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Image credit: © Geoff Burke-USA Today Sports

Traducido por Marco Gámez

No es difícil imaginar lo que los Nationals pensaron que obtendrían cuando intercambiaron a Juan Soto a los Padres en la fecha límite de 2022. Un potencial bate para el medio de la alineación en James Wood, una muy productiva futura mancuerna en la mitad superior del orden al bate con Mackenzie Gore, y CJ Abrams. Con solo mirarlo sabías intuitivamente qué tipo de jugador estabas recibiendo a cambio. Con un peso generosamente estimado en 185 libras (84 kg) y poseedor de un par de ruedas que lo colocan en el escalón superior de los velocistas, Abrams debía encajar perfectamente en el fenotipo de primero en el orden ofensivo y bateador hábil, que estaría acompañado por otros bateadores con buen contacto y velocidad similares como Nico Hoerner y Steven Kwan. Sólo hubo un problema: Abrams no es ese jugador. Al observar sus perfiles de bolas bateadas y su éxito con las bolas en juego de 2023 se nota rápidamente que Abrams no es ese tipo de bateador en absoluto:

BABIP -5 <= LA <= 15
Nico Hoerner .312 31.9%
Steven Kwan .308 33.2%
CJ Abrams .279 24.8%

Ese rango específico de bolas bateadas, entre -5 y 15 grados, produjo un promedio de .526 el año pasado con sólo dos jonrones, ambos dentro del parque. Es el tipo exacto de bola bateada en la que se especializan los bateadores de alto contacto y potencia promedio superior. Solo mira los nombres en la parte superior de esta lista. Incluso en un año malo, Tim Anderson lideró la liga. Luis Arráez también está ahí en el tope. Dale la vuelta y mira los nombres cerca de la parte inferior: el último es Kyle Schwarber, la mejor representación de los tres resultados básicos en el beisbol. Muy cerca de él: Jack Suwinski, quien podría ser una nueva versión de Joey Gallo. Desciende un poco más y allí encontrarás a Abrams, escondido entre bateadores de poder como Christian Walker y Rowdy Tellez. Los tipos de bolas bateadas que Abrams está tratando de batear no son los mismos contra los que Anderson o Arráez están tratando de producir, y es por eso que este bate de alguna manera está produciendo resultados por debajo del promedio de la liga en bolas que permanecen en el estadio.

Abrams tiene un poder natural mayor de lo que su delgada humanidad te haría creer; su velocidad de salida del percentil 90 (una métrica utilizada a menudo por los equipos para medir el potencial de poder) de 103.7 mph (167 kph) es similar a la de jugadores como Willy Adames y Vinnie Pasquantino, quienes, generalmente, están considerados unos niveles por encima de él en capacidad de slugging. Aparentemente se ve a sí mismo bajo esa luz y trata de batear de esa manera. Y, si es capaz de hacer esto:

¿Quién puede culparlo?

A pesar de tener esa habilidad, Abrams todavía no tiene el tipo de fuerza bruta que le permita batear cualquier lanzamiento que quiera hacia cualquier parte del parque. En lugar de eso, tiene que cronometrar las cosas a la perfección y hacer swing a los lanzamientos correctos que pueda batear hacia su banda dominante, y ahí es donde tuvo dificultades al comenzar 2023. Hasta el 6 de julio, Abrams exhibía solo .233/.281/.393 como su línea ofensiva, mientras totalizaba una malísima proporción de ponches y bases por bolas de 66:11. Eso no impidió que los Nationals hicieran el no muy común movimiento de colocar a un jugador con un porcentaje de alcanzar la base inferior a .300 en el puesto de primero en el orden al bate el 7 de julio. Algo en ese voto de confianza debe haber estimulado a Abrams, porque después de eso bateó .256/.316/.430 durante el resto de la temporada. Esa línea ofensiva puede ser decepcionante a primera vista, pero ese salto de 74 puntos en OPS hizo que Abrams pasara de ser uno de los peores regulares de la liga a un bateador promedio de la liga en una posición defensiva premium que también contribuyó más en correr las bases que todos menos otros ocho jugadores en la temporada de 2023. ¿Cómo logró ese cambio?

Como mencionamos antes, Abrams no balancea el bate como un bateador de contacto que busca enviar batazos entre los jardines para sencillos fáciles en líneas cortas. Pero, las decisiones que toma en el plato a menudo son similares a ese tipo exacto de bateador. Su tasa de persecución en 2022 fue de casi el 43 por ciento, una de las peores cifras de la liga. A principios de 2023, todavía rondaba el 41 por ciento. Sin embargo, después del cambio a primer bateador, Abrams comenzó a mostrar una nueva disciplina, y eso se evidenció de una manera inusual: persiguió menos bolas rápidas fuera de la zona, como lo exhibe su promedio de tasa de persecución de bolas rápidas en esta muestra de 200 lanzamientos.

La tasa de persecución de toda la liga contra rectas de cuatro costuras y sinkers fue del 29 por ciento en 2023. Antes del 7 de julio, Abrams estaba persiguiendo los envíos veloces a un ritmo ridículo de más del 43 por ciento. Después de pasar a ser primer bate, Abrams comenzó a dejar pasar más lanzamientos de ese tipo y redujo su porcentaje de persecución al 34 por ciento: aún mayor que el resto de la liga, pero no tan catastróficamente imprudente. Ese fue un gran avance por múltiples razones. En primer lugar, las sinkers por debajo de las rodillas y las rectas a la altura de los ojos casi siempre resultan en roletazos o en elevados al cuadro interior que se convierten en outs casi automáticos. El contacto contra esos lanzamientos es casi tan malo como un ponche. Segundo: ayudó a Abrams a mejorar sus resultados cuando no puso la pelota en juego al recibir más bases por bolas y poncharse menos. Y, por último, significó que Abrams redujo la zona que buscaba atacar, lo cual es fundamental para el enfoque más centrado en el poder que tiene en el plato. Compara sus zonas de swing en ambos períodos:

Estos gráficos muestran dónde probablemente Abrams haría swing en función de lo que mostró durante ambos períodos. En la primera parte de la temporada, Abrams hizo swing a una cuarta parte de los envíos que le lanzaron contra la tierra, y había una probabilidad de 50/50 de que hiciera swing a lanzamientos muy hacia adentro, pegados a sus manos. Después del 7 de julio, dejó de jugar golf y de atascarse tratando de obtener buenos resultados contra lanzamientos rápidos y adentro. En cambio, se concentró en atacar lanzamientos más cercanos al corazón del plato, y ese ajuste lo llevó a convertirse en el tipo de amenaza de slugging que está tratando de ser. Pasó de producir un elevado halado, el tipo de contacto más valioso que puede hacer un bateador, en el 6.8 por ciento de sus bolas en juego antes del 7/7 al 10.6 por ciento después del 7 de julio.

BB% P% Elevados Halados/EventoBB% HR
Antes-7/7 3.8% 22.8% 6.8% 7
7/7-Final de Temporada 6.5% 16.0% 10.6% 11

Abrams, aun así, fue solo un bateador promedio de la liga después de estos ajustes, pero hacerlo a los 22 años en apenas su segunda temporada completa en las mayores es una señal alentadora. La mejora sostenida en su reconocimiento de lanzamientos, combinada con su capacidad de contacto superior al promedio, deberían llevarlo a aprovechar más su poder en los juegos. Además de su habilidad eléctrica en las bases (acertó 36 de 38 en intentos de robo después de convertirse en el primer bate de Washington), tiene el potencial de ser una de las amenazas de poder y velocidad más dinámicas del beisbol en los próximos años. Entonces, si bien es posible que los Nationals no hayan recibido exactamente al jugador que imaginaban a cambio de Juan Soto, es posible que hayan estado en lo cierto al decir que estaban adquiriendo una piedra angular para futuros equipos competitivos en DC.

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