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Traducido por Carlos Saiz Dominguez
En su ensayo de 1841 titulado “Autosuficiencia”, Ralph Waldo Emerson escribió: “Una consistencia tonta es el duende de las mentes pequeñas, adorado por pequeños estadistas y filósofos y teólogos”. A menudo se presenta sin la frase después de la coma, lo cual está bien. A veces la gente deja caer la palabra tonta, lo cual no está bien. Mantengámonos con el acortado “una consistencia tonta es el duende de las mentes pequeñas”.
No hay nada de malo en hacer algo de manera consistente, si tiene sentido. Es cuando la consistencia se vuelve tonta cuando uno muestra tener una mente pequeña. Segar el césped todas las semanas durante el verano es consistente y no tonto. Segarlo en el invierno es consistente y tonto.
Lo que me hizo pensar en esto, como puedes imaginar, es Dusty Baker.
Cuando los Nationals anunciaron el despido de Baker, hubo mucha discusión sobre ello en el Internet. Algunos eran cariñosos. Otros no lo eran. Este artículo, en el fondo de los archivos de BP, hizo el recorrido.
Es de marzo de 2004, después de que Baker hubiese completado su primer año como entrenador de los Cubs. Esto fue hace casi 14 años. Para aquellos de ustedes que tienen por lo menos 38 años, por ejemplo, recuerden en marzo de 2004. ¿Cómo eras entonces profesionalmente? Probablemente diferente de lo que eres ahora. Has aprendido algunas lecciones, algunas de ellas duras. Has dejado ir ideas que demostraron ser equivocadas, y adoptaste nuevas ideas en su lugar. No has caído presa de consistencias tontas.
Pero Baker nunca ha sido capaz de superar por completo algunas de estas citas. Evaluemos la más condenada de ellas.
“Tarde o temprano, alguien saldrá lastimado, y lo van a exagerar desmesuradamente…Pero vuelve atrás y mira el panorama. Para un tipo que se supone que tiene que ha hecho que pitchers se lesionen, mira a tu alrededor y vea nuestro historial de cuán saludables se han quedado nuestros lanzadores. ¿Quién ha tenido lanzadores más sanos? ”
Para algunos, nada define a Dusty Baker, manager, como Kerry Wood y Mark Prior, lanzadores. La temporada anterior a las citas de Baker, los tres mejores lanzadores de los Cubs fueron Carlos Zambrano (214 entradas, 3.11 ERA), Prior (211,2.43) y Wood (211,3.20). Tenían, respectivamente, 22, 22 y 26 años durante la temporada 2013. Prior y Wood fueron elegidos en la primera ronda draft, segundo en 2001 y cuarto en 1995, respectivamente.
Al carecer tanto una rotación profundidad y un bullpen de confianza (¿Joe Borowski, alguien?), Baker empujó sin cesar a sus jóvenes estrellas. Zambrano promedió 107 lanzamientos en sus 32 aperturas, y tuvo seis en las que lanzó 120 o más lanzamientos. Wood promedió 111 lanzamientos en sus 32 aperturas, con 13 de más de 120 lanzamientos, incluyendo una de 130, ¡y una salida de siete entradas en mayo!, en la que lanzó 141 lanzamientos. Prior promedió 113 lanzamientos en sus 30 aperturas, con nueve de 120 lanzamientos o más, tres de ellos más de 130. Además, en la postemporada Wood hizo cuatro aperturas con conteos de lanzamiento de 124, 117, 109 y 112; Prior hizo tres aperturas de 133, 116 y 119; Zambrano hizo tres aperturas de 95, 102 y 112.
Dos de los tres nunca volvieron a ser los mismos. Prior lanzó parte de las siguientes tres temporadas, compilando una efectividad de 4.27 en 329 entradas, antes de que su carrera terminara por lesiones. Wood duró otras nueve temporadas, pero nunca volvió a clasificarse para el título de ERA, convirtiéndose finalmente en relevista en 2007. En lo que quedó de su carrera, lanzó 477 entradas con un ERA de 3.77. Zambrano fue el único sin impedimentos, comenzando 30 o más partidos en cada una de las siguientes cinco temporadas. A pesar de tener 31 años cuando hizo su último lanzamiento, su declive fue quizás producto de pobre control en lugar de un brazo destruido.
Así que sí, Baker fue un debatible cómplice en las averías de Wood y Prior. Y eso fue un error. ¿Pero mostró una consistencia tonta, empujando a sus lanzadores?
Aquí hay una tabla que muestra el porcentaje de lanzadores, manejados por Baker, cuyas aperturas excedieron los 100 lanzamientos. He codificado por colores el gráfico: naranja para Giants, azul para Cubs, rojo para Reds, rojo oscuro para Nationals. La línea negra continua indica el promedio de la Liga Nacional durante los años 1993-2017. (Baker no ejerció en 2007, 2014 o 2015).
Así que sí, Baker ha hecho que sus titulares lancen más de 100 lanzamientos con mayor frecuencia que el promedio de manera consistente. Pero hay una gran advertencia. Baker generalmente ha dirigido buenos equipos, con récords ganadores en 14 de sus 22 temporadas. Los buenos equipos generalmente tienen buenos lanzadores. Los buenos lanzadores son más propensos que los malos lanzadores a hacer más de 100 lanzamientos. Permitir que Max Scherzer lance 107 lanzamientos cuando está navegando no es temerario. Permitir que Ubaldo Jimenez eleve su conteo de pitcheo por encima de 65 cuando es la tercera entrada y ya ha cedido nueve carreras no es una opción viable.
Así que echemos un vistazo a los partidos en los que los titulares de Baker hicieron 120 o más lanzamientos, como lo hicieron el joven trío de Zambrano, Wood y Prior en 28 ocasiones en 2003:
Como puede ver, Baker comenzó a forzar a sus abridores en 1999, alcanzando un punto máximo, en relación con la Liga Nacional, en esa campaña de 2003. Pero aprendió algo durante su estancia con los Cubs, y, al igual que la liga en general, se mostró reacio a aumentar el número de lanzamientos de sus abridores. Vamos a acercarnos a sus estancias en Cincinnati y Washington:
Sí, todavía está por encima del promedio de la liga, pero estamos hablando de números muy pequeños. En 2016, un abridor de los Nacionales,- Tanner Roark, 23 de abril, 121 lanzamientos en una victoria por 2-0 sobre Minnesota-, lanzó más de 120 lanzamientos. Eso fue suficiente para superar ligeramente el promedio de la Liga Nacional. Este año, Scherzer (21 de junio y 7 de julio), Roark (2 de mayo) y Gio Gonzalez (20 de agosto) tuvieron partidos donde hicieron 120 o más lanzamiento. En el momento de esos partidos, Roark tenía 30 años, González 31 y Scherzer 32. Baker ya no se mete con los brazos de sus jóvenes lanzadores. No hay consistencia tonta.
“Creo que las bases por bolas están sobrevaloradas a menos que puedas correr…Si usted consigue caminar y pone al lanzador en un aprieto, eso ayuda. Pero el tipo que consigue caminar y no puede correr, la mayor parte del tiempo están obstaculizando el paso por las bases a alguien que si puede.”
Mientras que el uso de Prior y Wood fue probablemente el golpe más grande contra Baker, la cita de arriba es la más ridiculizada. ¡Las bases por bolas son buenas! ¡Contribuyen a la ofensiva! Dada la posibilidad de elegir entre bases atascadas o sin atascar, ¡siempre hay que optar por las bases atascadas!
Pero, hay que admitir, que hay una verdad, aunque no esté bien expresada. Dejando a un lado las advertencias de los entrenadores de las ligas pequeñas, caminar no equivale a un hit. Si hay un corredor en posición de anotación y la primera base está abierta, una base por bolas no lo va a adelantar. Eso ya lo sabemos. La fórmula original de Bill James, Runs Created, le da a las bases por bolas el mismo peso que un sencillo en su componente “On Base”, pero le da a las bases por bolas un peso de sólo 0.26 comparado con los sencillos en su componente “Bases Avanzadas”.
Y una vez que un bateador está en base, su velocidad entra en juego. Esta temporada, cuando Byron Buxton estaba en primera o segunda y un bateador bateaba un sencillo, o en primera cuando un bateador bateaba un doble, él tomó una base extra el 71 por ciento de las veces. Tenía un OBP de .314. Es lo mismo que el porcentaje en base de Mike Moustakas, pero Moose tomó una base extra sólo el 13 por ciento de las ocasiones que fue de primera a tercera en un sencillo, sólo una vez en 19 oportunidades y nunca anotó las 13 veces que estuvo en primera base cuando se bateó un doble. Así que Baker tiene un punto: El OBP de .314 de Moustakas no contribuyó tanto a la ofensiva de Kansas City como el .314 de Buxton contribuyó a la de Minnesota.
Pero ¿realmente los equipos de Baker evitaron las bases por bolas, enfatizando la agresividad en el plato por encima de la paciencia? No, no lo hicieron:
Mientras estuvo en San Francisco, los bateadores de la NL caminaron el 8.8 por ciento de apariciones al plato. Los bateadores de los Giants lo hicieron el 9.7 por ciento. En Cincinnati, los Reds tuvieron una tasa de base por bolas del 8.6 por ciento, en comparación con el 8.4 por ciento de la liga en su conjunto. En Washington, el índice del equipo fue de 8.7 por ciento frente a 8.5 por ciento para la liga. Sólo en Chicago-donde manejó a jugadores impacientes como Aramis Ramirez, Corey Patterson, Michael Barrett, Ronny Cedeno y Neifi Perez– sus equipos caminaron a un ritmo por debajo de la media.
¿Entonces las quejas sobre Baker? No son realmente justas. No tiene a sus bateadores evitando las bases por bolas, al menos hasta cierto punto, y mientras sobre esforzaba a sus lanzadores jóvenes hace una década y media, aprendió su lección, evitando una tonta consistencia.
Baker parece ser un buen gestor de personas. A los jugadores les gusta trabajar para él. Puede que no sea el modelo de un general sabermétrico moderno, pero tampoco es el dinosaurio que parece ser. Ciertamente, él tiene sus defectos, como todos nosotros. Pero una mente pequeña no parece ser uno de ellos.
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