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Traducido por José M. Hernández Lagunes

El 2013 no fue hace mucho, ¿o sí? Cinco años no son suficientes para obtener agencia libre, pero de los 25 peloteros en la plantilla de Serie Mundial del 2013, sólo uno apareció en la del 2018.

Ese sobreviviente es Xander Bogaerts. En 2013, era uno de los mayores prospectos del deporte, el segundo en el ranking de esta publicación al finalizar la campaña. Los Red Sox le ascendieron al primer equipo a mediados de agosto y jugó de manera esporádica en tercera y short stop. De manera paulatina se hizo del puesto en la tercera base, el cual solía ser de Will Middlebrooks, al tiempo que avanzaba la postemporada, y acabó jugando todos los partidos de esa Serie Mundial. No fue un camino recto—acabó siendo un mejor parador en corto que tercera base, y no tuvo su despunte al plato hasta este 2018—pero hoy es una pieza fundamental de la franquicia, una estrella es su apogeo.

En la misma camada de Bogaerts están dos selecciones del draft de 2011: el probable Jugador Más Valioso de la Liga Americana Mookie Betts y el Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato Jackie Bradley, Jr. Como le gusta aclarar a mi otrora colega Michael Baumann, Bradley fue un jugadorazo en la universidad en Carolina del Sur, pero tuvo un mal año en su penúltima temporada y cayó hasta la 40ma selección. Boston seleccionó tres veces antes de llevarse a JBJ.

Así como Bogaerts, el camino de Bradley ha sido sinuoso y corrió peligro de ser encasillado como un mero jugador de medio tiempo de corte defensivo hasta el 2016. Betts, en cambio, comenzó a matar la pelota desde las ligas menores bajas y no ha parado de hacerlo, a pesar de las expectativas que se tenían sobre él basadas en su complexión. Ha podido reacomodarse en varias posiciones defensivas dependiendo de las necesidades de su equipo cada año. Simplemente, es uno de los mejores jugadores en este momento.

Antes de la temporada del 2103, el entonces gerente general Ben Cherington intercambió un paquete de prospectos liderados por el cerrador Mark Melancon a cambio del cerrador Joel Hanrahan. Debes estar cuestionando en este momento qué hace Hanrahan en este artículo, y con razón: estuvo fatal en nueve apariciones de relevo ese año, y ha pasado por el quirófano más veces (dos) que por un montículo de Grandes Ligas (cero) desde entonces.

Hablamos de ese intercambio hoy ya que uno de los prospectos incluidos fue un jugador utilitario de 24 años de edad llamado Brock Holt. Holt pasó un año brincando entre el final de la banca y Triple-A en 2013, y vio esa Serie Mundial desde su casa. En 2104, se estableció como un jugador súper-utilitario, título que ostenta hasta ahora. Después de un 2017 plagado de lesiones, tuvo su mejor temporada ofensiva este año mientras jugó en siete posiciones distintas. Durante la postemporada, jugó en cinco posiciones, y pegó varios hits de importancia también.

De manera inesperada, los Red Sox no despuntaron en 2014 y 2015, sin siquiera llegar a las 80 victorias en ambas temporadas, incluso añadiendo mediante intercambios a los lanzadores Rick Porcello, Joe Kelly y Eduardo Rodríguez, todos piezas clave en subsecuentes postemporadas. Tan sólo dos años después de ganar la Serie Mundial, la franquicia cambió de rumbo abruptamente. Cherrington se fue y llegó Dave Dombrowski, el maestro de las adquisiciones estrella. Dombrowski heredó un brillante sistema de ligas menores, el cual utilizó para hacer sus negocios, liderado por la sensación cubana de $63 millones de dólares Yoan Moncada. Los principales prospectos ahora serían bienes potenciales de intercambio, además de ser posibilidades como peloteros para el primer equipo; retrospectivamente, parece que sí se quedó con los prospectos importantes: Andrew Benintendi y Rafael Devers.

Dombrowski causaría impacto rápidamente, mandando a un grupo importante de prospectos a San Diego a cambio del mejor relevista del mundo, Craig Kimbrel. Dicho paquete fue liderado por Manuel Margot y Javy Guerra. Margot no ha tenido buenas actuaciones en las Ligas Mayores, y a Guerra le ha ido bastante mal desde que cambió de sistemas. Tras tres años, todavía no hay un veredicto sobre el “ganador” del intercambio, y parece que los Padres obtuvieron la mejor pieza en el lanzador Logan Allen. En fin, la débil postemporada de Kimbrel esconde tres buenos años antes de llegar a ese punto, y el retorno ciertamente se ve bastante más ligero hoy que cuando era encabezado por los prospectos número 14 y 56 de todo el deporte.

Dombrowski continuó su trabajo semanas después al firmar a David Price al contrato más caro para un lanzador en la historia del béisbol, $217 millones de dólares por siete años. Hasta hace un par de semanas, seguramente todos los empleados del equipo y sus aficionados hubieran querido retractarse. Hoy, Price es un héroe de los playoffs, después de deshacerse de cierta inestabilidad bajo una tremenda carga de trabajo similar a la de los años 60s. El béisbol es raro.

Tras un título divisional en 2016, no hubo descanso. El siempre-contendiente al Cy Young Chris Sale se encontró disponible al tiempo que los White Sox entraron en reconstrucción, y Dombrowski lo añadió a la plantilla a un costo de Moncada y tres prospectos adicionales. Increíblemente, Sale mejoró al llegar a Boston a pesar de sufrir algunas lesiones este año. Moncada, el lanzador prospecto top Michael Kopech y el jardinero Luis Alexander Basabe todavía pueden llegar al estrellato, pero los Red Sox jamás se arrepentirán de este intercambio tras ver a Sale ponchar a tres bateadores para finalizar la Serie Mundial.

A pesar de obtener el título divisional en 2017, una rápida salida de los playoffs precipitó la salida del mánager John Farrell. Llegó el técnico de banca de los Astros Alex Cora, quien ganó la Serie Mundial del 2007 con los Red Sox, y uno de los máximos prospectos como mánager en el juego. Tan sólo un año después, Cora ya es uno de los mejores mánagers del juego.

Dombrowski pegaría nuevamente y pegaría en un mercado de agencia libre deprimido durante la temporada de invierno anterior. El toletero J.D. Martínez, un jugador que Dombrowski encontró en su estancia en Detroit, no firmaba con nadie. Los Red Sox no le necesitaban mucho, al apenas haber renovado a Mitch Moreland, pero si puedes contratar a uno de los mejores bats durante sus mejores años por cinco temporadas y $110 millones, planchas los detalles más tarde. Martínez acabó siendo bateador designado durante casi toda la campaña, y fue tan bueno o hasta mejor de lo que fue en Detroit. Tan bueno que los Red Sox aguantaron su guante de hierro durante los juegos de Liga Nacional en la Serie Mundial.

Al mismo tiempo, Eduardo Núñez salió del bote de la basura con una ganga de contrato. Aunque Núñez solamente fue “equis” jugando segunda y tercera base, tuvo muchos momentos memorables durante esta postemporada.

Los Red Sox no hicieron mucho durante el límite de cambios en julio; no tenían mucho que hacer, ya encaminados a una temporada de 108 victorias—nada más añadieron a un bat de banca y algún brazo para el bullpen. Técnicamente no obtuvieron a ese lanzador mediante intercambio, sino que el lanzador veterano de ligas menores Ryan Brasier tuvo una estupenda segunda mitad, tan bueno o mejor que la que cualquier intercambio que pudieran haber hecho.

El bullpen fue aumentado también añadiendo al inicialista diestro Nathan Eovaldi, quien lanzó en cualquier situación que el equipo necesitara durante la postemporada—inicialista, relevo medio, de montaje para el salvamento, inicialista de extra innings salva-bullpen—y fue maravilloso en su labor, lanzando pedradas de 162 kph, lo mejor que tuvo toda la temporada.

El último bat llegó con el mata-zurdos de 35 años Steve Pearce, llegado el 28 de junio desde Toronto a cambio de un jugador de cuadro de Doble-A de quién nunca has oído hablar. Exactamente cuatro meses después, Steve Pearce ya no es el “mata-zurdos”, sino el “Jugador Más Valioso de la Serie Mundial”. Y hoy los Red Sox son, como dijo Pearce al recibir el trofeo, el número uno.

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