch sobre Tyler O’Neill de los Cardinals.

Si no lo leíste te perdono. Se publicó justo antes de las Winter Meetings y Dios mío, han pasado muchas cosas desde entonces. Si el artículo se te escapó te hago un resumen.

El artículo se limitaba a contar cómo O’Neill planeaba alterar su régimen de entrenamiento durante la temporada baja con la esperanza de obtener mejores resultados a la hora de mantenerse saludable. Está comenzando el día con yoga (“Starbucks y directamente a la colchoneta de yoga” es como se cita en el artículo) y se enfoca más en las repeticiones que en el volumen con su levantamiento de pesas. Culturalmente hemos tomado el yoga y lo hemos occidentalizado, lo que quiere decir que lo hemos mercantilizado, lo que quiere decir que es fácil para nosotros perder de vista sus beneficios o descartarlos. Sin embargo, uno de los principios básicos del yoga es respirar mejor en posiciones en las que es difícil respirar, lo que conduce a mejores movimientos en general.

Además está corriendo más. Y luego corriendo más. Y luego más.

“Lo único en lo que pensé al principio fue en correr. Solo correr. Me estoy volviendo más corredor”, dijo O’Neill.

Correr en sí mismo no es un problema para O’Neill. Estuvo en el tres por ciento superior en el béisbol en velocidad de sprint en 2022 y ha estado en esas cifras en sus cinco temporadas en las Mayores. Lo que ha sido un problema ha sido mantener sus piernas sanas. Tuvo dos estancias separadas en la lista de lesionados en 2022 con problemas en los isquiotibiales y durante su carrera ha tenido cinco pasos por la IL por problemas en los isquiotibiales o en la ingle. O’Neill también perdió tiempo de juego por dolencias en el hombro y la muñeca la temporada pasada.

Si estás leyendo esto asumiré que sabes cómo es O’Neill. Básicamente, es una roca musculosa con brazos y piernas. No me parece una coincidencia que alguien con su tipo de cuerpo haya tenido problemas de lesiones, pero puedo apreciar que está tomando medidas para ser más esbelto y, con suerte, más saludable.

Desafortunadamente, la salud no es la única área en la que O’Neill dio un paso atrás en 2022. Después de clasificarse en el percentil 94º en velocidad de salida durante su campaña 2021, O’Neill retrocedió al percentil 66º en 2022. Su tasa de barrel está temporada pasada todavía fue muy buena con un 11,3%, pero estuvo muy lejos de su registro élite de 17,9% el año anterior. La temporada pasada O’Neill también pareció demasiado inclinado a batear a su lado natural registrando una tasa de pull del 42% después de una marca de 36.2% en 2021. Podría haber funcionado para él si hubiera conectado más elevados, pero bateó menos, pasando del 31,4% al 25,2%. Su tasa de roletazos pasó del 36,2% al 42,4%.

En otras palabras, O’Neill no golpeó la pelota tan fuerte y conectó muchos más rodados. Esto es especialmente importante porque le hicieron más shifts que a la mayoría de los bateadores diestros, llegando al 30,6% mientras que el promedio de la liga fue del 19,6%. El wOBA de O’Neill frente a los shifts en 2022 fue de .264. En 2021 ese número fue .456. Por contexto, el wOBA de Aaron Judge en 2022 fue .458. No es que O’Neill pueda o deba ser Judge, pero ha demostrado de lo que es capaz y por eso su 2022 resulta todavía más decepcionante.

Teniendo en cuenta estos datos, sería lógico pensar que O’Neill se beneficiara de la prohibición de los shifts en 2023 más que la mayoría de los diestros. También podría beneficiarse de volver al enfoque ultra agresivo que tuvo en 2021.

Sí, es cierto que O’Neill mostró una mejora en el aspecto de la disciplina en el plato el año pasado, reduciendo su tasa de ponches del 31,3% al 26,9% y aumentando su tasa de bases por bolas del 7,1% al 9,9%. Esto normalmente es algo bueno. Sin embargo, la pasividad, que es diferente para todos, puede ser algo malo. La tasa de swing en la zona del jugador de 27 años se redujo notablemente del 73,9% al 68% y su tasa de swing en el primer lanzamiento pasó del 34,5% al 23,8%.

Está claro, el O’Neill del 2021 se ponchó más, pero también hizo mucho más daño cuando hizo contacto. Es un ajuste que debería estar dispuesto a hacer nuevamente en 2023. Sin embargo, el factor más importante en su búsqueda de una recuperación en 2023 sigue siendo probablemente la salud, por lo que hay que cruzar los dedos para que el nuevo enfoque de entrenamiento de resultados. Durante su mejor temporada fue uno de los tres únicos peloteros en clasificarse entre los 20 primeros en tasa de golpes duros, xSLG y velocidad de sprint. La combinación de potencia/velocidad es rara. Existe la esperanza de que pueda estar en el campo para enseñárnosla.

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