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Traducción por Martín Alonso

Previamente en esta serie:
Confesiones de un falso manager: El inicio
Confesiones de un falso manager: Abril
Confesiones de un falso manager: Mayo
Confesiones de un falso manager: Junio

En un esfuerzo para volverme el mejor SaberManager ™, estoy tomando mando de los Cubs del 2005, liderándolos en una temporada simulada en OOTP. Haré todas las cosas que he dicho que los managers deberían hacer, mientras que estudio cómo funcionan estas estrategias de manera aislada y dentro del contexto de un equipo de béisbol jugando una temporada. Para mayor detalle y una explicación sobre por qué y cómo decidí hacer esto – y con los Cubs del 2005 – haga clic aquí.

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Partido 81 (3 de julio) – vs Nationals; Victoria 5-1; Record: 45-36

Creo que este es un hito. He “manejado” al equipo mitad de la temporada. Los verdaderos Cubs del 2005 estaban 40-41 después de 81 partidos, así que algo debo estar haciendo bien. De hecho, ya que OOTP viene con el verdadero calendario que jugaron los Cubs en 2005, puedo seguirlos partido a partido. (Los verdaderos Cubs del 2005 perdieron su partido del 3 de julio contra los Nationals, 5-4 en 12 entradas.)

Extrañamente, esta es la primera vez que me he dado la molestia de revisarlo.

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Partido 86 (8 de julio) – en Miami; Derrota 5-6; Record: 47-39

Después de dividirnos cuatro partidos en Atlanta, los Cubs manejaron la I-75 con dirección a Miami. Curiosamente, es más rápido manejar hacia el norte de la I-75 rumbo a Cincinnati, pero así no funcionan nuestros cerebros.

El primer partido fue uno de vaivén. Carlos Zambrano empezó, y al final de seis entradas el partido estaba empatado 1-1. En la baja de la séptima, Carlos Delgado bateó un sencillo de dos carreras que le dio la ventaja a los guerreros del pez aguamarino, y podía sentir el partido escaparse de mis manos. Pero en la alta de la octava, home runs de Scott McClain, Jeromy Burnitz, y Jason Dubois indicaron que los Cubs estaban de vuelta al volante. Pero en la baja de la octava, Michael Wuertz concedió un home run a Paul Lo Duca, y nuevamente estábamos empatados. Impávido, en la alta de la novena, un rally por parte de McClain (sencillo), Burnitz (base por bola), Derrek Lee (sencillo) anotó otra carrera para los Cubs, poniendo el marcador 5-4.

Aquí es donde las cosas se desplomaron, y fue mi culpa. Ya he escrito sobre los problemas de los cerradores de los Cubs, pero con los Marlins enviando a Juan Pierre (zurdo), Josh Willingham (diestro), y Carlos Delgado (zurdo), opté por enviar a Will Ohman para que cierre la puerta. Pierre bateó un fly fácil a primera, y Willingham abanicó para el segundo out. Con los Marlins en su último out, tenía la batalla zurdo-zurdo que quería contra Delgado. Quizás debí tener a Ryan Dempster o Jaret Wright calentando en el bullpen, en caso que Ohman no podía sacar a Delgado porque Miguel Cabrera le seguía. Debí haber tenido un derechista listo, porsiacaso.

Delgado empujó un sencillo por el lado derecho del infield, significando que Ohman tendría que enfrentarse a Cabrera. Quizás debí haber caminado a Cabrera (Mike Lowell le seguía), aunque la idea de poner la carrera del empate en segunda no era atractiva. No importaba. Cabrera anotó a Delgado después de mandar uno más allá del outfield.

Un verdadero manager habría tenido un diestro calentando. Yo no. Y me hubiese gritado en Twitter si hubiera hecho eso. Me costó el partido.

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Partido 87 (9 de julio) – en Miami; Derrota 8-9; Record: 47-40

El verdadero 9 de julio estaba ocupado haciendo esto:

Abajo 6-3 y entrando a la baja de la octava, tenía la sensación de que este partido se había terminado. Wright iba a lanzar su segunda entrada, así que lo dejé continuar, pensando que le dejaría terminarla. Los Marlins anotaron tres carreras más, haciendo del partido un hazmerreir de 9-3. Quizás debí haber calentado a alguien en el bullpen en caso Wright colapsara pero parecía un desperdicio de recursos.

En la alta de la novena, con un out, Neifi Perez llegó a base vía un error, y mandé a Jerry Hairston Jr. a que batee en lugar de Wright, y ni me molesté en calentar a alguien. Hairston bateó un home run, y el marcador leía 9-5. Meh.

Michael Barrett bateó un fly para el segundo out de la entrada, pero Derrek Lee caminó y Jason Dubois bateó el segundo home run de dos carreras de la entrada. De repente, Mike Remlinger y Dempster empezarón a jugar catch en el bullpen. El nuevo relevista de los Marlins, Jason Vargas logró que Nomar Garciaparra devolviese la pelota al montículo y parecía que la remontada sería en vano, pero Vargas lanzó la pelota a los fanáticos, y Nomar alcanzó segunda base. Eric Patterson bateó una pelota al jardín central derecho que parecía fácil de atrapar pero rebotó en el guante de Juan Pierre, anotando a Garciaparra y poniendo la carrera del empate en segunda.

Con un zurdo en el montículo y siendo el turno de Corey Patterson, envíe a Ronny Cedeno como el bateador de turno. Llega un punto en tu vida cuando te das cuenta que todas tus esperanzas yacen en Ronny Cedeno y te preguntas qué hiciste mal, pero con un sencillo, Cedeno podría empatar el partido y darme un regalo de bodas que nunca olvidaría. Ronny Cedeno bateo un out a primera.

Después del partido, se anunciaron los equipos para el Juego de las Estrellas, con Michael Barrett y Derrek Lee recibiendo galardones para unirse al equipo de la Liga Nacional.

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Partido 88 (10 de julio) – en Miami; Victoria 3-2; Record: 48-40

El último partido antes del Juego de las Estrellas termina con una victoria de una carrera, y Dempster salvándolo. Mis Cubs terminan la “primera mitad” (alguien no es bueno en #GoryMath) cuartos en la NL Central, 4.5 partidos detrás de los Pirates por el primer lugar y cuatro partidos detrás de los Astros por el segundo lugar. Creo que al fin alcanzamos el punto donde puedo decir cosas como esas y no sonar ridículo. Pero cuando pensé eso, me topé con una pregunta que no dejaba de molestarme. Sé que los verdaderos Cubs terminaron por debajo de .500, así que, asumiendo que el juego está simulando la realidad de forma razonable, al menos sé que no tengo un equipo sorprendente en mis manos. Ahora estoy ocho partidos por encima de .500, pero luchando en la carrera hacia la postemporada. ¿Debería sentirme bien sobre mi desempeño o no?

Por un lado, a mis Cubs les está yendo bastante bien, pero por otro lado, si la temporada terminase hoy, pues no habría alegría de postemporada en Wrigleyville. Quizás supere los .500 pero la temporada regular tiene un resultado binario, y por el momento me encuentro en el lado equivocado de esa ecuación. ¿Es suficiente superar mis expectativas? Me imagino que llega un punto en la temporada donde varios managers se dan cuenta que no es probable que alcancen los playoffs. Quizás algunos se apegan a esa luz de esperanza que representa la palabra “quizás” pero en algún momento, un manager se encuentra en una posición extraña. Varias personas han sido decepcionadas al hacer un viaje y darse cuenta que la cosa al final de ese viaje no valía la pena. ¿Qué haces cuando te das cuenta a mitad del viaje que no valía la pena, pero sabes que estás obligado a terminar el viaje?

¿Qué pasa si el 15 de agosto, el equipo está 10 partidos por detrás? Aun no llego a ese momento, pero si llego, no sé cómo haría ir a trabajar todos los días. Quizás sea la emoción de trabajar en preparación para el próximo año (si es que aun estoy empleado). Quizás sea orgullo profesional. Quizás algunos simplemente están adictos al béisbol, y francamente, ¿qué otra cosa harías con tu día? Quizás a algunos les de ese miedo existencial en la banca, dándose cuenta que lo que hacen no tiene sentido porque es un partido, y los partidos son insignificantes dentro del gran esquema del universo, pero también que lo que hagan no los va a ayudar dentro del contexto del partido.

Pero al mismo tiempo, ya que no estoy manejando con carga emocional, o mucho menos sintiendo alguna emoción, los partidos suelen parecer uno. Se vuelve tedioso después de un rato. Creo que estoy pasando por mi propia versión de la Molida. Es distinto a lo que esperaba. Pensé que sería un desgaste constante más que nada. Como que quisiera mantener mi inversión emocional pero me faltaba la energía para hacerlo. En cambio, quizás podría hacer la inversión emocional, pero no quiero. Eso me quitaría la energía que sí tengo. Así que, es mejor jugar con mi mentalidad actual que no es divertida, porque la alternativa es no poder mantener nada. Y hay trabajo por hacer.

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Juego de las Estrellas (12 de julio) – en Comerica Park; Derrota 3-4

La Liga Americana ganó el partido gracias a un doble de walk-off por parte de Emil Brown. De repente, Kerry Wood bateando ese home run no se ve tan raro.

Michael Barrett fue 2-de-2 con un RBI. Derrek Lee fue 0-de-2.

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Partido 91 (17 de julio) – vs Pirates; Victoria 14-7; Record: 51-40

Partido 92 (17 de julio) – vs Pirates; Victoria 9-8 (10); Record: 52-40

En el primer partido después del Juego de las Estrellas, los Cubs dieron la bienvenida a Todd Walker y humillaron a los Pirates, 10-2. Al día siguiente llovió, significando que los equipos jugarían dos partidos al día siguiente. En el primer partido, los Cubs consiguieron una ventaja 14-2 gracias a nueve carreras anotadas en la segunda entrada, y de ahí aguantaron para ganar 14-7. Le costó bastante al bullpen de los Pirates (aunque al mío tampoco le había sido fácil), y aún quedaba un partido por jugar.

El segundo partido fue más ajustado. Para el final de la sexta entrada, el marcador estaba empatado 1-1, y mientras que el lanzador de los Pirates David Williams solo duró cuatro entradas, Greg Maddux aún se mantenía firme. Si este partido se volvía una guerra de atrición, me encontraba mejor posicionado que los Pirates. El problema fue que en la séptima, Maddux regaló cuatro carreras y parecía que los Pirates ganarían. Para la alta de la novena, el marcador leía 7-3, y con un bullpen agotado, lo mejor hubiera sido calentar al 13º lanzador/cátcher substituto Henry Blanco.

Pero sabía que tenía una ventaja. El bullpen de los Pirates estaba más agotado. Quizás preservar un déficit de cuatro carreras valía la pena. Remlinger lanzó una entrada inmaculada. En la baja de la novena, Burnitz y Walker caminaron, y Barrett bateó un sencillo para llenar las bases, dándole la oportunidad al bateador de turno Garciaparra contra el cerrador José Mesa. Garciaparra, la causa de muchos dolores este año, bateó una bola hacia el fondo del jardín izquierdo que salió. Y el marcador estaba empatado.

Aunque Glendon Rusch permitió una carrera en la alta de la décima, José Mesa volvió a lanzar para los Pirates ya que era el último hombre disponible. El sencillo de dos carreras de Neifi Perez ganó el partido. Los Cubs barrieron los dos partidos y la serie. Pero hubo una pequeña casualidad. El partido cancelado por lluvia causó problemas gracias a mi rotación poco ortodoxa.

El sábado, cuando vino la lluvia, la pareja de Mark Prior/Ricky Nolasco debía empezar. La lluvia los empujó al domingo, y Greg Maddux empezó el segundo partido. El día siguiente, lunes, hubiera sido el día en que Kerry Wood/Rich Hill empezaban, y luego Prior y Nolasco hubieran lanzado el martes con dos días de descanso. La lluvia aseguró que solo tendrían un día de descanso. O, alternativamente, tendría que empezar a Carlos Zambrano con tres días de descanso. Un equipo normal tendría a un relevista largo, capaz de empezar un partido en caso fuera necesario. Reconocí esto antes del partido y traté de limitar los lanzamientos de Prior y Nolasco lo más posible, pero no funcionó, y Zambrano tuvo que empezar con tres días de descanso. Lanzó tres entradas.

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Partido 95 (21 de julio) – en Cincinnati; Victoria 12-7; Record: 54-41

Finalmente lo logré. Con una ventaja de 12-4 entrando a la novena, dejé que Henry Blanco lanzará para proteger la victoria. Permitió tres carreras, ¡pero tenía ocho de colchón!

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Partido 97 (23 de julio) – en St. Louis; Victoria 6-5 (12); Record: 56-41

La historia de cómo llegamos a 6-5 en 12 entradas es bien interesante. Involucra a Perez bateando un home run de tres carreras para empatar el partido (¿¡su sexto del año!?), pero eso no es lo que me sorprendió de este partido. En la baja de la 12ª, Rusch estaba lanzando (otra vez) contra los Cardinals en su segunda entrada de relevo. (Era el único que quedaba.)

El tercera base de los Cardinals, John Mabry, bateó un sencillo, pero Jim Edmonds se ponchó, dejándome un corredor en primera, un out, una ventaja de una carrera…y Albert Pujols (en aquellos días donde “el mejor bateador de todos” significaba algo) al plato. Rusch, un zurdo, podía mirar al círculo de preparación y ver al bateador-zurdo Larry Walker. Pensé que caminar a Pujols sería una buena idea. Me daría el enfrentamiento zurdo-contra-zurdo, incluso si Walker no era un cualquiera, pero también pondría la carrera del empate en segunda y pondría a Pujols, la carrera de la victoria, en primera.

Debo admitir, paré por cinco minutos. No tendría ese lujo en la vida real, pero me tomé mi tiempo en pensar esta decisión. Podía saborear el home run que convertiría un gran esfuerzo y ventaja en una derrota. En la vida real, hubiera estado paralizado por el miedo. En otras palabras, habría fallado en mi trabajo. Pujols bateó para un doble play 6-4-3.

(Epílogo: Voy 8-1 desde el Juego de las Estrellas y de alguna forma solo he subido medio partido en la tabla de posiciones. A veces, la vida es injusta.)

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Partido 100 (26 de julio) – vs Giants; Victoria 8-3; Record: 57-43

El partido en sí no era importante. El hecho que haya alcanzado 100 partidos es bonito, pero no es la razón por la que quería escribir hoy. Me he vuelto muy atento al calendario. La fecha límite para intercambios está a cinco días. Mis Cubs están cuatro partidos detrás de los Astros por la carrera divisional y un partido detrás (mismo número de victorias, pero dos atrás en la columna de derrotas) de los Marlins por el Comodín. Los Cubs tienen una posibilidad fuerte de poner fin a su racha casi-centenaria sin una Serie Mundial este año.

Ya que estoy jugando en modo “sólo manager”, no tengo control sobre si mi Gerente General me enviará refuerzos. Quizás pueda usar un brazo o dos que no sean Dempster. Quizás un jardinero central que pueda reemplazar al monstruo de tres cabezas que son Hairston, Patterson, y Calvin Murray. Pero también es una oportunidad tenue. Los Cubs podrían enviar prospectos (no que me importe ya que sólo jugaré esto por un año) y no llegar a los playoffs. Esta no es una situación donde estoy en primer lugar por siete partidos, y es cuestión de prepararme para un octubre garantizado.

Quizás haya una forma bonita para calcular si vale la pena ir por el todo o no que pese el estado de la franquicia a largo plazo contra las probabilidades de ganarlo todo este año. Ahora mismo, no me siento convencido por eso. La presunción de un simulador de béisbol como OOTP es que en esta situación, puedo intercambiar todos los prospectos de mi equipo por dos o tres bateadores sobrevalorados y tratar de ganar la Serie Mundial, y al final de la temporada, presionar el botón de reinicio y todos esos prospectos estarían mágicamente de vuelta con el equipo. Eso es lo que mi fan interior quiere hacer, y quizás haya algo de lógica en eso.

Si fuera un manager de verdad, incluso uno bueno, quizás solo tenga 10 años para manejar un equipo. Desde esta publicación, solo hay dos managers (Bruce Bochy y Mike Scioscia) que han mantenido sus posiciones por más de 10 años (Joe Girardi habrá culminado su décima temporada al final del 2017.) Otros managers han tenido trabajos previos y han manejado más de 10 años en total, pero no es como si tuvieses 100 oportunidades para hacerlo. Algunos de esos años se pasan “reconstruyendo” al equipo y sabes durante la pretemporada que no van a ir a ninguna parte. Así que, si yo fuera un verdadero manager, esta sería una de las pocas veces que tendría la oportunidad de ir a los playoffs.

La misma lógica se aplica a los jugadores. Los managers de béisbol no son inmortales. Hablamos del “elemento humano” del deporte. Las personas se acuerdan de momentos, a pesar de pensar en décadas. ¿Qué pasaría si tuvieses una buena carrera pero siempre juegas para el equipo que “espera hasta el próximo año”? ¿Qué significa eso para el manager o jugador cuando revisa la historia de su vida? Empiezo a entender porque los jugadores hacen tanto escándalo cuando la gerencia hace un intercambio en la fecha límite de intercambios. Quizás no funcione a largo plazo, pero al menos no estás recibiendo el mensaje de que la gerencia está abandonando tu oportunidad antes de que la tuvieses.

Jugar como “solo manager” en OOTP significa que no tengo control sobre la decisión por si ir por la victoria esta temporada. Ahora me toca esperar (y jugar partidos) esperando a ver “si” sucederá. Me imagino que alrededor de esta época del año, hay algunos managers que se la pasan sin dormir pensando lo mismo.

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Partido 104 (30 de julio) – vs Diamondbacks; Victoria 5-4; Record: 60-44

Los Cubs iniciaron la baja de la novena perdiendo 5-1. Después de anotar una carrera, llenaron las bases contra el cerrador de los Diamondbacks, Jose Valverde. Murray, quien estaba jugando por un cambio doble vino al plato y bateó un doble que vació las bases, ganando el partido. (¡Y la multitud se enloquece!) En una movida que sólo podría hacer una computadora, después del partido, Ben Grieve sale de la lista de lesionados después de dos meses. Mi gerente computarizado miró a mi equipo y, para hacer espacio, decidió que un jardinero debería ir a Triple-A. La recompensa de Murray por ganar el partido fue un viaje en bus a Iowa. Una vez más, supongo que hay sano pensamiento híper-racional para hacer esa movida, pero… ¿en serio? Pensé que yo era el robot sin emociones.

Mañana es la fecha límite de intercambios. Los Cubs ahora están en el puesto del Comodín, un partido por delante de los Marlins y solo cuatro partidos por detrás de los Astros, que están en primer lugar. Aún nada.

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Partido 105 (31 de julio) – vs Diamondbacks; Derrota 3-9; Record: 60-45

Nada.

Debo salir fuera de mi personaje por un momento. Fue un poco extraño que mi “gerente” computarizado no haya hecho ningún intercambio, así que decidí ver que otros intercambios se hicieron en la liga. Resulta que la respuesta era “ninguno”. Fui a la configuración del juego y quedé confundido cuando vi que la opción de “permitir intercambios” estaba activada. El problema es que debajo había una opción para “frecuencia de intercambios”, la cual indicaba “muy baja.” Aparentemente, la computadora interpretó eso como “no hagas intercambios.”

Reconfiguro la opción para permitir que se hagan un número promedio de intercambios – sea lo que sea que signifique eso – pero ahora debo esperar que el juego este configurado para permitir que se hagan intercambios designados en Agosto. No creo que lo que haya escrito antes sea inválido. Fue mi reacción honesta a lo que percibí que eran eventos a mí alrededor como “manager” así que lo dejaré ser. Ahora, tengo el conocimiento adicional que estaba corriendo un desconocido experimento sobre lo que sucedería si no hubiera intercambios en el béisbol.

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