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Image credit: USA Today Sports

Traducido por Marco Gamez

En declaraciones a la prensa la semana pasada, el mánager de los Twins, Paul Molitor, reconoció que, en algún momento antes del final de la temporada, su equipo podría ser el equipo más reciente en usar la estrategia del “abridor”, la cual es una marca registrada de los Rays. Molitor habló sobre la gran cantidad de factores que el equipo colocaría en la balanza y consideraría antes de tomar esa medida, pero finalmente dijo que “no le sorprendería” si lo hicieran. Es sabio, por parte de Molitor y los Twins. Necesitan exactamente lo que ofrece “el abridor”: una solución parcial al problema más reciente y complicado que enfrentan los mánagers modernos.

A medida que los equipos sacan a sus lanzadores abridores cada vez más temprano del partido, por razones de salud y porque no hacerlo en el momento inteligentemente apropiado es penalizado por la sabermetría, un número cada vez mayor de juegos para ser ganados requiere que los relevistas consigan 12 o más outs. El porcentaje de todas las apariciones de los lanzadores relevistas que tienen lugar en situaciones en que la métrica de peso (que mide cuán importante es la situación en que el relevista es usado) es alto supera este año a cualquier otro punto desde 1987. Es probable que la liga rompa el récord de apariciones totales en situaciones de alto peso, establecido la temporada pasada. Eso pone un montón de presión sobre los mejores relevistas del equipo, en una era en la que pocos lanzadores abridores pueden acortar el juego para el bullpen (lo contrario de lo que pensábamos hace una década, que no es algo que se va a extrañar) incluso en sus mejores noches.

“El abridor” es una estrategia para disminuir esa carga. La estrategia establece un rol de peso mediano para uno o dos relevistas, y programa su uso dentro de ese rol, regulando así su carga de trabajo. También le da al lanzador abridor un atajo, más allá de la parte superior del orden al bate del equipo rival, que con suerte alarga el trabajo de ese lanzador abridor por dos o tres outs más en la parte baja del orden al bate. Es solo una estrategia; otros equipos han tratado de lograr el mismo efecto estirando a múltiples relevistas en roles de entradas múltiples. Prácticamente todos los equipos han comenzado a usar jugadores de posición con más frecuencia como lanzadores para hacer “el trabajo de limpieza”, con la esperanza de mantener a sus relevistas intermedios frescos para cualquiera y todos los juegos que aun pueden ganar.

Edwin Díaz no recibe ninguna de esas ayudas. Los Mariners aún no han  usado al “abridor”, y sus esfuerzos limitados para profundizar el cuerpo de relevistas alrededor de su joven superestrella han fracasado. Juan Nicasio ha sido bateado demasiado fuerte para confiarle situaciones al final del juego, por lo que Alex Colomé ha tenido que actuar estrictamente como preparador de Díaz, y no como su lugarteniente ocasional en el papel de cerrador. Dan Altavilla y Adam Warren, entre otros, han fracasado en sus audiciones para un papel de múltiples entradas y alto peso. David Phelps se lastimó. No le ha quedado al equipo más remedio que dejar a Díaz toda la carga, y el mánager Scott Servais lo ha llevado aún más allá de lo que las circunstancias que por sí solas pueden justificar.

Después de salvar las cuatro victorias de Seattle contra los Astros, líderes de la división, este fin de semana, Díaz tiene 58 apariciones de una entrada o más este año, luego de 119 juegos disputados por el equipo. Aquí está la tabla de líderes de todos los tiempos para relevistas con apariciones de más de una entrada durante tal cantidad juegos disputados.

Jugador Temporada Partidos
Mike Marshall 1974 71
Mike Marshall 1979 60
Mike Marshall 1973 59
Edwin Diaz 2018 58
Jon Rauch 2007 58
Octavio Dotel 2002 58
John Smoltz 2002 58

Díaz, quien es uno de los lanzadores con más velocidad del beisbol, ha sido sometido a una de las cargas de trabajo más pesadas que cualquier otro relevista, no solo en esta temporada, sino en todos los tiempos. Es cuatro años más joven que los chicos más jóvenes que comparten la lista anterior con él. Esto ocurre a pesar de la tendencia de toda la liga de aliviar las cargas de trabajo de los relevistas, especialmente en la temporada regular: Díaz es el único relevista con 40 apariciones o más este año que ha registrado solo una salida de menos de una entrada completa.

Sería fácil vilipendiar a los Mariners por esto, si Díaz se hubiera derrumbado, o incluso se hubiera desgastado, este verano. En cambio, hasta ahora, ha sido capaz de mantener su excelencia de una manera que ningún otro relevista de élite ha podido. Hace solo un mes, Díaz formaba parte de un grupo de lanzadores dominantes que aparentemente no podían separarse el uno del otro: Josh Hader, Aroldis Chapman, Craig Kimbrel, Ryan Pressly, y Adam Ottavino. Retroceda un mes más, e incluso Hader y Kimbrel se mantenían separados del resto de esos nombres.

Sin embargo, para todos estos ases del relevo, ubicados en una plataforma superior al resto, el uso excesivo o las lesiones les pasaron factura, y su rendimiento empeoró. El cFIP de 47 que exhibe Díaz actualmente le ubica 11 puntos sobre el resto, que incluye a todos los relevistas con 40 o más entradas, y ya se está acercando a las 60 entradas trabajadas. Contra todo pronóstico, ha sido impermeable a lo que equivale el abuso de lanzadores relevistas, al menos hasta este punto.

Su velocidad ha disminuido en las últimas seis semanas, pero ni siquiera en una milla por hora. Muestra mucho menos giro y menos movimiento en su bola rápida lanzada al lado del brazo, pero hasta el momento, está induciendo más abanicos con su recta más rápida a un ritmo más alto este mes que en cualquier otro mes de su carrera. No solamente está abrumando a los bateadores contrarios; está desafiando el riesgo de una probable lesión al continuar con ese ritmo acelerado.

Todo esto merece ser observado cuidadosamente. Es agradable considerar que Díaz podría ser un verdadero Superman con brazo de goma, pero es muy poco probable que lo sea. Si Seattle no puede encontrar una manera de aligerar su carga de trabajo, eventualmente se derrumbará. Sin embargo, mientras los Mariners lleguen a los playoffs antes de que eso suceda, será etiquetado como un héroe, no un caso trágico de ningún tipo.

No debemos perder de vista la forma un tanto desalmada en que los equipos usan a lanzadores tan buenos como Díaz. Saben que su tiempo con un activo de élite es corto, y trabajan para extraer el máximo valor de ellos, incluso si finalmente esto conduce a una carrera acortada y un potencial de ingresos atrofiados para ese relevista. Eso es un poco indecoroso, incluso cuando se trata de Andrew Miller o Chapman quienes han sido recargados de trabajo y guardados aun mojados; es francamente irritante cuando se trata de un jugador que gana el salario mínimo de la liga, como Díaz todavía lo es.

Es difícil decir si esta es una historia feliz o triste. Si Díaz supera el récord de juegos salvados de todos los tiempos y ayuda a los Mariners a llegar a los playoffs, probablemente sea lo primero, aunque si esa victoria llegara a costa de su salud a largo plazo, nos dejaría a todos sintiéndonos culpables. Cuando los equipos piden a Wade Davis, Brandon Morrow, y Bryan Shaw que se excedan en búsqueda de un campeonato, con la agencia libre al otro lado de la serie de playoffs, se siente como una transacción honesta. Un equipo que le pide a un jugador que controlará durante cinco temporadas que cargue con una pesada labor, casi al estilo de Mike Marshall (el relevista de los años 70), para cortar una sequía de playoffs tiene la oportunidad de convertirse en algo mucho más explotador y feo. Por el bien de todos los involucrados, y especialmente por el bien de los fanáticos, en este caso esperamos que Díaz sea un espécimen verdaderamente único.

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