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Image credit: USA Today Sports

Traducido por Marco Gamez

Los bateadores dejaron pasar el primer lanzamiento en un porcentaje más alto durante todas las apariciones al plato del 2018 que en cualquier temporada anterior de la que tenemos registros de lanzamiento-a-lanzamiento. Ese tipo de información detallada se remonta a 1988, pero podemos asumir con seguridad (dado todo lo que sabemos sobre el béisbol como ha sido antes, y como ha sido en los últimos años) que los bateadores nunca han quedado por detrás en la cuenta a un ritmo mayor de lo que lo hicieron la temporada pasada.

A lo largo de la década de 1990, el porcentaje de todas las apariciones al plato que comenzaron 0-1 osciló entre los altos 30 y los bajos 40%. En la década de 2000, aumentó de manera constante pero lenta, hasta los medianos 40%. En 2018, el 49.8% de todos los viajes al plato comenzó 0-1. Eso, más que nada, refleja en un microcosmos la ideología del bateo hoy en MLB.

Un reloj de cuenta regresiva hacia el tercer strike comienza a andar casi desde el momento en que un bateador toma su lugar en la caja. El OPS+ ajustado de la liga en el primer lanzamiento fue más alto que nunca en 2018, y eso ha ocurrido así en la mayoría de las últimas 10 temporadas. Los bateadores registraron .264/.289/.442 en todas las apariciones al plato en las que hicieron swing al primer lanzamiento durante la temporada pasada, y .241/.330/.395 en todas las apariciones al plato en las que dejaron pasar esa primera oferta.

Las diferencias porcentuales en el promedio de bateo y el poder por si solo favorecen el swing al primer lanzamiento más que en cualquier otra temporada desde 1988, mientras, ahora más que nunca, la diferencia en el porcentaje de alcanzar la base favorece que no se haga swing. Si quieres llegar a la base a un ritmo decente, es una buena idea ser paciente, pero corres el riesgo de perderte las únicas posibilidades de producir batazos con poder.

Probabilidad de Strike Cantado, Primer Lanzamiento de Aparición Al Plato (2008-2018)

Probabilidad de strike cantado es exactamente lo que suena: un lanzamiento con una CSProb (por sus siglas en inglés) dada tiene más o menos esa posibilidad de ser un strike cantado, si no se le intenta batear. En 2018, un bateador que no intentó batear los 100 primeros lanzamientos que enfrentó de una muestra aleatoria de los lanzadores de la liga podría esperar que ese lanzamiento fuese strike cantado 54 o 55 veces, en comparación con 50 o 51 veces en 2008. Casi independientemente del tipo de lanzamiento (y, especialmente, en el caso de las bolas rápidas), el primer lanzamiento tiende a estar dentro de la zona más que nunca.

Los lanzadores son mejores cuando lanzan strikes. Tienen más calidad y creen más en su habilidad de provocar abanicos cuando lanzan dentro de la zona. Quizás lo más importante es que saben que los bateadores están buscando algo en el primer lanzamiento: una bola rápida. Si no lo consiguen, es probable que lo dejen pasar. Vea cómo ha cambiado el uso de sinkers y de lanzamientos de cuatro-costuras en el primer envío en una década:

(En cada caso la línea roja es uso y la azul es Probabilidad de Strike Cantado)

El sinker está perdiendo su puesto en el beisbol, pero la tasa a la que los lanzadores lo han lanzado como primer lanzamiento no ha bajado más rápido que su tasa de uso en otras cuentas. En los últimos años, los lanzadores han usado sus envíos de cuatro-costuras más a menudo para abrir conteos, después de una caída en el período 2012-2015. Sin embargo, lo que realmente cambió, y lo que se muestra en los dos cuadros anteriores, es que los lanzadores están adueñándose de más áreas de la zona de strike con las bolas rápidas como primer lanzamiento que hace una década, o que hace media década. Están atacando de inmediato, incluso con el lanzamiento que ellos saben que esperan los bateadores. El mensaje es bastante claro: los bateadores son demasiado pasivos.

Los sliders, las curvas y los cambios de velocidad tienen más espacio en la zona cuando se lanzan como primer lanzamiento que hace varios años, aunque el efecto es menos pronunciado. Los lanzadores han visto los números; saben que a los bateadores les está yendo mejor en el primer lanzamiento. Todavía se sienten seguros lanzando más y mejores strikes que nunca, pensando que saldrán adelante mientras más veces se coloquen por delante en la cuenta de cada batalla.

La revolución de Moneyball provocó que las grandes ligas se enfocaran más en OBP, lo que resultó en un mandato de facto para asumir una actitud más paciente al plato. Funcionó muy bien por un tiempo, ya que los bateadores con poca disciplina al plato se vieron obligados a ajustarse o ser despedidos ​​de las grandes ligas, y los lanzadores con mal control fueron eliminados lentamente.

Sin embargo, concurrente con esa revolución, y estimulado por ella de alguna manera, fue la evolución del paradigma de la forma de lanzar que ahora domina el juego. A medida que los bateadores aumentaban su atención en inflar los conteos de lanzamientos y trabajaban para conseguir una base por bolas, los lanzadores afinaban su labor lanzando strikes y provocando abanicos. En la medida en que la liga entendía lo que hace que un buen lanzador mejorara en cierta medida, desde mediados de la década de 1990 hasta mediados de la década de 2000, también conocía lo que hace mejor a un buen bateador. Como las anfetaminas y otras drogas que mejoran el rendimiento se eliminaron del juego y PITCHf/x irrumpió en la escena, los individuos y los equipos aprendieron cómo explotar los enfoques evolucionados ante incluso los bateadores más inteligentes.

La capacidad de evitar ser out sigue siendo la más valiosa en el béisbol, pero la magnitud con la que opaca el slugging es menor que nunca. En mayor medida que el poder, las habilidades de alcanzar base obtienen su valor del encadenamiento, a partir de los niveles de habilidades de los jugadores de alcanzar la base de cualquier forma. Hace 11 años, cuando llegó la crisis de la vivienda, la gente aprendió de la manera más difícil que el valor de sus hogares dependía en gran medida de los valores de las casas de sus vecinos. Lo mismo no era cierto, sin embargo, para sus autos. Así es ahora, con OBP y SLG.

El OBP global en 2018 fue de .318. Las únicas temporadas desde la Era de la Bola Muerta en las que la liga alcanzó base a un ritmo peor fueron 2013-2015, 1988, 1971-1972 y 1963-1968. Todo esto está sucediendo a pesar de la evolución mencionada anteriormente de la ciencia de batear. Está sucediendo a pesar de un cambio en el enfoque y la concentración, uno que haría que el OBP sea cada vez más alto, si solo funcionara.

En su lugar, está sentado en un punto de ebullición bajo, y mientras lo hace, incluso los hombres que llegan a base a menudo son un poco menos útiles que hace 10 años, o 20, 40 o 60, o 70, u 80, o 90. Son menos útiles, porque a menos que haya tres o cuatro jugadores más en la alineación que lleguen a base con la misma regularidad, su contribución es meramente para prevenir lo inevitable. Las carreras se anotan, cada vez más, cuando ocurre una explosión repentina, y eso quiere decir atacar al principio del conteo, porque los lanzadores están completamente seguros al hacerlo.

En una liga que hace contacto en apenas el 75% de sus swings, y en una liga en la que un número creciente de lanzadores pueden lanzar múltiples lanzamientos que no son bolas rápidas para strikes, la única forma de generar ofensivamente de manera consistente será con agresividad. Esto no es necesariamente cierto para jugadores, como Mookie Betts y Jose Ramirez, que hacen mucho contacto y tienen una excelente disciplina de plato, y cuyo poder proviene de la rapidez tan natural en un corto recorrido con su bate. Sin embargo, la mayoría de los jugadores tienen que hacer concesiones, ya sea reduciendo su tasa de contacto o aumentando su tasa de persecución de lanzamientos, para que la calidad de contacto necesaria para sobrevivir en el juego actual sea constante.

Primeros 10 y Últimos 10 Bateadores, Tasa de Swing al Primer Pitcheo (2018)

% Más Altos % Más Bajos
Javier Báez – 48.3 Joe Mauer – 4.6
Freddie Freeman – 47.1 Mookie Betts – 9.7
Ozzie Albies – 46.3 Brett Gardner – 10.7
José Altuve – 44.2 José Ramírez – 12.0
Nick Castellanos – 44.1 Jason Kipnis – 13.8
Joey Gallo – 42.3 Jesús Aguilar – 14.5
Corey Dickerson – 40.9 Xander Bogaerts – 15.8
Salvador Pérez – 40.8 Brian Dozier – 16.3
Eddie Rosario – 40.7 Mike Trout – 17.6
Nick Ahmed – 40.4 Yasmani Grandal – 17.6

La pregunta no es cuál de estas listas uno prefiere, sino lo que cada una de ellas transmite, cualitativamente, sobre el juego del gato y el ratón en los primeros envíos del turno. Esos cinco primeros puestos de la izquierda, especialmente, demuestran el hecho de que, para la mayoría de los jugadores, ser agresivo al principio del conteo ahora es clave para mantener bajo el índice de ponches y para obtener poder.

La próxima semana profundizaremos en lo que sucede cuando el conteo llega a 1-0 o 0-1. Por ahora, el mensaje es: los lanzadores están enfrentando a los bateadores con el repertorio más incómodo que jamás hayan tenido. Es mejor que los bateadores dejen de regalar el primer strike y obliguen a los lanzadores a adaptarse, o la crisis global de OBP solo empeorará.

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