Traducido por Pepe Latorre
Misiva revolucionaria #46
Y a medida que aprendas sobre la magia, aprende a creer en ella.
Si su éxito no te sorprende tu poder no se verá mermado.
—Diane di Prima
Ranger Suárez sube al montículo esta noche para los Phillies. Acumula 59 entradas lanzadas en nueve aperturas, cuenta con ocho victorias y tiene una efectividad de 1.37. En abril estuvo 32 entradas consecutivas sin permitir una carrera limpia. Ha ponchado a más de una cuarta parte de los bateadores enfrentados (algo sobre lo que quizás hayas leído aquí o posiblemente aquí) gracias en gran medida al refinado dominio que tiene sobre su bola curva y su cambio. Estos dos lanzamientos le permiten controlar la zona como un titiritero. Es la mejor marca de su carrera. Cuando los bateadores han conectado, ha sido en sus términos, como lo demuestra una tasa de rodados del 57.1%. Son sus registros habituales en rodados en temporadas anteriores, pero ha mantenido el buen nivel mientras lograba mejoras en otros aspectos de su juego. Ha sido el tercer mejor lanzador del béisbol con un WARP de 1.9. A veces, una lista de éxitos y fortalezas es suficiente para contar la historia.
A veces aún puedes sumar más. Suárez ha reducido a la mitad su tasa de bases por bolas en lo que va de la temporada, recortándola hasta el 4.6%. Dado que rondaba el 8% en 2021 y el 9% en cada una de las dos últimas temporadas, podemos decir que había rondado el promedio o un poco peor cuando se trataba de dar boletos. Esta es una manera justa de describir su rendimiento en general. Desde que se convirtió en abridor a tiempo completo hace unos años, su DRA- ha mejorado al menos 14 puntos por temporada. Sus lanzamientos mezclan un poco de todo su arsenal. Su recta promedio nunca ha superado las 94 mph.
No hay muchos precedentes en la forma en que ha eliminado las bases por bolas de su juego, tratándolas como una enfermedad de la que hay que deshacerse. Antes de los juegos del lunes, 52 lanzadores habían lanzado al menos 50 entradas hasta el momento en 2024. Ocupa el puesto 12º en la tasa de bases por bolas y muchos de los que están por delante de él son los mejores brazos de su rotación. Se destaca aún más en comparación con los lanzadores que también lanzaron al menos 80 entradas el año pasado (un número que nos ayuda a evitar relevistas puros, pero incluye a tipos que se movieron entre el bullpen y la rotación o enfrentaron un límite de entradas), eso nos deja con solo 48 muchachos a considerar en toda la Liga. Suárez ha cortado la tercera mayor cantidad de bases por bolas, con solo Jake Irvin (-5.8%) y Jack Flaherty (-6.5%, y al que Matthew Trueblood le dedicó un artículo la semana pasada) por delante de él. Puedes ver todos los datos aquí.
Sólo un puñado de jugadores han logrado avances tan grandes año tras año en las últimas temporadas:
Jugador | Intérvalo | Disminución en BB% | WARP en temporada anterior |
Corey Kluber | 2021-22 | -6.6 | 3.0 |
Yusei Kikuchi | 2022-23 | -5.9 | 2.4 |
Triston McKenzie | 2021-22 | -5.8 | 2.8 |
Justin Steele | 2022-23 | -4.7 | 3.8 |
En el caso de Kluber nos encontramos con que su actuación fue básicamente un canto de cisne, algo que no había hecho en años y era difícil encontrar a alguien que creyera que podría haberlo hecho de nuevo. Fue un destello, algo similar a lo que pasa cuando ves a un ex, eso que sientes antes de darte cuenta de que ambos seguisteis adelante porque había que hacerlo. Todos los demás lograron sus temporadas más productivas hasta la fecha según WARP. La temporada 2022 fue una fiesta de presentación para McKenzie, mostrando de lo que es capaz cuando está sano, aunque no lo haya vuelto a hacer desde entonces. Steele dio un salto que pocos pensaron que podría dar, superando las expectativas del final de la rotación con una excepcional bola rápida cortada. Kikuchi, cuyos retoques han resultado contraproducentes en ocasiones, finalmente encontró un enfoque que permitía aprovechar su inmenso talento.
Este grupo también nos proporciona algo más en qué pensar. Al considerar sus primeras nueve salidas (la cantidad que Suárez ha ganado hasta ahora), todos menos Kikuchi se volvieron más reacios a ceder bases por bolas a medida que avanzaba el año. Ninguno dio grandes saltos, pero aumentó su mejora en unas pocas fracciones de punto porcentual. No tiene nada de especial, pero pone de manifiesto algo más que es más interesante. Evitaron la noción de que su buen desempeño fuera fruto de una muestra pequeña. Al contrario, ofrecían un nuevo grado de consistencia, incluso cuando eran valores atípicos entre sus pares.
Con un arsenal retro y una conducta tranquila, Suárez ya se ha convertido en un héroe local en Philadelphia. No se había visto algo así desde Cliff Lee durante el último periodo competitivo del equipo hace 15 años, aunque está claro que no limitará a los bateadores rivales a un promedio de .215 en bolas en juego durante todo el año. En la última década sólo tres abridores se han acercado a esa cifra. Pero ha sido uno de los mejores lanzadores de la Liga y, con la forma en que se han unido las piezas, podría estar bien preparado para afrontar cualquier regresión negativa. Suárez es una amenaza legítima en el montículo que le da al mejor equipo de la liga hasta la fecha aún más profundidad de alto nivel que podría influir en cualquier serie determinada.
Hacer este tipo de análisis requiere encontrar pequeños grupos de jugadores en un grupo grande. Un poco a lo “¿Dónde está Waldo?”. Esto hace que sea fácil perder de vista todo el alcance real. El año pasado 851 lanzadores registraron al menos una entrada de trabajo. En las dos temporadas anteriores fueron 861 y 885 respectivamente. En lo que va del año el número es 582, que es aproximadamente dónde estábamos en este punto en cada uno de los últimos años. Los clasificados representaron apenas el 5.5% de la población total. El grupo en el que está Suárez supone menos del 1%. Estos resultados son una especie de magia. Él la ha estado aprendiendo y nosotros tenemos que aprender a creer.
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