Traducido por Carlos Pérez
El fin de semana pasado, la rotación de los Indians copó muchos titulares por conseguir algo nunca visto: cuatro de sus abridores alcanzaron la marca de 200 ponches en la misma temporada. A pesar de lo que pensemos del juego contemporáneo y su empeño en destacar esa ocurrencia, también tenemos que reconocer la calidad que requiere que un lanzador registre 200 ponches. Mike Clevinger, el cuarto abridor en llegar a esa cifra, era el menos predecible, y quizá su determinación sea lo más significativo de este dato.
Llegar a 200 ponches es una nimiedad comparado con el logro más grande de Clevinger. Ha sido uno de los 30 lanzadores más productivos en béisbol por WARP esta temporada, y para conseguir ese lugar en las clasificaciones ha demostrado una nueva habilidad para durar en los juegos.
Entradas de Clevinger por salida:
2016: 4.1
2017: 5.4
2018: 6.2
Este paso adelante responde a la pregunta principal que ha sobrevolado su figura desde que tuvó la cirugía Tommy John y fue intercambiado por Vinnie Pestano. En la mejoría de Clevinger en la primavera de 2016, Brendan Gawlowski de BP escribió que “solo ha tocado la zona de strike por un año”.
Ya fuera una meta real o la consecuencia de otro objetivo, la eficiencia del lanzador ha mejorado en todos los sentidos. Ha reducido sus lanzamientos por aparición al plato de 4.16 a 4.02, ha llegado a cuentas de 3-0 solo el 3.8% de las veces (por el 6.1% del año pasado), y alcanzó cuentas de 0-2 en un récord personal de 31.1%. ¡No sorprende que su promedio de bases por bolas haya bajado!
Y está pintando la zona a un ritmo mayor junto con su estilo de lanzamiento basado en ponches que fue lo que lo puso en el mapa. Su Probabilidad de Strike Cantado subió al 48.4% respecto al 42.5% de 2017 – un número propio de un artista del control que solo ha añadido problemas junto a su habilidad de evitar los bates con strikes. La pregunta, entonces, es: ¿qué le ha llevado a hacer ese cambio?
La pregunta quizá esté en sus secuencias. Clevinger cambia velocidades a un nivel élite. Donde la diferencia de tiempo de vuelo promedio entre dos lanzamientos seguidos en las mayores es alrededor de 26 milisegundos – como explican en BP las estadísticas de túneles y secuencias – Clevinger promedia una diferencia de 44 milisegundos contra diestros y una diferencia de 39 milisegundos contra zurdos. En contexto, los bateadores derechos en 2018 han visto solo tres lanzadores (mínimo 1,000 lanzamientos) que cambian velocidades más dramáticamente, y todos lanzan desde la izquierda. Los bateadores zurdos no han visto a nadie cambiar tanto la velocidad como Clevinger.
Sus diferenciales de 2018 se ubican en el 6% más alto de Tiempo de Vuelo Diferencial desde que los datos de lanzamiento permitieron medir esto desde 2008. Ese grupo de lanzadores cuenta con diferentes tipos de lanzadores:
1. Lanzadores con más movimiento que velocidad, como Randy Wolf o Dave Bush.
2. Magos de la curva que usan el efecto en altas dosis. OK, estos son solo Rich Hill y Adam Wainwright.
3. Abridores de alto nivel con velocidad real y gran repertorio ejecutado de manera impredecible.
Esta última categoría está representada prominentemente por Clayton Kershaw, el mejor Jered Weaver, y el primer Zack Greinke. Pronto, también podría incluir a Clevinger.
Tiene cuatro lanzamientos. La bola rápida es buena, y como TJ Zuppe de The Athletic detalló a principio de verano, ha ganado un poco de velocidad respecto a la temporada pasada. Sin embargo, ha habido un cambio más extremo de velocidad, en el ‘slider’ de Clevinger.
Cuando llegó a las mayores en 2016, el lanzamiento promediaba 85 mph en una muestra pequeña. En 2016, bajó a la banda de 82 mph, y ahora Clevinger lo tiene en 80 mph. Además de la bajada de velocidad, ha llegado una inclinación mayor a su curva, con el ‘slider’ registrando un movimiento mucho más horizontal.
Ya sea porque simplemente se siente más cómodo con el efecto de abanicar y fallar en la zona que produce el slider, o porque la bajada de velocidad de alguna manera ayuda a Clevinger a dominar mejor el lanzamiento, ahora pinta la zona con él. Lo usa más contra diestros, ha ayudado a cortar su ratio de bases por bolas contra esos bateadores diestros del 12.3% al 6.4%. Casi la mitad. Los méritos del ajuste bajan desde aquí.
Vea este momento de junio, contra Adam Engel y los White Sox. Está por delante y con un corredor en base con dos outs en la séptima entrada. Ahora ha puesto al noveno bateador en una cuenta de 0-1 y tiene un claro incentivo para atacar. El primer strike fue con una bola rápida de 95.1 mph baja y afuera. Esto es lo que vino después, su 93º lanzamiento del día.
Hay un par de cosas a destacar.
Lo primero es que es un strike. En 2017, Clevinger solo puso el 35.1% de sus ofrecimientos con 0-1 en la zona reglamentaria, según Statcast, una tendencia que no le hizo mucho bien ya que no estaba robando strike. Solo estaba regalando su ventaja. Esta temporada, el 45.5% de sus lanzamientos de 0-1 han golpeado la zona.
Lo segundo es que es un ‘slider’. Cuando está delante o igualado con el bateador este año, ha recurrido a su ‘slider’ más lenta más del 23% de las veces. Eso solo es un toque por encima de su mezcla de lanzamientos, pero está poniendo la zona al 52.3% en 2018, comparado con el 40.0% en 2017.
Y lo tercero es que Engel abanica, se vence hacia delante y se queda sin equilibrio – porque cuando acabas de ver 95 mph al mismo punto, 79 mph es difícil de ajustar – y conecta con la parte más lejana del bate, rompiéndolo y haciendo el out que termina la entrada. ¡Un out de dos lanzamientos!
Clevinger está más que contento con que los bateadores ataquen su ‘slider’, y de hecho está induciendo swings en la mitad de ellos. Durante toda la temporada, significa que una de cada cinco bolas que pone en juego es una ‘slider’, en lugar de una de cada 6.5. Dado que el porcentaje colectivo de slugging contra ese lanzamiento empieza por dos, el aparente incremento del movimiento paga dividendos antes de tener en cuenta la ratio de bases por bolas contra diestros, que, también, ha sido cortado casi por la mitad.
Juntos, estos cambios representan un reajuste positivo de tiempo y energía para Clevinger. Se enfrenta a un par más de bolas en juego, da un puñado de ponches por ratios, y salva más lanzamientos para obtener outs en los últimos compases. Es un truco que avanza su carrera que escapa a muchos lanzadores – una tarea clásica que suena más fácil de lo que es –, pero Clevinger de momento lo ha hecho bien: ser excelente de las entradas una a la cinco, y llevar todo eso a un par de compases extra.
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