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Image credit: Tim Heitman-USA Today Sports

Traducido por Pepe Latorre

En febrero recibimos una serie de cambios en las reglas que afectaron al béisbol. El reloj de lanzamiento acortó los juegos. La regla sobre los lanzadores y la separación de la goma en la lomita (y en menor grado el mayor tamaño de las bases) aumentaron las bases robadas en un 41% con respecto al año 2022. Con el shift prohibido, el BABIP aumentó siete puntos (aunque considero que el impacto real no está claro).

Estos fueron los cambios más significativos, pero la limitación al uso de jugadores de posición utilizados como lanzadores que impuso la MLB pasó desapercibido. Antes los jugadores de posición podían aparecer en cualquier juego con un diferencial de seis carreras. A partir de este año se tenía que estar perdiendo por ocho o más en cualquier entrada o liderando por 10 en la novena entrada para que un jugador de posición lanzara (no hubo ni sigue habiendo ninguna restricción en las entradas extra).

Cuando se anunciaron las limitaciones, Jesse Rogers de ESPN informó que “los jugadores tenían dudas ya que las estadísticas comenzaban a verse dramáticamente afectadas por tantos jugadores de posición lanzando”. Mike Axisa de CBS Sports explicó:

Poner a un jugador de posición en el montículo solía ser la máxima humillación. Ahora es una estrategia… Los jugadores de posición-lanzadores solían ser una novedad divertida, pero ahora son algo común a pesar de que los jugadores de posición no entrenan para lanzar y corren un mayor riesgo de lesionarse, que por cierto es la principal preocupación de la MLBPA. Al sindicato también le preocupa que los jugadores se vean afectados por las estadísticas defensivas, lo que podría perjudicarlos en el arbitraje.

Scott Allen, del Washington Post, escribió una historia divertida sobre jugadores de posición lanzando en 2022 titulada: “Los jugadores de posición que lanzan: una novedad que se ha convertido en un acto aburrido”. Describió una doble cartelera de 1906 entre los New York Highlanders y los Washington Senators. Los Highlanders, que habían ganado el primer juego 7-5, tenían una ventaja de 16-2 sin outs en la cuarta entrada del segundo juego. El mánager de los Senators, Jake Stahl, llamó al jardinero Joe Stanley para que fuera a la lomita. Con el marcador 20-5 después de seis entradas el árbitro Silk O’Loughlin canceló el juego, no debido a la oscuridad, sino, y según la crónica del juego en el Washington Evening Standard, para “poner fin a la farsa”.

Las farsas continuaron, esporádicamente, durante las décadas siguientes. Pero eran raras. Hace no tanto, en 2006, cada entrada lanzada en cada juego de la MLB era realizada por un lanzador. Sin embargo, desde entonces, el uso de jugadores de posición en el montículo se ha disparado.

Supongo que la regla del 2023 tuvo el efecto deseado en el sentido en que el número de jugadores de posición que lanzan ha disminuido…

…pero solo un poco, de 132 en 2022 a 115 en 2023. Esa es fácilmente la segunda mayor cantidad en la historia de la MLB, con 2019 (90) y 2021 (89) muy por detrás. Pero es una disminución.

La razón para las restricciones, además de la preocupación sobre las estadísticas y las lesiones citadas por la MLB y la MLBPA, es la razón citada por Silk O’Loughlin, el árbitro del home en aquel segundo juego entre Highlanders y Senators hace mucho tiempo: la farsa. Los jugadores de posición no son lanzadores. Son muy malos haciéndolo. Así es como se han desempeñado los jugadores de posición durante las últimas cuatro temporadas.

Año IP RA9 AVG OBP SLG
2020 32.3 9.19 .352 .410 .718
2021 79.0 8.43 .343 .400 .643
2022 132.3 10.07 .374 .426 .692
2023 114.7 10.28 .409 .452 .694
Total 358.3 9.69 .377 .428 .685

Creo que todos podemos estar de acuerdo en que son números horribles. En las últimas cuatro temporadas los bateadores que se enfrentan a lanzadores de posición se han convertido, en promedio, en el Chuck Klein de 1930 (.386/.436/.687), 59 dobles, 40 jonrones, 158 anotadas y 170 remolcadas. Ese es el bateador promedio al se enfrenta un jugador de posición cuando lanza. No es de extrañar que el difunto señor O’Loughlin lo calificase de farsa.

Aquí se muestran gráficamente los totales de RA9.

Un espanto, ¿verdad? Un promedio de 9,7 carreras por nueve entradas. Realmente es una farsa.

Imagino que alguno habrá notado la inclusión de 2020 en esos números. Y es posible que otros estén familiarizados con mis escritos. Aquellos que estén en la intersección de ese diagrama de Venn no se sorprenderán con mi gráfico final.

En los últimos cuatro años los equipos han anotado 9,69 carreras por cada nueve entradas cuando hay jugadores de posición en el montículo. Durante el mismo período anotaron 10,14 carreras por cada nueve entradas después de la novena entrada (y sí, ese total incluye anotaciones en la octava y novena entrada de las dobles carteleras de 2020 y 2021). Eso es casi media carrera por cada nueve entradas más.

Es probable que haya escrito tanto sobre corredores zombies en las entradas extras como cualquiera. Mi crítica es que cambian el juego. De anotar alrededor de cuatro carreras y media cada nueve entradas a anotar más del doble. No me gusta este último escenario. Cuando estoy viendo un partido y está empatado después de nueve entradas, normalmente cambio a otro partido o apago la televisión. Dudo que la gente que vio el emocionante juego inaugural de la Serie Mundial de este año se dijera: “Sí, estuvo bien, pero hubiera sido mucho más emocionante si en las últimas dos entradas el último jugador que bateó en la entrada anterior fuera colocado en la segunda base”.

Mi punto al plantear esto aquí es que al mismo tiempo que la MLB frenó el uso de jugadores de posición como lanzadores anunció que la plaga de corredores zombis que comenzó en 2020 sería permanente. Que esto se haya hecho no es una sorpresa. Como he dicho, a los jugadores les gusta (por la misma razón que tú preferirías trabajar ocho horas en vez de diez), a los fanáticos les gusta (llegan a casa y se acuestan más temprano) y a los propietarios les gusta (no se vende cerveza después de la séptima entrada y muchos trabajadores del estadio están trabajando). Era algo inevitable.

Pero es también inevitable la perversión que crea en el juego. Si los jugadores de posición usados como lanzadores (que permiten 1,08 carreras por entrada) son una farsa, entonces las entradas zombis (en las que los equipos anotan un 4,6% más de carreras) lo son aún más. Si estás de acuerdo con esto porque ves una distinción entre un entrenador que dice “este juego ya no merece la pena” y la MLB que dice “aceleremos artificialmente la competición”, esa es tu elección. Elijo disentir. Llama farsa a una farsa.

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