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Image credit: © Ray Acevedo-USA TODAY Sports

Traducido por Pepe Latorre

Los Cardinals tienen muchas cosas que hacer este invierno. Se han comprometido (en un acuerdo poco común, y que llega con retraso, a dar un giro copernicano a su gerencia) a cinco años bajo el mando de Chaim Bloom. La idea es reconstruir y reorganizar un más que mermado sistema de desarrollo de jugadores. La ventana para ganar con el núcleo formado por Nolan Arenado, Paul Goldschmidt y Willson Contreras se ha cerrado. Han dejado que Goldschmidt se vaya en la agencia libre y parece muy probable que traspasen a Arenado. Reducirán su nómina de cara al 2025, una lamentable pero desgraciadamente común en los procesos de reconstrucción rápidos.

Sin embargo, será difícil revertir su reciente racha de mala suerte, a menos que los Cardinals demuestren cierta capacidad para mantenerse a la par de la vanguardia analítica de la Liga. No todos los equipos deben lograr el éxito de la misma manera, pero los Cardinals hacen muchas cosas a su manera y están lejos de muchos de los estándares de la Liga. Cuando dejas de ganar constantemente la tendencia de ir a contracorriente pasa de encantadora e impresionante a simplemente ridícula. Dado que es poco probable que St. Louis sea un equipo de 90 victorias y lleve la contraria a los macrodatos, un indicador por el cual todos juzgaremos su progreso como organización es su puesta al día con algunas tendencias globales dentro del juego. De esa manera, Zack Thompson podría ser el brazo con más potencial de su cuerpo de lanzadores, por el momento.

Thompson no es una opción que el equipo debería considerar como una posible estrella que de momento está volando por debajo del radar. Tiene 27 años y logró permanecer en las Mayores durante 17 entradas escasas en 2024. Una efectividad que rozaba los dos dígitos lo mandó a Triple-A. Ni siquiera allí dominó, pero el año que viene tendrá que poder retirar a bateadores de las Grandes Ligas para quedarse, porque ya no tiene opciones en las Ligas Menores. Tiene un DRA- de 97 en su carrera, fue de 99 en su mal 2024. Parece difícil que logre ser algo más que un relevista intermedio. Es importante no por lo bien que lanza, sino por uno de los lanzamientos que hace (recta en negra, curva en amarilla, slider en rojo y cambio en azul).

¿Ves ese punto morado que ocupa el segundo lugar en la tabla de uso de lanzamientos de Thompson en 2024? Eso representa los 72 splitters que Thompson lanzó durante su paso por la MLB. Es curioso, porque como equipo los Cardinals lanzaron… 72 splitters. Si, durante toda la temporada. Le dieron a Thompson un splitter, o al menos lo toleraron, pero él es el único lanzador que lanzó un splitter para ellos durante todo el año. En una temporada en la que la liga lanzó más splitters que nunca, por un margen no pequeño, los Cardinals se quedaron fuera de la revolución.

Pensamos que habíamos visto un gran salto en el uso del splitter en 2023 y lo cierto es que el incremento entre esa temporada y la 2024 fue menor que el visto de 2022 a 2023. Aun así, está claro que la tendencia no ha perdido fuerza y ​​el lanzamiento todavía pudo encontrar nuevos montículos en los que aparecer en abundancia. Sin embargo, ninguno de esos montículos fue el de St. Louis. 

Temporada Splitters lanzados
2021 11,592
2022 11,702
2023 16,919
2024 19,399

Cierto, los Cardinals lanzaron menos splitters que cualquier otro equipo esta temporada, y por mucho. Hubo ocho equipos que lanzaron al menos 1.000, los Cardinals ni siquiera lanzaron 100. El total de Thompson, que también es el del equipo, estuvo por detrás de 62 lanzadores. Los splitters siguen siendo un lanzamiento relativamente de nicho, pero no tan raros como solían serlo. Sin embargo, los Cardinals no se han sumado a la tendencia.

No tener lanzadores que experimenten con los splitters en 2024 es como no tener lanzadores que utilizasen el slider en 2019, o no tener gente que lanzase sweepers en 2022. No es necesariamente malo porque estas tendencias en el desarrollo y uso de lanzamientos a veces pueden ser pasajeras. Sin embargo, si no lo estás haciendo, más vale que estés haciendo alguna otra cosa excepcionalmente bien, como encontrar jugadores que el resto de la liga subestima debido a su falta de adaptación a los modelos modernos o enseñar un lanzamiento impopular a un nivel de élite. Los Cardinals tampoco están haciendo eso.

De hecho, ¿sabes lo que hicieron esta temporada? Los Cardinals finalmente adoptaron por completo el sweeper. Lanzaron 696 sweepers en 2022 y 964 en 2023. En 2024, lanzaron 2151. No es algo malo. Fueron bastante buenos en ayudar a los lanzadores a perfeccionar el lanzamiento. Según StuffPro Sonny Gray, JoJo Romero, Miles Mikolas y Kyle Leahy tuvieron excelentes sweepers este año. Lo malo es que el equipo implementó la medida con varias temporadas de retraso. No es demasiado tarde para obtener beneficios, pero cuando pones un poco de perspectiva ves un patrón claro: empiezan a lanzar sweepers en 2024 pero apenas lanzan splitters. Los grandes problemas del equipo se derivan de ir uno o dos años por detrás del resto de la liga. Es una realidad objetiva, mensurable y poco recomendable en un  béisbol actual que es brutal e implacable con aquellos que se quedan atrás.

Aunque no se ha comentado mucho, uno de los acontecimientos más sorprendentes de la temporada invernal ha sido la decisión del equipo de retener a gran parte de su cuerpo técnico, incluido Dusty Blake, el entrenador de lanzadores. No tiene por qué ser una decisión equivocada. Tal vez Blake ha estado abogando por una serie de medidas que simplemente no se han implementado. Tal vez hace bien otras cosas fundamentales y el equipo prefiere confiar la responsabilidad de impulsar la comprensión analítica a otros. Sin embargo, esto genera preocupación, porque parece claro (desde afuera, donde todo parece tan fácil) que los Cardinals necesitan ponerse al día, y la mayor incógnita sobre su capacidad para hacerlo es si se dan cuenta o no de la urgencia y seriedad de esa necesidad. Han hecho cambios en los despachos y serán muy distintos en un año. Han elegido no renovar al personal que entrena y desarrolla a sus peloteros de Grandes Ligas. Si se trata simplemente de sincronizar la llegada de Bloom con un cambio en los banquillos, tal vez esté bien. Si es porque no saben que están un año o dos atrasados ​​y que podrían estar dos o tres años atrasados ​​dentro de un año, entonces están en problemas.

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