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Image credit: © Brad Rempel-USA TODAY Sports

Traducido por Marco Gámez

Seis entradas.

Según los informes, MLB está considerando la idea de exigir que los abridores lancen seis entradas en cada apertura. A medida que una nueva especie de abridores ha surgido y conquistado el béisbol, esos que están listos para lanzar cinco entradas, pero con toda seguridad no siete, existe la preocupación de que el lanzador abridor haya perdido la preeminencia que alguna vez tuvo en el juego. Es un cambio que ocurrió repentina y aparentemente sin previo aviso. Es incongruente incluso mirar el gráfico del número promedio de outs obtenidos por los lanzadores abridores por juego.

Caída

Así que MLB parece interesada en usar un plumón y devolver esa línea a donde alguna vez estuvo. La propuesta, según los informes, que bien podría haber sido simplemente una idea asomada en una sala de conferencias, exigiría que el abridor lance 6 entradas. Se harían excepciones si el abridor ya hubiera realizado 100 lanzamientos, hubiera permitido cuatro carreras limpias o hubiera sufrido una lesión que requeriría un viaje a la lista de lesionados. Un viaje real a la congeladora sería obligatorio para protegerse contra un lanzador que jugara contra el sistema diciendo “¡ay, mi pierna!”

En teoría, el resultado final sería que los equipos dejarían de desarrollar lanzadores abridores que lanzarían cada envío con el máximo esfuerzo y saldrían después de 5 entradas, y en su lugar, se centrarían en lanzadores que conservarían energía, porque necesitarían lanzar más entradas en eljuego. Si hay un dicho que resume al beisbol moderno, es que “todos los lanzadores son relevistas, incluso los abridores”.

Los relevistas modernos surgieron a finales de la década de 1980, con la tarea de trabajar una entrada por salida. La brevedad de la tarea significó que tenían mucha más libertad para airearse, pero más importante que eso fue el hecho de que las funciones de relevo llegaron a tener un punto final predeterminado. Si eras el especialista de la octava entrada, entrabas al juego en la octava, pero entrabas sabiendo que no ibas a estar allí durante la novena. No tenías que preocuparte por cosas como “¿Qué pasa si necesito ahorrar un poco para más tarde?” Ya sabías que no habría un “más tarde”. A medida que los relevistas de corta duración se volvieron más efectivos y abundantes, el punto de equilibrio en el juego en el que tenía sentido llamar al bullpen en lugar de continuar con un abridor que solo se cansaría más se movió más hacia adelante en el juego. De repente, la decisión de decirle a un abridor “Sabemos que físicamente podrías lanzar siete entradas, pero sólo te vamos a necesitar para cinco”era una muestra de responsabilidad. Los lanzadores abridores tenían asignaciones más largas, pero, al igual que los relevistas, tenían un punto final definido para su día.

El “esfuerzo máximo” se convirtió en el nuevo furor. Una mayor velocidad y más efecto en los envíos son difíciles de conseguir. Un lanzador individual no puede sostener eso durante nueve o incluso siete entradas. Pero cinco lanzadores diferentes usados consecutivamente podían hacerlo durante nueve entradas. Debido a que cubrían distancias más cortas, “lanzar fuerte” reemplazó al proceso mucho más difícil y cargado de esfuerzo de aprender un tercer y cuarto lanzamientos para enfrentar a la alineaciónrival por tercera vez. Si no ibas a ver al bateador por tercera vez, ¿por qué prepararte para eso? El nuevo modelo requirió muchas piezas de repuesto, pero también abrió la entrada al negocio de lanzar a un grupo de personas completamente nuevo. Si necesitas otro brazo que pueda lanzar un slider a 153 kph, hay varios para elegir.

Los ponches aumentaron mucho. Las lesiones también pueden hacerlo.

Con esta propuesta, la MLB parece decidida a hacer que los abridores vuelvan a lanzar como abridores. Así que profundicemos en ella y veamos qué podemos encontrar.

Hay varios problemas predecibles con la propuesta tal como está escrita, y algunos de ellos representan verdaderos obstáculos.

• La propuesta, tal como se informó, cita la concesión de cuatro carreras limpias como indicador de cuándo un lanzador podría irse antes de las seis entradas. Esto probablemente daría una vía de salida a los lanzadores que ya habían permitido 6 carreras en 2 y 1/3 entradas y claramente no tenían nada esa noche. Hacerles aguantar hasta el sexto parece cruel. Sin embargo, eso los deja a merced de la rareza de la regla de la carrera limpia. Un error mal acreditado podría dejar en una posición peligrosa a un lanzador que está encendido, pero acumulando carreras sucias. Esto podría solucionarse simplemente permitiendo que cuatro carreras de cualquier tipo estén bien como nota de excusa.

• Lo mismo ocurre con el umbral de 100 envíos. Hay evidencia bastante buena de que los lanzadores entran en una zona de riesgo de lesiones, tanto leves como graves, alrededor de la marca de 110 lanzamientos en una apertura, por lo que no queremos obligarlos a llegar a 130 solo para que puedan cumplir con las seis entradas lanzadas. Pero esto deja –y esto podría considerarse una característica más que un error– los casos en los que un lanzador ha realizado 97 lanzamientos en cinco entradas en la extraña posición de necesitar salir a enfrentar a un bateador más en la sexta para cumplir con los criterios antes de ser sustituido por otrolanzador a mitad de entrada con el consiguiente aumento de tiempo.

Los días de bullpen, los abridores ocasionales, y los lanzadores de 18 bateadores y cualquier otra cosa que se les ocurrió a los Rays la semana pasada estaría terminantemente prohibido por la nueva regla. Quiero referirme a esto más adelante.

• También lo sería traer un relevista en la quinta entrada, ya que el abridor claramente se está desmoronando y ha permitido a los corredores llegar a segunda y tercera mientras protege una precaria ventaja de 4-3.

• Pero además, no habría lugar para que un lanzador que regresa de una lesión tenga una salida abreviada en las Grandes Ligas sólo para volver asu nivel físico. Lo que es más preocupante, no habría lugar para que un lanzador le dijera a un coach de lanzadores: “Creo que sentí algo”. Tal vez sea una lesión, tal vez no lo sea, pero las mejores prácticas–especialmente con lanzadores jóvenes–exigen precaución. Pero si no es una lesión real, el equipo corre el riesgo de perder al lanzador en la lista de lesionados durante dos semanas si usa un relevista antes de que la regla diga que puede hacerlo. Y si se trata de una lesión real, es posible que se vean obligados a colocar al lanzador allí de todos modos.

Analizaremos las implicaciones de esto mañana.

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