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Image credit: USA Today Sports

Traducido por Carlos José Lugo

También en esta serie: El primer lanzamiento, Elaborando estrategias para el segundo lanzamiento.

La sabiduría convencional del pitcheo ha sostenido durante mucho tiempo que el lanzamiento más importante en una aparición al plato es el primero, pero Greg Maddux sabía algo mejor. Maddux, el más grande lanzador de la era moderna, se distinguió por afirmar que el lanzamiento fundamental dentro de cualquier enfrentamiento con un bateador llegaba en el conteo 1-1. Investigaciones a lo largo de la era de la sabermetría han confirmado la intuición de Maddux, pero ahora el mundo ha cambiado un poco. Un lanzamiento en 1-1 sigue siendo desproporcionadamente importante. Sin embargo, es también mucho más común de lo que lo fue en gran parte de la carrera de Maddux.

Por numerosas razones, la proporción de apariciones al plato llegando a conteo de 1-1 ha aumentado de alrededor del 35 por ciento desde el momento en que los datos pitcheo a pitcheo empezaron a ser registrados a casi exactamente el 40 por ciento para cada una de las últimas dos temporadas. De los 140 pitchers que tiraron al menos 100 entradas en el 2018, solamente dos de ellos alcanzaron conteo de 1-1 menos del 34.1 por ciento del tiempo –la marca de por vida de Maddux, al menos en las temporadas que tenemos la información. Esos hombres fueron Joe Musgrove y Mike Leake, lo cual ilustra el tipo de lanzador que se necesita ser para resolver los turnos al bate de manera rápida: tipos que utilizan mucho su bola rápida y dependen de enterrar y cortar la pelota para generar movimiento e inducir contactos débiles del bateador.

En un mundo en donde tantas apariciones al plato llegan al menos a 1-1, resulta pues, que el lanzamiento en 1-1 se comporta de manera creciente como un primer lanzamiento. Como ocurre con el primer lanzamiento, los bateadores que hacen contacto y ponen en juego un pitcheo en 1-1 disfrutan de mayor éxito (relativo a su desempeño general) que nunca antes. En el 2018 estos batearon .328/.334/.540 en 1-1. Para dar a esto algo de contexto, consideren que en 1990, los números en esa misma situación fueron .301/.301/.437. En 1995 fueron .330/.332/.507. En el 2000 fueron .325/.329/.515. (Por supuesto, tanto en 1995 como en el 2000, los niveles ofensivos fueron también más altos que lo que es hoy día.)

Sin embargo, a pesar de que el conteo en sí mismo se ha vuelto más prevalente, las pelotas puestas en juego en 1-1 nunca han sido menos comunes. Apenas el 8.0 por ciento de las apariciones al plato fueron resueltas en un conteo de 1-1 la pasada temporada, esencialmente, los mismos porcentajes desde 1995 hasta 1997 –cuando menos de un 10 por ciento de las apariciones al plato llegaban tan lejos. Es por eso que, aunque en 1-1 el lanzamiento es del bateador, el conteo sigue siendo del lanzador.

Le pedí al gurú y sabelotodo de BP Rob McQuown obtener tipos de lanzamientos y probabilidad de ser cantados strike para cada temporada desde la implementación completa de PITCHf/x, en el 2008. Como fue el caso cuando estudié el primer lanzamiento el mes pasado, encontré que los lanzadores están atacando la zona más en 1-1 que lo que antes lo hacían –especialmente con bolas rápidas.

Pero distinto a lo que ocurre con el primer lanzamiento, las rectas no son en nada menos comunes en 1-1 ahora que una década atrás. La única tendencia real en el uso de pitcheos a nivel de la liga, en conteos de 1-1, refleja la tendencia más grande en uso de pitcheos en general durante las últimas temporadas: más sliders, a expensas de los sinkers.

Quizás es incorrecto decir que el uso de la bola rápida, en particular, no ha cambiado a lo largo de las temporadas bajo el estudio. De manera más precisa, tuvo una caída, entonces rebotó, aunque en un margen estrecho. Esto nos dice que realmente sí hay una cierta tendencia a apartarse del uso de la bola rápida en conteos de 1-1; es solo que lo que los pitchers concebían como una bola rápida ha cambiado.

Estamos metidos hasta el pecho en la Era de los Grandes Archivos de Datos en el béisbol. La naturaleza de los grandes datos es que revelan ciertos principios amplios que pueden ser aplicados en lugares en donde nunca antes se habían aplicado, y eso es lo que ha pasado con el diseño y selección de pitcheos a lo largo de los últimos años. El sinker es una especie en extinción porque lo que los equipos han aprendido acerca de la forma en que el lanzamiento se comporta, qué se requiere para manipular uno de manera exitosa, y cómo el mismo interactúa con el resto de los pitcheos.

El cutter es, si acaso, modestamente más popular, pero eso se debe en gran parte porque algunos equipos y lanzadores individualmente se han dado cuenta que es posible, en algunos casos, tirar lo que es casi un slider a la velocidad de una bola rápida. La gran lección de alto nivel que los equipos han aprendido claramente, especialmente con los coordinadores y coaches de pitcheo viéndose forzados a adaptarse a la revolución del ángulo de salida, es que las rectas de cuatro costuras en la parte alta de la zona de strike continúan siendo extremadamente efectivas. Entonces, aun cuando los pitcheos que no son bola rápida se han vuelto más prevalentes, la bola rápida en su esencia más pura no ha perdido su primacía.

Lo que todo esto significa para los lanzadores (y los bateadores) mirando al conteo de 1-1 es que un lanzamiento bueno para batear es mucho más probable que llegue en ese conteo que en cualquier otro subsecuente. Obviamente, el incremento en la Probabilidad de Strikes Cantados sugiere que más conteos van de 1-1 a 1-2 que de 1-1 a 2-1, pero en un sentido, aun alcanzar 2-1 es menos ventajoso de lo que una vez fue.

Ahora bien, esto no es cierto para un bateador a quien el lanzador contrario le está lanzando cuidadosamente de manera intencional, y no es cierto para un bateador con buena disciplina en el plato. La liga tuvo un porcentaje de alcanzar base de .390 después de alcanzar el conteo de 2-1 en el 2018, relativo a un OBP general de .318; ese margen nunca ha sido significativamente mayor. El promedio de bateo global después de alcanzar conteo de 2-1, sin embargo, fue de .245, y el porcentaje de slugging global fue .416. Dado lo mucho que han mejorado los lanzadores a la hora de ejecutar, los bateadores no pueden contar con errores y un pitcheo gordo en ningún conteo. Todo lo que pueden tratar de hacer es identificar un pitcheo para el cual estén listos, en una localización que puedan manejar y hacer swing fuerte.

La pasada temporada los mejores bateadores del béisbol, que calificaron para el título de bateo, después de alcanzar conteos de 1-1 fueron Mookie Betts, Mike Trout, Francisco Lindor, Matt Chapman, y Didi Gregorius. Ellos (y, en balance, la mayoría de los otros quienes fueron considerados mejores que el promedio después de alcanzar el conteo) tomaron un enfoque en el plato mucho más selectivo en dichos conteos. Aunque en 1-1 el bateador generalmente conseguirá el mejor pitcheo para batear una vez se coloca en ese conteo, no es necesariamente aconsejable ser agresivo en el conteo.

Es un conteo en el cual el bateador con buen poder puede esperar que un lanzador lo trate cuidadosamente, y es un conteo de trituradores. Los lanzadores tienen la ventaja una vez una aparición al plato alcanza ese punto, pero no al nivel que una vez la tuvieron. Los bateadores deben saber que tienen mayor probabilidad de ver una bola rápida en la zona de strike que nunca, pero estar listos para no hacer swing a pitcheos que no sean rectas, porque la mayoría de esos están diseñados para inducir al bateador a irse a pescar fuera de la zona de strike. Es mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero esa es la naturaleza del bateo en la era de los grandes datos.

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