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Image credit: Dave Nelson-USA Today Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

A finales de la temporada pasada, escribí un artículo titulado “¿La División Este de la Liga Americana es la mejor división de la historia?”. En él, analicé los porcentajes de victorias por divisiones en sus partidos interdivisionales, es decir, los partidos jugados contra equipos de las otras una (1969-1993) o dos (1994-presente) divisiones de su Liga, excluyendo las temporadas desequilibradas de 1972, 1981, 1994, 1995 y la temporada 2020. Los equipos de una división, obviamente, juegan .500 contra otros equipos. Si observamos cómo les fue fuera de su división, podemos medir su fuerza relativa. (Nótese que excluí los partidos interliga, porque hasta este año, esos calendarios estaban desequilibrados, y todavía lo están, con clubes que juegan tres partidos contra cada equipo de la otra Liga, pero cuatro contra su “rival natural”).

Le seguí en enero con otro artículo con una pregunta en el título: “¿Qué tan bueno será el 2023 para la División Este de la Liga Americana?”. Señalé que la temporada pasada, la División Este ganó el 58.2% de sus juegos interdivisionales, el cuarto porcentaje más alto de la historia, solo por detrás del Oeste de la Liga Americana 2001-02 (que era solo una división de cuatro equipos) y el Oeste de la Americana del 2018 en partidos divisionales. Esta temporada, los equipos juegan 24 partidos intradivisionales menos, dos partidos interdivisionales menos y 26 partidos interliga más, postulé que la División Este podría obtener un récord asombrosamente bueno en conjunto, con cada equipo intercambiando un par de docenas de juegos contra el aplastante ritmo de su propia división.

Por supuesto, como todos los equipos suman .500, por cada ganador hay un perdedor. Una semana después del artículo en el que sugería que la Este de la Americana de 2023 podría ser históricamente buena, publiqué un tercer artículo en el que señalaba que la División Central de la Nacional del 2023 (.424 de porcentaje de victorias en partidos interdivisionales en 2022, el cuarto peor de la historia) y la Central de la Americana (.433 en 2022, el noveno peor) podrían ser incluso peores, ya que cada equipo perdería 24 partidos contra los bodrios de su propia división.

Obviamente no hemos terminado la temporada. Los equipos han jugado entre 89 y 93 partidos, lo que significa que aún les quedan 69-73 por disputar. Los calendarios que han jugado no son equilibrados, en absoluto. Los oponentes restantes de los Guardians, que compiten en la Central de la Americana, tienen un porcentaje de victorias de .503. Los oponentes restantes de los Twins, que compiten en la misma división, tienen un porcentaje de victorias de .466, el más bajo del juego. Así que no te tomes estos números demasiado en serio. Pero así es como les ha ido a las divisiones hasta la pausa del Juego de las Estrellas:

Totales Excluyendo Intradivisionales Interdivisionales
División G P Pct. G P Pct. G P Pct.
Este de la Americana 259 196 .569 190 127 .599 121 68 .640
Central de la Americana 193 260 .426 124 191 .394 70 111 .387
Oeste de la Americana 217 237 .478 150 170 .469 80 92 .465
Este de la Nacional 239 211 .531 173 145 .544 91 87 .511
Central de la Nacional 220 231 .488 157 168 .483 81 91 .471
Oeste de la Nacional 229 222 .508 165 158 .511 106 100 .515

Hay algunas conclusiones obvias. En primer lugar, la Central de la Nacional no es tan mala como se cree. Esto no debe confundirse con que sea buena, pero la división en su conjunto es un poco mejor que la Oeste de la Americana. Por supuesto, sólo hay dos equipos en la Central de la Nacional a un partido de .500, en comparación con cuatro en la Oeste de la Americana, pero el ancla que son los A’s hace que su división, en conjunto, sea débil.

En segundo lugar, por contraste, la Central de la Americana es, de hecho, tan mala como se percibe. Si siguen así, su récord en partidos entre divisiones—actualmente con marca de 63-99 en 162 partidos—sería el segundo peor de la historia. El peor fue el de la misma división hace sólo cinco años (.379 de porcentaje de victorias), con Cleveland (91-71) como único equipo por encima de .500, y tres equipos (Detroit, Chicago y Kansas City) por debajo de .400.

Por último, si sigue así, la División Este de la Liga Americana establecerá un nuevo récord de dominio. El Oeste de la Liga Americana de 2001 (Seattle 116-46, Oakland 102-60, Anaheim 75-87, Texas 73-89) ganó a un ritmo de .605, es decir, 98-64, en sus partidos contra el Este y la Central de la Liga Americana. El Este de la Americana de este año, que actualmente juega a un ritmo de 104-58 contra la Central (67-32) y la Oeste (54-36), podría superarlo.

Así que la pregunta para el resto del año no es sólo si los Astros (o los Rangers) serán capaces de colarse en la fiesta de todos los comodines de la División Este, o si prefieres ser el sexto cabeza de serie (tercer comodín, que juega contra el campeón de la Central) en lugar del cuarto o quinto cabeza de serie (los dos primeros comodines juegan entre sí (la respuesta es sí). Queda por definir si la Este de la Americana resultará ser la mejor división de la historia, y si la Central resultará ser la peor.

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