Traducido por Carlos José Lugo
Cuba es mayormente conocida en los Estados Unidos por sus sabrosos cigarros y automóviles antiguos. Pero un reciente acuerdo entre MLB y la Federación Cubana de Béisbol deberá desatar un flujo de jugadores de béisbol cubanos hacia los Estados Unidos. Puede que no haya un aumento en el número de talentos excepcionales como Yoenis Cespedes o José Fernández, pero una barrera de entrada menor para jugadores mediocres podría reconfigurar el panorama de las Grandes Ligas.
Debido a fuerzas geopolíticas mucho más grandes y más complicadas que el béisbol, los inmigrantes cubanos han sido forzados durante muchos años a someterse a horrendas travesías a través de otros países, a manos de traficantes y contrabandistas del mercado negro, para poder llegar a los Estados Unidos. Esto generalmente implica peligro físico para los potenciales jugadores y entregar enormes sumas de dinero en contratos futuros a los sospechosos criminales que los transportaron. La sola idea de una travesía como esta y los peligros que la misma acarreaba han podido ser razón suficiente para disuadir a más de un jugador de ponerse en riesgo a sí mismo y a su familia.
El nuevo acuerdo entre MLB y la Federación Cubana de Beisbol cambia todo eso, permitiendo a jugadores de mayores de 25 años fichar libremente con equipos americanos. (Los jugadores más jóvenes estarán limitados por las restricciones a bonos internacionales impuestas por MLB.) Los términos del acuerdo son similares a los contratos de transferencia firmados con las ligas de Korea y Japón, incluyendo una cuota pagada a la liga extranjera por cada dólar de salario garantizado en el contrato del jugador. Al remover a los contrabandistas, el acuerdo busca hacer el viaje del jugador a los Estados Unidos más seguro y ordenado (por no decir más rentable).
A pesar de los peligros, muchos cubanos han llegado a la MLB. Y aunque muchos fanáticos probablemente no coloquen a Cuba como una potencia del béisbol, jugadores provenientes de la isla han sido notablemente productivos. Los cubanos han tenido la cuarta mayor cantidad de WAR(P) de cualquier país entre jugadores nacidos a partir de 1970, delante de más tradicionales y más reconocidos países de acceso a talento para MLB como Japón, Korea del Sur y México.
País de Origen* | Posición de Jugador WAR |
República Dominicana | 1233 |
Venezuela | 771 |
Puerto Rico** | 479 |
Canadá | 203 |
Cuba | 145 |
Japón | 85 |
Panamá | 74 |
Curazao | 62 |
Colombia | 62 |
*Omitiendo a los propios Estados Unidos
** Puerto Rico es un territorio no incorporado de los Estados Unidos, pero la base de datos Lahman que utilicé lo considera un país de nacimiento separado.
Lo más notable acerca de la tabla anterior no es el mero hecho de que Cuba ha creado la cuarta mayor cantidad de WAR, pero que lo ha hecho cuando las restricciones han sido tan severas. Los bateadores cubanos más visibles en la MLB hoy día son probablemente el jardinero de los Mets Yoenis Cespedes, el ahora jardinero de los Reds y ex Dodger Yasiel Puig, y el primera base de los White Sox José Abreu. Muchos otros buenos bateadores han descollado en la MLB, desde Yunel Escobar a Kendrys Morales. Y eso es sin tomar en cuenta los muchos lanzadores, desde Raisel Iglesias a Aroldis Chapman, quienes han trillado sus propios senderos en la liga.
Aun con los peligros que representan para ellos llegar a jugar béisbol en Estados Unidos, unos 100 jugadores han desertado este país desde 1959. Veintinueve de esos cien han llegado en los últimos cinco años, muchos de los cuales aún no han dejado su huella en las mayores. Dicho esto, es posible que por cada jugador que haya desertado, muchos otros han fallado en el intento, o nunca consideraron hacerlo por temor a someterse al proceso.
Los riesgos y beneficios recompensan a lo mejor de lo mejor, aquellos quienes pudieron convencer a los traficantes y contrabandistas de que eran capaces de conseguir un contrato de ocho cifras. Si en vez de sumar a todos los jugadores, compara únicamente los 10 mejores de cada país, el WAR de los de Cuba supera al de los de Puerto Rico y se coloca casi a la paridad con el de Canadá. Lo que está faltando en el caso de Cuba son las multitudes de jugadores utilitarios y rellenos del roster, relevistas medios y tipos de una sola temporada y nada más, quienes no se atrevieron a emprender el viaje pero que ahora sí podrán hacerlo.
Ahora con un riesgo reducido, esos jugadores mediocres, pero con calidad de grandes ligas, podrán llenar las filas de la liga. Estos no son súper-estrellas, pero el ingreso de un número suficiente de ellos al mismo tiempo podría reconfigurar el mercado de MLB en forma significativa, mermando el dinero otorgado a talento experimentado en favor de nuevas opciones disponibles importadas desde Cuba. Si usted creía que el mercado para jugadores marginales o promedio era débil antes, solo espere hasta que aparezcan docenas de potenciales reemplazos desde Cuba para ser firmados en lugar de los primeros por las oficinas centrales de los equipos.
Es difícil saber con seguridad cuántos de estos jugadores de rol podría haber, pero un cálculo somero sugiere que podría ser un total sustancial. La población de Cuba es de alrededor de 11 millones de personas locas por el béisbol, con una liga que muestra un alto nivel en su calidad de juego comparable al de las ligas menores avanzadas. Para fines de referencia, esa población es similar a la de la República Dominicana y un tercio de la venezolana, los dos países de mayor producción de jugadores para MLB aparte de Estados Unidos. Ambos países tienen varias veces más peloteros que Cuba en MLB. Estas comparaciones sugieren que el número de jugadores cubanos en grandes ligas podría incrementase tanto como entre 30 a 50.
Y como hicimos notar anteriormente, Cuba ha enviado principalmente sus mejores y más brillantes jugadores hasta la fecha. En MLB por cada jugador de posición que vale cinco o más WAR en su carrera, existen cerca de dos jugadores que valen menos que eso en sus carreras. Pero entre los cubanos que han jugado hasta ahora en MLB, un tercio de los mismos ha conseguido rebasar la línea de las 5 WAR (y varios siguen agregando a ese número). Esto indica que los cubanos que a la fecha han alcanzado la MLB han sido la crema y nata y que otras dos o tres docenas de bateadores útiles, pero no estelares, podrían venir en camino.
Los equipos de MLB deben tener la boca hecha agua ante tal posibilidad. Aun si los jugadores solo valen una o dos victorias, las tasas actuales del mercado colocan el valor de un jugador así en $10-$20 millones por año. Y es casi un hecho que uno que otro de esos jugadores que lucen como rellenos de roster son realmente diamantes en bruto, talentos increíbles esperando un entrenador con calidad de grandes ligas y un staff de analíticas similar, que los puedan ayudar a convertirse en súper-estrellas. En caso de que el acuerdo entre en efecto, scouts y analistas empezarán inmediatamente una carrera para encontrar y fichar esas gemas ocultas.
Por supuesto, no hay garantía de que todos estos jugadores cubanos con calidad de grandes ligas decidirán dar el salto a los Estados Unidos ahora que lo pueden hacer con facilidad. Hay muchas cosas que apreciar acerca de Cuba, desde su sistema de salud de primera clase hasta sus playas de arenas blancas y aguas cristalinas. Y, presiones políticas de la actual administración ya están amenazando con echar por tierra el acuerdo de MLB, arruinando la potencial línea de abastecimiento. Pero si el contrato entre MLB y la Federación Cubana de Beisbol se materializa, resultará en una dramática oleada de talento hacia las grandes ligas.
Thank you for reading
This is a free article. If you enjoyed it, consider subscribing to Baseball Prospectus. Subscriptions support ongoing public baseball research and analysis in an increasingly proprietary environment.
Subscribe now