keyboard_arrow_uptop
Image credit: © RICH STORRY-USA TODAY SPORTS

Traducido por Marco Gámez

Desde la llegada de Statcast, hemos vuelto a aprender algunas verdades absolutas con respecto al bateo. La primera y más importante: conectar fuerte a la pelota es bueno. Batear la pelota más fuerte es mejor. Por supuesto, de una forma u otra, siempre hemos sabido que esto es obvio, pero ahora podemos probarlo científicamente, con muchos gráficos bonitos y otros recursos, como éste de wOBA con contacto (wOBACON) por velocidad de salida en mph:

Por lo tanto, es lógico que los mejores bateadores del mundo bateen la pelota con más fuerza. Mira en la tabla de clasificación de wOBA la mayoría de las temporadas y encontrarás jugadores que pulverizan las pelotas de béisbol. Este año, por ejemplo. Primero está Aaron Judge, que está en el percentil 100 en… bueno, todo, pero para nuestros propósitos nos enfocamos en la tasa de batear fuerte. Tras él: Yandy Díaz; percentil 97. Ronald Acuña hijo; percentil 94. Yordan Álvarez; percentil 97. Arráez; percentil 2. Espera… ¿Qué?

En una liga donde el poder manda en el plato, el éxito de Luis Arráez es una excepción. Judge y Álvarez batean con árboles de secuoyas y robles; él batea con un palillo de dientes. Tiene un jonrón esta temporada, pero eso no le ha impedido ser uno de los 5 mejores bateadores del planeta. Ese palillo es más que una varita mágica.

***

A estas alturas del año, probablemente hayas oído hablar de la actuación de Arráez tratando de convertirse en el primer bateador que supera un promedio ofensivo de .400 durante una temporada completa desde Ted Williams. Tiene la permanencia más larga con esa cifra en los últimos 15 años. Sarah Langs de MLB.com señaló que su promedio de .403 hasta el miércoles 7 de junio es el séptimo más alto en los primeros 63 juegos de un equipo desde 1941:

Si bien se discute el valor del promedio de bateo como una métrica de bateo general, el hecho es que se necesita ser un bateador supremamente dotado para registrar más de .400 durante cualquier período de dos meses. Y, sin embargo, Arráez no lo logra como tantos otros. Rara vez batea pelotas sobre las cercas, lo que significa que su éxito depende completamente de hacer dos cosas a un nivel superlativo: rara vez falla cuando hace swing y pone pelotas de alta calidad en juego con más frecuencia que cualquier otro bateador.

Lo primero es bastante fácil de medir; probablemente hayas oído hablar de la ridículamente baja tasa de ponches de Arráez. Está por debajo del 5 por ciento; el segundo jugador de Grandes Ligas con ese porcentaje más bajo es Keibert Ruiz con 7.7 por ciento, y solo hay otros tres bateadores que tienen índices de Ponches (K, por su sigla en inglés) de un solo dígito. Arráez tiene más dobles (15) que ponches (11), una especie de versión bebé de la proeza de Barry Bonds de totalizar más jonrones que ponches. Su primera virtud también se observa en las estadísticas de lanzamiento a lanzamiento: su índice de abanicar/swing es un 4 por ciento más bajo que el siguiente mejor bateador de contacto, Nico Hoerner. En pocas palabras: su habilidad de batear la pelota es algo único.

La segunda mitad de su conjunto de habilidades único es un poco más difícil de cuantificar. Tenemos medidas de calidad de contacto (xwOBACON, Porcentaje de Barril, ISO, etc.), pero están fuertemente sesgadas hacia los bateadores de poder. Estos son los temidos “círculos azules” en la tarjeta de jugador de Arráez en el portal de estadísticas avanzadas de MLB, BaseballSavant.

Si bien son útiles para muchos, estas medidas no son completamente útiles para el tipo de bateador como Steven Kwan, Jeff McNeil y Arráez, que se basa en la colocación de hits para su ofensiva. BaseballSavant tiene una medida a la que denominan porcentaje de “Punto dulce”, que cuenta cuántas bolas pone en juego un bateador en un rango de 8 a 32 grados. Ese es el rango más productivo tanto para los bateadores de contacto como para los de poder, y Arráez califica muy bien allí: su índice de 44.9 por ciento es el cuarto entre los bateadores con al menos 150 bolas bateadas. Ese tipo de métrica comienza a mostrar lo que lo distingue, pero no lo explica todo.

En lo que realmente sobresale es en una consistencia inagotable, casi inaudita. Arráez batea bien la pelota incluso cuando no la batea fuerte. Davy Andrews, recientemente, escribió sobre el tema de las pelotas bateadas sin fuerza (léase: menos de 95 mph o 153 kph) y los mejores bateadores de contacto, y Arráez brilla en la medida que Andrews eligió para rastrear la habilidad de un jugador cuando no hace contacto fuerte: su Velocidad de Salida (EV, por sus siglas en inglés) promedio en esas bolas bateadas “más suavemente”. Su EV promedio de 84.8 mph (136 kph) en bolas bateadas sin chocarlas duro marcó el ritmo de la liga en la temporada pasada. El promedio de 84.8 mph (136 kph) que tiene en esas bolas bateadas esta temporada solo está por detrás de Mookie Betts (otro jugador que sobresale anualmente en esta área y que, comúnmente, supera los números de velocidad bruta de salida en la página que muestra su perfil como jugador).

Otra forma en que los profesionales de la estadística rastrean la consistencia en un determinado rubro es a través de las desviaciones estándar. Estas métricas nos dicen qué tan ampliamente distribuido está cualquier conjunto de valores, donde las desviaciones más pequeñas implican una distribución más estrecha y las desviaciones más grandes indican una variación más amplia. Esta estadística ha encontrado alguna utilidad en el béisbol recientemente, donde la desviación estándar de los ángulos de despegue de los batazos de un jugador se han relacionado con su promedio de bolas en juego. Sorpresa, sorpresa: durante las últimas tres temporadas, Arráez ocupó el cuarto, noveno y primer lugar en “cercanía” de sus ángulos de despegue.

Se han realizado menos investigaciones sobre las desviaciones estándar en la velocidad de salida, pero se aplica la misma lógica: la capacidad de repetir las características de la bola bateada de un jugador debería decirnos mucho sobre el bateador. Y en cada una de las últimas tres temporadas, Luis Arráez ha tenido la desviación más pequeña en las velocidades de salida de sus bolas bateadas, con solo una diferencia de 10 a 11 mph (16 a 17 kph) de su EV promedio en cualquier temporada, cerca de 5 mph (8 kph) menos que la liga en general. Para decirlo en términos más simples: está bateando la pelota exactamente tan fuerte como quiere con más frecuencia que cualquier bateador regular. Esa capacidad de repetir su swing aparece una y otra vez con su pequeña variedad de ángulos de despegue, la pequeña variedad de EV y su minúscula tasa de abanicar.

Esa es mucha información. Reúne todo y comenzarás a tener una idea más clara de lo que está haciendo tan bien:

2021 2022 2023
Abanicar/Swing %  4.º  1.º  1.º
no-BF EV  2.º 1.º  2.º
de(EV)  1.º  1.º 1.º
de(LA) 4.º  9.º  1.º

La mayoría de estas medidas se han relacionado con el éxito de BABIP y, para sorpresa de nadie (si has estado prestando atención), Arráez lidera el béisbol en BABIP esta temporada con una marca de .417.

Entonces, tenemos un jugador que básicamente nunca se poncha, nunca falla en batear la pelota y que, casi siempre, pone el mismo tipo de pelota en juego, con un ángulo y una velocidad que le da una excelente oportunidad de convertirse en un hit. (Advertencia: detalles matemáticos complicados más adelante). Y, para no ponernos demasiado matemáticos, al aplicar una regla de oro universal podemos usar la desviación en sus ángulos de despegue para adivinar en cuál rango estará casi el 70 por ciento de sus futuras bolas en juego bateadas para ver cuán sostenible podría ser esta persecución tras los .400. Los números relevantes aquí son su AD promedio (10.5 grados) y la desviación estándar de sus AD (21.5 grados). Eso lleva a un rango entre -11 y 32 grados. ¿El promedio de bateo en MLB con pelotas en juego bateadas en ese rango? .465. Puedes ver a continuación cuán perfectamente adaptado está su perfil de bola bateada para esto en el siguiente gráfico de BABIP por ángulo de despegue:

<img class=”alignnone size-full wp-image-83322″ src=”https://www.baseballprospectus.com/wp-content/uploads/2023/06/image2-1.png” alt=”” width=”871″ height=”716″ />

Arráez es un unicornio como jugador, algo que no hemos visto desde Ichiro o Tony Gwynn. Su “herramienta de bateo” mágica es algo más que nunca ser ponchado, aunque eso es una gran parte de su éxito. Como hemos visto, también tiene la habilidad de batear la pelota hacia cualquier área del campo como muy pocos pueden, y hacerlo a un ritmo que nadie más puede. Es poco probable que siga bateando .403 al final de la temporada, pero lo mismo pudo decirse de cualquier temporada atípica. La verdad es que está mejor dotado para intentarlo que cualquier otra persona que haya jugado en la era de Statcast.

Thank you for reading

This is a free article. If you enjoyed it, consider subscribing to Baseball Prospectus. Subscriptions support ongoing public baseball research and analysis in an increasingly proprietary environment.

Subscribe now
You need to be logged in to comment. Login or Subscribe