Traducido por José M. Hernández Lagunes
Es hora de echar un vistazo preliminar a los aspirantes al Cy Young, ¡pero espera! No empieces todavía. ¿Cuál es la primera estadística que buscas? Sé sincero. ¿Es la tabla de clasificación WARP (o una versión diferente de WAR)? ¿Qué tal las estadísticas tradicionales como ERA, victorias, ponches y entradas lanzadas? ¿Pones “momios Cy Young 2023” en un buscador? Basándose en las votaciones de los últimos 10 años, esto es lo que busca la Asociación Norteamericana de Escritores de Béisbol:
De los últimos 20 ganadores del trofeo, 13 lideraron la liga en rWAR, 11 en victorias y 10 en ERA. La tabla de clasificación WARP de Baseball Prospectus coincidió con la votación nueve veces. Los líderes en ponches y entradas ganaron el honor seis y cinco veces, lo que indica que los votantes también les prestan cierta atención, aunque cuantas más entradas lanza un lanzador, más estadísticas de conteo es probable que acumule.
En la tabla se incluyen las bases por bolas, a pesar de que ningún ganador del Cy Young ha liderado la Liga en esa categoría en la historia reciente. ¡Las caminatas son malas! Si un lanzador caminó a más bateadores que nadie, es casi imposible que haya sido el mejor de la Liga. El único lanzador que hizo saltar la tinta negra en caminatas mientras ganaba el trofeo fue Bob Turley en 1958. (Este es tan buen lugar como cualquier otro para recordarte que Nolan Ryan nunca ganó uno).
Esto es relevante porque Blake Snell está a la cabeza de la Liga Nacional en rWAR (3.6), ERA (2.63), H/9 (6.3)… y bases por bolas (76). No es el favorito en las apuestas para ganar su segundo CY, pero está un pelo por detrás de Zac Gallen. Aquí están los momios de DraftKings:
Entre los abridores calificados, la tasa de bases por bolas del 13.9% del Padre de San Diego es 2.5 puntos superior a la de cualquier otro lanzador de la MLB esta temporada. Su WARP de 1.8 apenas está entre los 20 primeros de la Liga Nacional. El líder es Logan Webb, cuyo WARP de 4.1 es más del doble que el de Snell.
Su salida más reciente, el viernes pasado en Arizona, fue un buen ejemplo del tipo de año que ha tenido hasta ahora. El resultado final: seis entradas, dos carreras limpias, dos hits, cuatro bases por bolas, siete ponches y un cuadrangular. Dos de esas bases por bolas fueron los dos primeros bateadores de la salida. Aquí está el lanzamiento de 3-2 a Ketel Marté, abriendo el partido:
Y el lanzamiento en cuenta de 3 bolas y 1 strike a Corbin Carroll:
Snell batalló con el control de bola rápida al arranque, pero tampoco se estaba inclinando a verter una sobre el plato. Está visiblemente molesto consigo mismo por fallar en la esquina de afuera contra Marte, a sólo unos centímetros del blanco que Gary Sánchez estableció con su guante. La filosofía de la batería parece ser evitar el corazón del plato a toda costa, y que una caminata no es tan mala como un hit. Por otra parte, el lanzamiento anterior de 3 y 2 a Marté fue una bola rápida por el centro, que el bateador conectó de foul, así que tal vez sea todo eso, pero también Snell simplemente no estaba alcanzando sus blancos.
Salió de ese atasco con sólo una carrera permitida, que es una victoria menor teniendo en cuenta que la expectativa de carrera para los corredores en primera y segunda sin outs es de 1.373. Ha salido de estas situaciones durante todo el año con ponches y contacto débil. El siguiente bateador fue Tommy Pham, que rompió su bate en una curva con cuenta de 0 y 2 en la esquina interior, dando lugar a un out forzado en tercera base. Christian Walker conectó un doblete impulsando una carrera, pero Snell no podría ser culpado por este débil roletazo:
Lourdes Gurriel Jr. picó un lanzamiento a tercera, lo que provocó un correteo sobre la línea de tercera base para el segundo out. La entrada terminó cuando Sánchez atrapó mal un cambio de velocidad, pero se recuperó a tiempo para atrapar a Walker tratando de anotar.
Las tres bolas bateadas que Snell permitió en la entrada tenían velocidades de salida de 60.0, 61.8 y 65.8 mph. Es un ejemplo clásico de cómo se mete y sale regularmente de los problemas. Todo lo que le faltaba era un ponche—es segundo en la Liga Nacional con 171 ponches, con una tasa de ponches del 31.3%. También permite menos hits que nadie en el Viejo Circuito y se sitúa en el percentil 89 en tasa de hits duros. La mejor manera de atacarlo consistentemente es trabajar la cuenta y dejarlo caminar al bateador, lo que a hace frecuentemente.
Snell también lidera a todos los abridores calificados con otra estadística silenciosamente importante: su tasa de 85.5% de corredores dejados en base. La media de la MLB es del 72.0%. Si le damos la vuelta, sólo el 14.5% de sus corredores llegan a anotar, mientras que la media de la Liga es del 28.0%, por lo que si pone a alguien en base, tiene la mitad de probabilidades de llegar al plato que contra un lanzador medio. Esto es algo así como la versión del BABIP para lanzadores. Hay un componente de suerte, pero su alta tasa de ponches y su habilidad para evitar el contacto fuerte también son factores, por lo que su tasa de dejados en base en su carrera es del 77.7%.
Sin embargo, WARP está menos impresionado por su capacidad para encallar corredores que con los lanzadores que no les permiten llegar a la base en primer lugar. Aquí están los tres líderes de WARP de lanzamientos de la NL yuxtapuestos con Snell:
Lanzador | WARP | DRA- | SO:BB |
Logan Webb | 4.1 | 71 | 6.0 |
Spencer Strider | 3.9 | 68 | 5.1 |
Zac Gallen | 3.3 | 81 | 5.1 |
— | — | — | — |
Blake Snell | 1.8 | 96 | 2.3 |
Si Snell gana el Cy Young, se convertirá en el séptimo lanzador en hacerlo tanto en la Americana como en la Nacional, uniéndose a cuatro miembros del Salón de la Fama (Roy Halladay, Pedro Martínez, Randy Johnson, Gaylord Perry), un futuro miembro del Salón de la Fama (Max Scherzer) y un posible miembro del Salón de la Fama si no fuera por ser una persona asquerosa y tramposa (Roger Clemens). Anteriormente ganó el premio en 2018 con Tampa Bay debido a su ERA de 1.89 liderando la Liga, 21 victorias y 7.1 rWAR, pero su WARP de 3.7 fue solo noveno en la Americana. Justin Verlander, quien terminó en un cercano segundo lugar en la votación, lideró la liga con 5.9. No por casualidad, Snell también lideró la MLB esa temporada con una tasa de 88.0% de corredores dejados en las bases.
Los innings fueron un factor; a pesar de abrir 31 partidos ese año, Snell quedó por detrás de los otros abridores de primera línea hasta por 30 entradas lanzadas. En ese momento la conversación se centró en los Rays y sus agresivas tácticas de bullpen. Su promedio fue de 5.8 entradas por salida. Este año, esa cifra es de 5.4. Las entradas importan, y Snell nunca ha sido capaz de mantener su conteo de lanzamientos bajo para acumularlas. Hay algo que decir sobre su proclividad a abandonar corredores, pero la mayor parte del valor de eso está en otras estadísticas como la tasa de ponches. Está disfrutando de una campaña sólida a pesar de su exorbitante tasa de caminatas, pero a menos que pase el resto de la temporada sin caminar a un bateador, los votantes no deberían tomarlo en serio como candidato al Cy Young.
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