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Image credit: USA Today Sports

Los Miami Marlins fichan al OF-L Curtis Granderson a un contrato de ligas menores potencialmente valorado en $1.75 millones más incentivos.[2/5]

Curtis Granderson aún es un buen beisbolista.

No es tan bueno como solía ser. Pero eso no es malo, porque ha tenido años en los que era uno de los mejores del juego. Realmente ya no puede jugar en el jardín central, aunque lo intentará si le preguntas, y está valorado un poco por debajo de la media en las esquinas, según FRAA, desde hace unos años. Una vez fue uno de los jugadores más rápidos y uno de los mejores corredores de bases, y ahora es un corredor promedio y no tanto una amenaza de robos.

Lo que Granderson sigue haciendo muy bien es una de las cosas más importantes del béisbol: batea consistentemente a los lanzadores derechos. Su .247/.355/.444 en 2018 contra los diestros fue su peor marca en las últimas cuatro temporadas, y se encuentra cómodamente por encima del promedio de producción de la liga. Ha sido una fuerza contra los elementos desde los tiempos de la administración de George W. Bush, y sigue siéndolo hoy.

Quizá tenga también la mejor presencia fuera del terreno de juego. Es el único jugador en ganar tres veces el premio Marvin Miller de la MLBPA al Hombre del Año, votado por los jugadores para honrar al jugador “más respetuoso según su liderazgo en el campo y en la comunidad”, y el año pasado volvió a ganarlo. También ha ganado el premio Roberto Clemente de la MLB en 2016, entregado por un panel de oficiales de la liga, periodistas y aficionados al jugador que “mejor ejemplifica el juego del béisbol, deportividad, implicación en la comunidad y la contribución individual a su equipo”. Una de las pocas cosas en las que la MLB y la MLBPA pueden estar de acuerdo, de hecho, es qué gran persona es Granderson. Le siguen dando los mayores honores.

Justo un mes antes de que terminara la temporada regular, en la ventana de traspasos de agosto, los Brewers traspasaron al jardinero Demi Orimoloye a Toronto para adquirir los servicios de Granderson para la lucha por el banderín y los playoffs. No incluimos a Orimoyole en la lista de los Blue Jays este año, y quizá nunca vaya a batear lo suficiente para que los Brewers lo extrañen, pero es un prospecto real con un futuro interesante.

El mercado nos dijo hace no mucho que Granderson valía algo, y jugó bien en su rol de reserva con los Brewers cuando fue adquirido por ellos. Mejor, de hecho, de lo que jugó para los Blue Jays. Ahora el mercado nos dice que Granderson no vale nada en realidad, y solo es capaz de obtener una invitación fuera de la plantilla a un equipo que se está deshaciendo de activos útiles. ¿Qué nos dice eso sobre las fuerzas ocultas del mercado?

Aquí nadie está llorando por Granderson personalmente. Ya ha tenido una gran carrera. Ha ganado más de $100 millones jugando este deporte, y lo ha hecho con una alegría inusual. Es tan rico que ha donado muchos de sus millones a causas benéficas. Es muy probable que consiga un puesto en los Marlins, y hay más que espacio suficiente en sus jardines para que juegue la mayor parte del tiempo contra los diestros. Probablemente sea traspasado a un equipo aspirante en julio o agosto por tercer año seguido.

Aunque los Marlins le paguen $1.75 millones no garantizados o $5 millones garantizados este año en realidad es una consecuencia mínima para Granderson personalmente y el mundo del béisbol en general. Va a llegar al parque, trabajar con una sonrisa, y firmar más autógrafos y tomarse más selfies que cualquier otra estrella del juego. Va a ser Curtis Granderson en toda su gloria, uno de los mejores embajadores que ha tenido el juego. A los Marlins no les vendría mal un poco de eso. A ningún equipo.

El problema es que el dinero extra que no va a Granderson no va a ser redistribuido a Juan Soto o Gleyber Torres, jugadores que generan millones de dólares en “plusvalía” y que lo seguirán haciendo durante años mientras ganan el mínimo de la liga. El dinero no va a Vladimir Guerrero Jr., que probablemente siga en las menores al inicio de la temporada, aunque es posible que ya sea uno de los mejores bateadores del planeta, solo para asegurarse de que se lleva una pieza más pequeña del pastel sin importar lo bueno que sea. No va a Adley Rutschman, receptor de la universidad de Oregon State, que firmará un contrato este verano por una pequeña fracción de lo que conseguiría en el mercado abierto solo porque la MLB ha introducido penalizaciones a los equipos que superen un límite en cualquier clase del draft. No va al campocorto dominicano Robert Puason, atrapado en un mercado de agentes libres donde cerró un trato para asegurar su porción de dinero de un fondo y desbaratar ese trato antes de su 15º cumpleaños.

Ese dinero desde luego no va a los fans, que se enfrentan a incrementos de precio sin fin en todo, desde facturas de cable hasta entradas, pasando por cervezas y perritos calientes. No va a Bryce Harper o Manny Machado, los tipos que supuestamente iban a recibirlo, pero que están colgados en el mercado mientras sus compañeros hacen las maletas rumbo a Florida y Arizona. Cuando sumas el dinero que Granderson no se lleva con los millones que otros agentes libres no se llevan, tenemos cifras muy altas y ese dinero tiene que ir a parar a algún lado, ¿verdad?

Aquí es donde va: intereses no beisbolísticos por parte de los propietarios. Va al servicio de deuda para los equipos que fueron comprados con la promesa de incrementar salvajemente las cifras de televisión. Va, como puro beneficio, a los propietarios que compraron equipos sin preocuparse sobre los deportes, porque esa compra era una gran inversión de negocios. Va a yates de lujo de los propietarios. Va a bonus gigantes para los ejecutivos que pueden cortar gastos e incrementar beneficios sin importar si pueden ganar partidos.

El producto sobre el terreno de juego está en peligro de convertirse en secundario. Hay una gran cantidad de equipos, incluidos los aspirantes al título, a los cuales no les vendría mal tener 400 apariciones al plato de un jardinero que proyectan ser muy buenas. Granderson ayudaría a casi cualquier banquillo en el béisbol como jardinero reserva, realmente todos si incluyes sus virtudes en el vestuario. Y, aun así, aquí estamos, hablando sobre su contrato con un equipo donde ganar en la temporada 2019 es completamente irrelevante para los intereses de la franquicia.

Todos merecemos algo mejor. Como aficionados, merecemos un producto de entretenimiento donde los 30 propietarios de los 30 equipos hacen todo lo posible para ganar una Serie Mundial pronto. Curtis Granderson merece un contrato garantizado para intentar terminar su ilustre carrera con un anillo que lo ha eludido por poco. Los jugadores de ligas menores se merecen un salario digno y beneficios básicos. Los jugadores jóvenes de grandes ligas merecen salarios más acordes a sus contribuciones. Y nadie está recibiendo esto, excepto los propietarios, que se llevan una porción más y más grande del pastel, simplemente porque pueden.

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