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Traducido por Carlos Pérez
Cuando hablamos de outfielders de los Marlins, la temporada 2017 se siente como un recuerdo distante, o quizás una ficción gloriosa para el aficionado de los Marlins que se recupera del dramatismo de una postemporada mareante. Este aficionado vagamente recuerda un outfield excepcional hace seis meses. Pero entonces mira la plantilla que Derek Jeter ha armado para la siguiente temporada. ¿Qué ha sucedido?
Aparte del delirio inducido por Jeter, hubo exhibiciones tan buenas en 2017 que quizá la temporada fantástica de Marcell Ozuna haya pasado desapercibida. Mientras su compañero Giancarlo Stanton y el novato Aaron Judge conectaron más de 50 jonrones y Tommy Plan producía un sorprendente 5.6 WARP durante la temporada, Ozuna registró una temporada de seis victorias por sí mismo. El antiguo exterior de los Marlins generó .312/.376/.548 con 37 cuadrangulares y un TAv de .321. Este había sido el año que todos esperaban de él.
También hay indicadores que muestan que apostar por él quizá no sea lo más sensato: un BABIP de .355 y un ratio de HR/FB del 23.4 por ciento entre ellos. Con Stanton fuera ya de Miami, Ozuna parecía que podía quedarse en un equipo que no tenía interés en armar un producto competitivo sobre el terreno de juego. Eso cambió solo unos días después, ya que los Cardinals lo añadieron a su jardín Dado el estado de la plantilla de los Marlins en este momento, ese traspaso fue una bendición, pero, ¿deberíamos creer en el año revelación de Ozuna?
El primer aspecto del juego que destaca de Ozuna es que el poder no fue flor de un día. Entre todos los bateadores con al menos 100 pelotas bateadas, se situó el 14º en tiempo de vuelo promedio de la pelota y velocidad de salida y 22º en porcentaje de pelotas bateadas porencima de las 95 mph. Esto no se diferencia mucho de temporadas anteriores. Ozuna ha mostrado regularmente su poder en la primera parte de la temporada 2016 antes de que una lesión de muñeca frenara su progreso.
Ozuna combinó de manera impresionante ese poder explosivo con un ratio de strikeouts que está solo a la altura del promedio de la liga. Una de las maneras por las que consiguió más poder sin sacrificar contacto fue gracias a ser más agresivo en pitcheos en la zona sin expandirla del todo. El porcentaje de swing en la zona de Ozuna creció casi seis puntos, del 65.3 por ciento al 71.2 por ciento, aunque abanicó fuera de la zona a un ratio por debajo del promedio de su carrera. También ha sido más agresivo en el primer lanzamiento, donde ha ido de abanicar al 34.9 por ciento en 2015 al 37 por ciento en 2016, antes de alcanzar el 39.4 por ciento en 2017 (máximo en su carrera).
Hay una diferencia mecánica también. En 2015, Ozuna tuvo un posicionamiento más pronunciado en la caja, alzando de manera elaborada el bate antes del swing y las manos bien alto. En 2016, esa secuencia fue algo menos exagerada, pero muchas de esas características aún estuvieron presentes. La pasada temporada, Ozuna bajó sus manos, acortando el camino hacia la pelota y reduciendo el movimiento antes del swing. El proceso es más compacto, lo que quizá ayude a explicar cómo consigue contacto de calidad de manera más regular.
Una mirada a los mapas de calor de Ozuna durante las últimas dos temporadas también muestra cómo ha alterado su enfoque dentro de la zona:
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Ozuna comenzó a ir tras muchos más pitcheos en el tercio interior y redujo sus swings, tanto dentro como fuera de la zona. No solo ese enfoque le ayudó a registrar un OPS de 1.379 hacia su lado contrario, pero también ayudó a mejorar su tasa de bases por bolas al 9.4 por ciento.
Una pequeña preocupación es la tendencia de Ozuna a golpear la pelota con demasiada frecuencia. Aunque no está en el territorio de su antiguo compañero Christian Yelich, el nuevo exterior de los Cardinals pegó rodadas al 47.1 por ciento en 2017, la marca más alta entre los jugadores que conectaron 30 jonrones salvo George Springer. Además, su ratio de fly balls, de solo el 33.5 por ciento, fue el más bajo de todos en ese grupo salvo Domingo Santana.
Esos números no son insuperables – los de Paul Goldschmidt no son tan distintos – pero apuntan a que Ozuna es un jugador con talento real para producir 30 jonrones en lugar de apuntar hacia la élite. Eso sería un problema si Ozuna fuera drafteado como un bateador de .300 y más de 35 jonrones. Ahora, es el 50th jugador en salir drafteado, lo que está bien para un promedio de .280 y 30 cuadrangulares.
Tan difícil como es de predecir, el contexto para las estadísticas cumulativas también parece prometedor. Mike Matheny sugirió que quiere que Ozuna batee de limpiabases, detrás de Dexter Fowler, Pham, y Matt Carpenter. Esos tres jugadores tuvieron un OBP por encima del .360 la pasada temporada. Aunque esperar que Pham bate .411 otra vez parece irracional, Fowler y Carpenter estuvieron produciendo en línea con sus ratios históricos y Pham podría perder 50 puntos y ser aún así excelente. Ozuna debería tener muchas oportunidades para RBIs.
Busch Stadium no es mucho mejor para los bateadores diestros que Marlins Park, aunque eso no importará mucho para Ozuna, ya que ha demostrado que puede conquistar un parque favorable para los pitchers. La velocidad es algo que los jugadores de fantasía no obtendrán del jugador de 27 años, ya que ha logrado tres robos en nueve intentos durante las tres últimas temporadas.
Sin embargo, como jugador que aporte en cuatro categorías con espacio para crecer, Ozuna puede producir. Quizá no le veamos batear .312 otra vez, pero ha mostrado la habilidad de adaptarse y mejorar durante su carrera, y podemos ser optimistas con las ganancias que ha logrado hasta ahora.
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