Traducido por José M. Hernández Lagunes
La postemporada del año pasado tuvo un comienzo controvertido, con los Mets acusando al lanzador de los Padres Joe Musgrove de utilizar material pegajoso para mejorar su efecto. Sus RPM aumentaron ligeramente, lo que llevó a algunos expertos a temerariamente declararlo tramposo. Pero, como se apresuraron a señalar escritores más informados, es mucho más complicado que eso, y un análisis detallado de sus estadísticas (y de otros sospechosos de hacer trampas en la postemporada) sugiere que no estaba haciendo necesariamente nada malo.
La saga de Musgrove pone de relieve la importancia sobredimensionada que el material pegajoso han cobrado en la MLB en los últimos años. Los escándalos de trampas siempre atraen muchas miradas, y éste fue particularmente potente porque afectó a unas tres cuartas partes de la Liga, dando a los aficionados (y a los haters) de cada equipo munición para estar molestos. Pero las nuevas cifras de los últimos meses sugieren que el escándalo de la tasa de revoluciones puede estar remitiendo por fin… por ahora. El tiempo dirá si las nuevas medidas de control de la MLB producen una nivelación persistente en la tasa de revoluciones o sólo una pausa temporal.
Como es habitual en el estudio de las tasas de revolución, vamos a centrarnos en las bolas rápidas y dividir el número de RPM entre millas por hora para producir la relación revolución-a-velocidad, o SVR por sus siglas en inglés. SVR corrige el hecho de que las revoluciones aumentan a medida que la bola rápida se hace más rápida, lo que explica por qué Musgrove parecía ganar algo de spins (en el calor de la postemporada, los lanzadores a menudo encuentran una milla extra por hora más o menos). SVR también tiende a ser un número bastante consistente y estable para la mayoría de los lanzadores, la mayor parte del tiempo. Esta estabilidad nos permite estar mas seguros de que lo que estamos observando es el uso de material pegajoso y no las fluctuaciones del día a día en el rendimiento del lanzador que vienen con rachas buenas y malas de velocidad de lanzamientos.
Debido a que hay otros factores que influyen en las revoluciones y el SVR—que van desde la temperatura a los efectos de medición del sensor del parque o simplemente los lanzadores que están jugando—puse todos esos factores en un modelo para averiguar cómo ha cambiado el SVR con el tiempo. También incluí, por primera vez, datos de la postemporada y de los entrenamientos de primavera, que la MLB ha empezado a publicar en los últimos años. Los resultados muestran que el SVR aumentó de forma continuada hasta la ofensiva, y que desde entonces ha disminuido un poco.
Si tuviera que elegir el cambio más dramático, por supuesto, sería la línea del 15 de junio de 2021, cuando la MLB instituyó por primera vez sus inspecciones y la tasa de revoluciones cayó abrupta y drásticamente. Pero ese descenso fue el resultado de tres años de aumento constante, impulsado presumiblemente por la propagación de eficaces compuestos pegajosos por todos los vestuarios de la Liga.
Ese proceso pareció repetirse después de la imposición de medidas, ya que las pérdidas se recuperaron gradualmente en la segunda mitad de 2021 y durante la mayor parte de 2022. Presumiblemente, esto fue el resultado de los lanzadores que realmente dejaron de usar compuestos empujando los límites de las reglas para averiguar qué pegamentos transparentes o difíciles de notar podían salirse con la suya.
Pero lo más interesante de todo, para mí, es el último descenso en las tasas de revolución que se inició a finales de agosto de 2022. Eso fue casi exactamente cuando publiqué un artículo declarando que las revoluciones, y probablemente las trampas, estaban de vuelta, y otros escritores como Eno Sarris también se dieron cuenta. Aunque todavía lejos del pico de SVR, la MLB estaba en un ascenso constante hacia él.
Entonces, de repente, esa subida se convirtió en una caída. No sé si la MLB se dio cuenta e instituyó nuevas normas por aquel entonces (si es así, no se filtró ninguna información a la prensa), o si los lanzadores se reunieron en una reunión y decidieron dejarlo. Además de la cobertura de Eno por parte de la prensa, se produjo un sonado coscorrón a James Karinchak en un esfuerzo por quitarle las sustancias pegajosas del pelo. Tal vez un puñado de cacheos invasivos y peritajes capilares fue todo el estímulo que necesitaban los lanzadores para no seguir haciéndolo.
Es probable que la Liga se diera cuenta del repunte a finales de la temporada pasada, ya que este mes de marzo anunciaron—de nuevo, por segundo año consecutivo—procedimientos mejorados para frenar el uso de sustancias pegajosas. Como informó The Athletic en primicia, la MLB amenazó con una nueva ronda de inspecciones invasivas y aleatorias que harán que los umpires revisen gorros, guantes y cinturones en busca de pegamentos de todo tipo. Naturalmente, el comunicado no explicaba lo que provocó este renovado énfasis en la regla tal y como está escrita, pero teniendo en cuenta la relativa ineficacia de las advertencias anteriores, era razonable ser escéptico de que fuera a funcionar.
Parece que sí. Tenemos unos 10,000 lanzamientos de datos de los entrenamientos de primavera y otros miles de la temporada regular en nuestro haber, y el efecto ha seguido disminuyendo, casi hasta el nadir inmediatamente posterior al crack de julio de 2022. En consecuencia, la ofensiva se ha recuperado mucho, con promedios de bateo y slugging superiores a los de los últimos años, a pesar de las gélidas temperaturas (y, por lo general, una gran disminución de las anotaciones) de principios de abril. Aunque el Clásico Mundial de Béisbol podría ser un factor en los números más bajos de la primavera (como Chris Gilligan escribió en FanGraphs), es poco probable que ese efecto haya persistido en las primeras semanas de la temporada regular, por lo que esta caída parece real por ahora.
Teniendo en cuenta los altibajos locos en las revoluciones de los últimos años, no hay manera de predecir lo que sucederá a continuación. ¿Renunciarán finalmente los lanzadores a fabricar mejores mezclas que mejoren el agarre para eludir a los umpires? ¿O es que la marea repetida de medidas enérgicas y cacheos ha acabado finalmente con la tendencia? En el juego del gato y el ratón que ha caracterizado la aplicación de la normativa sobre sustancias pegajosas, parece que la única forma de saberlo es permanecer atentos.
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