Traducido por José M. Hernández Lagunes
Por estas fechas el mes pasado, escribí acerca de lo acontecido en el béisbol durante mayo. Mucho se dijo sobre las tendencias en abril comparándolas con abril de 2017: las bases por bolas y los bateadores golpeados incrementaron. Vimos menos cuadrangulares y más ponches que hits. Pero como ya lo demostré anteriormente, las actuaciones al plato en abril son las que menor correlación tienen con los resultados anuales. Entonces decidí analizar mayo para obtener un vistazo más sobrio.
Y así fue. El bateo no se alineó, pero no dramáticamente. Las bases por bolas y los bateadores golpeados retrocedieron y bajaron un poco en mayo en comparación con el año pasado. Hubieron casi los mismos ponches que hits. La duración de las salidas de los lanzadores inicialistas continuó su largo declive, y el número de relevistas por partido siguió su largo ascenso. Ese tipo de cosas; cambios, pero no dramáticos.
Nunca quise hacer de “qué pasó el mes pasado” en un artículo mensual. Pensé que con el reporte de mayo bastaría, ya que el de abril era atípico. El de mayo era más representativo.
Pero llegó junio y, caramba, estoy escribiendo otra vez. Junio vio mayor correlación con el desempeño de una temporada completa que tanto abril como mayo, y vaya que hubo correlaciones. Voy a presentar algunas gráficas, pero no tantas como el mes pasado. Comencemos con los cambios más grandes entre junio 2017 y junio 2018.
La tasa de bateadores golpeados subió a 16.7%. La disminución vista durante mayo no duró. Los bateadores fueron golpeados por los lanzadores en el 1.1% de todas las apariciones al plato durante junio. Baseball-Reference.com cuenta con estas facturas datando desde 1908. Nunca habían sido golpeados tantos bateadores en junio.
No voy a evangelizar sobre los bateadores golpeados ahora, ya que escribí acerca de ellos apenas la semana pasada, pero creo que el deporte tiene en este tema un problema. Hasta el final de junio, los bateadores son golpeados más frecuentemente en 2018 que en cualquier otro año desde la fundación de la Liga Americana.
La tasa de bases robadas bajó a 14.3%. Esto cae como sorpresa, así que me inclino a pensar que es tan sólo ruido. Las bases robadas, como seguramente sabes, fluctúan al paso del tiempo y de la historia del béisbol, y han disminuido durante esta década, de 0.67 por juego en 2011 a 0.52 en 2017.
Hay que observar si esto se mantiene. Puede ser que no sea así, pero no puedo imaginar una buena razón para este declive.
Los cuadrangulares disminuyeron a 12.9%. Seguro que es la pelota, ¿verdad? ¿Acabó la revolución de las pelotas adulteradas? Se batearon cuadrangulares en 3.1% de las apariciones al plato durante junio. La última vez que fue tan bajo: 2.5% en junio de 2015, el mes anterior a que un cambio en las pelotas abrió la llave de los cuadrangulares después del Juego de las Estrellas de ese año.
Las carreras disminuyeron a 11.8%. Obviamente esto está relacionado al declive de cuadrangulares, pero también disminuyeron los dobles (8.4%) y los sencillos (5.7%). Y al incrementar 3.2% los ponches, junio vio 1.02 ponches por cada hit. Durante abril, hubieron 1.05 ponches por hit, pero la tasa bajó a 0.99 en mayo. Vamos en camino a la primera temporada completa en donde los ponches superan a los hits, como ya advirtió el exalumno de Baseball Prospectus, Joe Sheehan.
Creo que esta gráfica es la más importante de este reporte. Demuestra una enorme disminución en anotaciones. De mantenerse, el deporte tendrá un problema en sus manos. La asistencia a los estadios y el interés general en el deporte tiene una correlación tácita con las anotaciones. La asistencia ha disminuido este año. Un declive de dos dígitos en las anotaciones ciertamente no es lo que el deporte necesita.
Si se me permite una analogía un poco tensa, esto se parece algo a una disminución de impuestos. No voy a tocar el aspecto político, pero debo recalcar que los economistas ven la disminución de impuestos durante tiempos de crecimiento económico como un problema. Los recortes tributarios son estimulantes—impulsan la actividad económica—ya que colocan más liquidez en los bolsillos de los individuos y las empresas. Esto hace que sean apropiados durante recesiones, cuando pueden entregar a la economía un impulso al permitir que los consumidores y las empresas tengan capacidad de gastar dinero. Pero cuando esto se hace durante una expansión, como se acaba de hacer en los EE.UU., se le quita una bala estimulante a la pistola de los legisladores durante la siguiente recesión.
Y el béisbol es parecido a la disminución de los impuestos. Sabíamos desde 2015 que las anotaciones disminuían, y que después de ese Juego de las Estrellas hubo una brecha mayor, ya que los cuadrangulares se incrementaron. Y que el incremento en cuadrangulares fue el producto de resistencia disminuida y cuerdas distintas.
Pero ahora que ya salió el peine de las alteraciones a la pelota, hacerle más cambios sería como proponer una gran disminución de impuestos durante la siguiente recesión. Ya sabemos qué es lo que está pasando, y que un montón de juegos con marcadores como 5-3 con ocho cuadrangulares en solitario no van a arreglar el problema de la misma manera que el expandir un déficit presupuestario enorme no va a arreglar la economía. (A mis amigos lectores economistas, ni se molesten en contactarme; ya sé que la analogía era medio complicada y ese no es el punto de este artículo.)
Me parece que si el declive en anotaciones se mantiene al paso que vimos durante junio, va a forzar a la MLB a realizar algún cambio a las reglas de la zona de strike, o al uso de lanzadores relevistas, o a los reajustes defensivos, o como ya sugerí, a la construcción de las plantillas.
Oye, vamos a ver qué está pasando con los lanzadores. Comenzando con los relevistas, un par de tendencias continúan.
Hay cada vez más relevistas pero no están lanzando cada vez menos innings. Esas son cosas del pasado. Los relevistas se mantienen en los partidos un poco más de lo que lo hacían en su nadir durante 2010-2015.
Y si vemos más relevistas y si se mantienen en los partidos más tiempo, puedes imaginarte la siguiente gráfica:
Llámale como quieras: cargas de trabajo más prudentes, mayor confianza en los relevistas, mayor sensibilización de la penalización por las ocasiones-al-orden-al-bate. Cualquiera que sea la causa, los lanzadores inicialistas lanzaron medio inning menos en junio de 2018 que en junio de 2014. ¿Parece una disminución importante? Pues, tomó 42 años—desde junio de 1972 hasta junio de 2014—para que la carga de trabajo de los inicialistas disminuyera tanto como lo hizo en los últimos cuatro años.
¿Esto tiene que ver con la disminución en anotaciones? Lo revisaré próximamente.
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