Traducido por Martín Alonso
La mayoría del universo se quejó el viernes por la noche cuando el mánager de los Dodgers, Dave Roberts, sacó al zurdo Clayton Kershaw con tres outs restantes en un blanqueo contra los Braves en el segundo partido de la NLDS. ¿Cómo pudo hacer esto Roberts en frente de Sandy Koufax? Este tuit, enviado después de que Roberts hizo creer a todos que dejaría en paz a Kershaw, quizás resuma el mal gusto comunitario:
La infelicidad de los fans era entendible; decir que quedarse hasta las últimas en un partido es un arte perdido es subestimarlo. Demonios, algunos mánagers de MLB ni siquiera se molestan con tener un lanzador abridor; ahora los relevistas arrancan partidos, con la intención de lanzar una entrada o dos hasta alcanzar al cerrador. Kershaw lanzando nueve en un partido de postemporada representaba un anhelo por una táctica casi olvidada. Pero, más que eso, era un poco personal. Pasó más tiempo en la lista de lesionados, posteó su ERA más alto desde el 2010 y su porcentaje de ponches más bajo desde que tuvo 20 años. No formó parte del equipo de las estrellas. Sólo ganó nueve partidos. (Las victorias de lanzadores son para tontos, seguro, pero 21-3 siempre se ve mejor.)
No solo estaba Kershaw a tres outs de terminar su mejor aparición de postemporada de su carrera, sino que también, con 85 lanzamientos, estaba en posición para obtener un Maddux de Postemporada – un partido completo blanqueando al equipo contrario con menos de 100 lanzamientos. ¡Ni Greg Maddux lanzó un Maddux en los playoffs! Uno de los mejores lanzadores de la historia no pudo superarse en los playoffs – ¿qué te parece?
La historia de Kershaw en la postemporada es una narrativa frustrante. Cada vez que inicia un partido, aparece esta nube que hace que algunos piensen que Kershaw no es el mismo en la postemporada. Kershaw en los playoffs no solo enfrenta críticas, también siente lástima. (Incluso me burle de eso, al notar que Matt Adams ya no estaba ahí para molestarlo. ¡Todos somos personas terribles, empezando por mí!)
En lo que concierne partidos individuales, Kershaw a tenido buenos partidos, notablemente el primer juego de la NLDS del 2014 contra los Cardinals, cuando un séptima entrada de ocho carreras eliminó un déficit de cuatro carreras. Otros momentos han sido menos decepcionantes, pero los lanzadores, como una clase, son discriminados. Un slugger estrella sin hits ocurrirá de vez en cuando, pero Dios quiera que no seas un lanzador que tiene un pésimo partido. Maddux lanzó unos pésimos partidos en la postemporada, pero también se blindó de toda crítica relativamente temprano en su carrera al lanzar para un equipo ganador de la Serie Mundial en 1995. Eso perdona varios pecados de postemporada.
A pesar de que el 4.08 ERA de Kershaw en 25 apariciones de postemporada (20 aperturas) es algo más digno de James Shields en su mejor momento, sus números agregados han mejorado desde esa pésima actuación contra los Cardinals. Los Dodgers han ganado 10 de las últimas 12 aperturas de Kershaw. Y eso es lo que quieres de Kershaw. Hasta que lance para un ganador de la Serie Mundial, e incluso después de eso, siempre habrá personas que crean que Kershaw no es lo suficientemente bueno.
Lo que también es gracioso sobre las críticas a Kershaw no es su asociación a Maddux, cuyos números de postemporada palidecían cuando eran comparados a su dominación de la temporada regular, sino como la narrativa se asemeja a las críticas que Barry Bonds solía escuchar. Hasta que los Giants llegaron al Juego 7 de la Serie Mundial del 2002, gracias a la racha inhumana de Bonds que paralelizó su marcha contra el récord de home runs, Bonds era considerado un jugador pobre en partidos grandes.
Bonds el slugger no bateaba por cero de vez en cuando en los playoffs. Lo bateaba constantemente. Incluyendo su temporada a los 36 años, Bonds bateaba .196/.319/.299 con un home run y seis carreras impulsadas en 27 partidos de postemporada. Y eso fue con un arranque que no fue tan bueno.
Entre 1990-1992, los Pirates terminaron 8-12 en los playoffs con Bonds, no siendo capaces de derrotar a los Reds o Braves y alcanzar la Serie Mundial. Bonds bateó .191 en 83 apariciones al plato y, aunque obtuvo 14 pasaportes (1 intencional) y robó seis bases, sluggeó .265, con un jonrón y dos dobles. Era malo. La imagen de Bonds incapaz de eliminar a Sid Bream en el plato tampoco ayudó.
Los resultados de Bonds no mejoraron en su siguiente serie de apariciones con los Giants en 1997 y 2000. Cero home runs, solo tres bases por bolas en siete partidos combinados, paupérrimas estadísticas, y un récord de equipo de 1-6 sin poder eliminar a los Marlins y los Mets.
De ahí vino el 2002, y el pasado fue olvidado. Al finalizar todo, Bonds terminó con una barra de .245/.433/.503 con nueve home runs en 208 apariciones al plato para su carrera de postemporada. Sus equipos terminaron 20-28. No era el Bonds ideal, pero mucho mejor al final que al inicio. Es como si seis partidos, o 13, o 20, o incluso 23 partidos no eran suficientes para llegar a alguna conclusión.
Willie Mays, hablando de conexiones a Bonds, probablemente es considerado el mejor jugador de todos los tiempos. Bateó .247/.323/.337 en 99 apariciones al plato en postemporada. Sus equipos ganaron dos series de postemporada. Y cuando se trata del legado de Mays, a nadie le importa – además de lástima por las imágenes de su angustia durante la Serie Mundial de 1973. Sin embargo, todos saben lo bueno que fue Willie Mays.
Y así debería ser con Kershaw. ¡No solo estaba lanzando en contra de los Braves, de sí mismo, Dave Roberts, el mundo, Greg Maddux, y Barry Bonds, pero Willie Mays también! No es justo. Es por eso por lo que todos (excluyendo a los fans de los Braves, posiblemente) querían que Kershaw termine ese partido. Queríamos que la imagen de el dominando hasta el final se impregne en nuestras mentes, en verdadero sentido de Kershaw. En cuando a la línea estadística en general, denle oportunidades en la postemporada y sus números se asemejarán (más) a la realidad. Lo está logrando. Pero por ahora, aplaudan:
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