Traducido por Marco Gamez
Vi lanzar a José Suárez de los Angels la semana pasada y tuve varias ideas sobre cómo el béisbol evoluciona continuamente y sobre las tendencias, grandes y pequeñas, que se filtran en el juego.
Después de que las teorías de Moneyball se popularizaran, los equipos han usado más y más los números y es seguro suponer que cada equipo está haciendo al menos algo para intentar identificar un área donde se puede obtener una ventaja. Por su cuenta, los jugadores como individuos están haciendo lo mismo, utilizando datos, y en ocasiones la intuición, para tratar de encontrar formas de obtener mejores resultados. Hasta que estos nuevos enfoques se vuelvan obvios o generalizados, permanecen inadvertidos. Los equipos y los jugadores, comprensiblemente, no quieren que todos sepan lo que descubren que podría darles una ventaja.
Muchas de estas teorías han aparecido hace algunas temporadas y continúan. Las variantes en la alineación defensiva, el encuadre que brinda el receptor, el uso de los relevistas, la manipulación del tiempo de servicio y los roles de los jugadores para administrar los salarios en el arbitraje, los ajustes de ángulo de conectar de los bateadores y los datos de rotación de lanzamientos de los envíos de los lanzadores (entre otros) se han incorporado en mayor o menor grado.
Hubo dos áreas de interés que se despertaron en mí cuando vi a Suárez. Uno es algo que parece ser más relevante esta temporada que en el pasado y el otro más enfocado en Suárez.
Una cosa que siempre hemos buscado en abridores prospectos es el desarrollo de al menos tres lanzamientos útiles. Asignamos la etiqueta de “futuro relevista” a aquellos que vemos que luchan por encontrar ese tercer lanzamiento consistente. Me parece, al ver un buen número de lanzadores de ligas menores, que cada vez más de ellos buscan diversificar sus rectas en lugar de perder tanto tiempo trabajando en ese tercer lanzamiento.
Cada vez más, los lanzadores parecen inclinarse hacia ajustar los agarres de la bola rápida para cambiar la velocidad y los movimientos en ese lanzamiento, creando suficientes imágenes diferentes para mantener a los bateadores desbalanceados. Estoy viendo esta tendencia con los lanzadores con rectas de velocidad entre 88-93 mph (142-150 kmh) con diferente hundimiento, recorrido, y corte que mezclan con otro lanzamiento o dos de calidad variable. Los que tienen un buen comando lo están haciendo funcionar. Me viene a la mente Freddy Peralta como un buen ejemplo de este molde.
Mientras que algunas cosas parecen ser modas que están siendo adoptadas por varios jugadores, a veces podemos ver un enfoque que se ve único. Eso me lleva a José Suárez. Es un chico del que todos quieren hablar esta temporada, y con razón. Lidera todas las ligas menores con 15.19 K/9 y lo hace con 20 años de edad, primero en Clase-A alta, luego en Doble-A, y ahora en Triple-A.
Sin duda, tiene mucho de lo que me gusta tradicionalmente. Un zurdo bajito (5 pies 10 pulgadas o 1,78m), tiene un comando superior y repite bien su entrega. Al tiempo que trabaja la bola rápida como se mencionó anteriormente, también posee otros dos buenos lanzamientos que son su cambio y su curva.
Mostró mucha confianza y nunca pareció confundido por nada. Lo más impresionante es que no tuvo miedo de usar ninguno de sus lanzamientos en ningún conteo o situación. Oculta la pelota el tiempo suficiente durante su movimiento a lanzar, lo que ayuda a que todos sus lanzamientos entren a los bateadores rápidamente.
Puede alejar la bola rápida de bateadores diestros o hacerla que corte hacia sus manos. El cambio de velocidad promedia entre 80-82 mph (129-132 kmh), tiene un buen desvanecimiento tardío y lo controla muy bien. Tiene una curva de 12-6, según las manecillas del reloj, que puede enterrar en la mitad interna o externa del plato. Tuvo 11 ponches en las cinco entradas que vi. Todos fueron abanicando y se distribuyeron por igual con todo tipo de sus lanzamientos.
Más allá de lo tradicional, Suarez también trabajó desde ambos lados de la goma de lanzar. Esto es algo que he visto mucho observando lanzadores de ligas menores. Ciertamente tiene sentido porque puedes crear ángulos de pitcheo diferentes y más eficientes de esa manera. Mientras que generalmente les lanzó a los derechos desde el lado de la tercera base y a los zurdos desde el lado de la primera base, siempre lanzó desde el lado de la primera base cuando tuvo un corredor en primera base. Eso lo ha ayudado a controlar el uso de la velocidad por parte de los rivales.
Entender algo así por ti mismo a los 20 años, y mucho más tener la capacidad de controlar esos diferentes ángulos para diferentes bateadores es impresionante. Suarez, recientemente, fue promovido a Triple-A, su tercer nivel esta temporada. Su primer partido no fue tan bueno. Permitió solo un hit, que fue un jonrón, pero otorgó cuatro bases por bolas. Eso aumenta su total de boletos en la temporada a 13.
Queda por ver si Suárez puede seguir teniendo éxito en niveles más altos. Revisaré su progreso en Triple-A, pero continúa intrigándome ver las cosas que se hacen, ya sea a gran o pequeña escala, para tratar de encontrar una ventaja y cómo utilizarla.
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