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Traducido por Marco Gámez
Algunas notas misceláneas en las últimas dos semanas de la liga…
Burger, Mantén el queso cheddar
Cuando fue canjeado por los White Sox justo antes del último minuto del día límite, Jake Burger estaba bateando con una cantidad obscena de poder, algo que los Marlins necesitaban desesperadamente en el medio de su alineación. Lo bueno era que podía conectar 20 jonrones e impulsarlos a mejorar durante la segunda mitad que les permitiría llegar a la postemporada, pero la desventaja era que es un bateador de rachas que desaparece por períodos debido a enormes agujeros en su swing. Estaba conectando jonrones en casi un tercio de sus viajes al plato y traía consigo un porcentaje de alcanzar la base inferior a -.300 al momento del intercambio.
Si avanzamos unas semanas, Burger parece una propuesta completamente diferente en el plato para los lanzadores contrarios. Ha disminuido en casi 12 puntos porcentuales su tasa de ponches, mientras aun exhibe la mayor parte de su poder en su breve estadía en Miami, transformándose en algo muy valioso, pasó de ser un toletero de jonrón o fracaso a una fuerza en el medio de la alineación. Pocos jugadores pueden hacer el tipo de contacto potente que hace Burger cuando pone la pelota en juego, y un 10 por ciento más de sus viajes al plato ahora son una pelota en juego.
Curiosamente, gran parte de su mejora se ha producido contra los envíos rápidos, en particular los sinkers. Eso es especialmente evidente cuando se observa dónde él falla en Miami comparado con donde lo hacía en Chicago, como muestra este gráfico de ubicaciones de abanicados:
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Todavía hace swing principalmente por encima de los lanzamientos cuando falla, pero lo hace con mucho menos frecuencia. Su tasa de abanico ante los sinkers se ha reducido a la mitad, del 18 por ciento al 9 por ciento, y todo ese contacto más bajo en la zona ha resultado en una disminución en la cantidad de elevados que está bateando. Por lo general, diríamos que eso no es algo bueno, pero no es un problema para un bateador que tenía un BABIP de .225 cuando bateaba elevados a un ritmo de más del 40 por ciento como lo hizo en la primera mitad de la temporada. En Miami, algunos de ellos se han convertido en líneas, y eso ha llevado a un mucho más aceptable promedio de bolas en juego de .355. Eso (probablemente) no continuará al mismo ritmo, pero el cambio en su perfil de bola bateada y sus habilidades en general en el plato han convertido a Burger en un bateador mucho más completo.
Revisando algunos artículos de principio de temporada
Apenas unas semanas después de iniciada la temporada, destaqué a un trío de bateadores que habían tenido comienzos notablemente vertiginosos. Con la campaña terminando, pensé que valdría la pena ver cómo les había ido desde ese artículo.
Matt Chapman fue la noticia de abril, en lo que parecía sentar las bases para un histórico aumento contractual con uno de los mejores comienzos de cualquier bateador. En ese momento, sin embargo, eso parecía un espejismo, con su línea ofensiva inicial apuntalada por una tasa HR/BE insostenible. En cambio, el agujero en su swing que había aumentado una elevada tasa de ponches en el pasado resultó persistente y es probable que termine 2023 con un porcentaje de ponches más alto que el que tuvo en 2022.
Según muchas estadísticas indirectas, Chapman es uno de los bateadores más desafortunados del béisbol, con un desempeño inferior a muchas de sus estadísticas esperadas por amplios márgenes. Otra forma de verlo es que obtiene el menor provecho de su talento como bateador de poder porque dirige todos sus mejores contactos hacia las zonas más amplias de cada parque:
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Este gráfico muestra el ángulo de despegue (eje y) y el ángulo de distribución de batazos (eje x, -45 es la línea de foul del lado hacia donde hala la pelota). La mayor parte del contacto de mayor calidad de Chapman (las pelotas en juego con mayor probabilidad de causar daño según sus características de pelota bateada) se envía al jardín central o a zonas del campo opuesto, donde es más difícil conectar jonrones. Así es como un jugador con un percentil 98 en la tasa de barril termina conectando sólo 15 jonrones cuando queda una semana en la temporada.
Los otros bateadores en ese artículo eran un par de toleteros zurdos, prometedores, que buscaban dar grandes pasos hacia adelante después de comienzos difíciles en las mayores. Fui muy optimista sobre los cambios que Nolan Gorman había hecho para adaptarse a la velocidad premium y, en retrospectiva, creo que esa evaluación se ha mantenido durante toda la temporada. Probablemente, la tasa de swing/abanicado de Gorman contra las rectas se mantendrá prácticamente sin cambios, pero los resultados contra velocidad han dado un giro completo de 180 grados:
Nolan Gorman vs Rectas | |||
HR | SLG | Abanicar/Swing % | |
2022 | 5 | .351 | 32.8 |
2023 | 16 | .569 | 33.0 |
Si bien te gustaría ver que la tasa de ponches comience con un 2 en lugar de un 3, Gorman dio grandes pasos hacia adelante esta temporada y parece una pieza integral del núcleo de su club, sea cual sea la dirección que decidan tomar esta temporada baja.
Lo mismo puede decirse de Kelenic, quien había solucionado sus fallas contra envíos con altas revoluciones y casi tomando automáticamente lanzamientos quebrados tempranos. La preocupación allí era que los lanzadores de mayor calibre pudieran colocar sus envíos secundarios contra él en la zona para strikes cantados, y Kelenic tuvo el 9 por ciento de sus apariciones en el plato terminadas con un ponche sentenciado, una de las 15 cifras más altas de la liga.
Dicho esto, el enfoque conservador fue claramente una mejora importante con respecto a sus temporadas anteriores, ya que, según OPS+, terminará como un bateador por encima del promedio de la liga por primera vez en su carrera. Todavía queda mucho camino por recorrer para estar a la altura de su antiguo estatus de ser uno de los 5 mejores prospectos, pero 2023 fue un paso en la dirección correcta.
El comodín de Houston
Estoy seguro de que muchos fanáticos del béisbol probablemente adivinarían que Cal Raleigh ha conectado la mayor cantidad de jonrones entre los receptores esta temporada, con 29. Estoy menos seguro de que la gente pudiera adivinar quien quedó en segundo lugar. Un par de resplandecientes novatos empataron con 23 cada uno, ambos pueden estar pasando inadvertidos por diferentes razones.
Primero: Francisco Alvarez de los Mets, quien tuvo una gran demostración de poder a mitad de temporada antes de enfriarse considerablemente mientras su equipo se alejaba del centro de atención. Durante gran parte de la temporada fue uno de los mejores bateadores de la liga, en el grupo de receptores más jóvenes, y promete ser la piedra angular de la reestructuración que hará David Stearns.
Segundo: el receptor/bateador designado de los Astros, Yainer Diaz, quien puede haber escapado al reconocimiento nacional debido al tiempo de juego inconsistente en una de las plantillas más estelares de este deporte. Tendrá la oportunidad de presentarse a la psique colectiva del béisbol en octubre, ya que su estilo de bateo, hace swing a todo, (octavo índice de swing más alto en la MLB) y constantemente encuentra el barril (81°percentil de índice de barril)) es el tipo de perfil al estilo de Eddie Rosario que puede hacerse cargo de una serie de cinco o siete juegos.
Houston ha clasificado seis veces a la Serie de Campeonato de la Liga Americana y ha recibido contribuciones insignificantes de la posición de receptor, por lo que Díaz podría darles una ventaja que no habían tenido antes. Mira cómo se compara con algunos de los principales receptores de la Liga Americana en calidad de contacto:
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Esos son algunos nombres importantes, y Díaz está ahí en términos de producción de daño en la segunda mitad de la temporada. Si Dusty Baker le da una oportunidad, podría convertirse en un nombre familiar a finales del próximo mes.
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