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Traducido por Carlos Pérez
La semana pasada iba de camino a mi partida de la liga de bolos escuchando de fondo un Mets/Marlins por la radio. El narrador Howie Rose mencionó al jugador de los Marlins Rosell Herrera. El nombre me hizo pensar, y yo quizás tuve una reacción inusual. Hice que mi acompañante en el coche lo buscara en baseball-reference para asegurarme de que era el viejo prospecto de los Rockies que yo recordaba. Si hubiera estado solo, esa duda me habría perseguido durante el resto del viaje, y habría tenido que detenerme para buscarlo yo mismo.
Solía tener una memoria de elefante para los prospectos, pero después de casi una década en este mundo, todos los relevos con una curva sobresaliente de 90 mph, todos los jardineros suplentes, todos los receptores… todos empiezan a mezclarse. Después de unos minutos explicándole a mi amigo, que no es aficionado al béisbol, el proceso -“No, la página de registros, no la página regular de b-ref”- determinamos que sí era, de hecho, el jugador que yo pensaba en el jardín derecho de los Miami Marlins.
Vi a Herrera brevemente con los Yard Goats en 2016 en la temporada errante de su equipo, cuando no tenían estadio. Escribí un artículo sobre esa plantilla en el que nunca lo mencionaba, incluso en las copiosas notas al pie que incluía en cada columna por aquel entonces. Herrera no tenía un perfil alto en ese equipo de Hartford, pero había sido alguien a tener en cuenta unas temporadas atrás. Por supuesto, jugaba como campocorto en Asheville, y nunca iba a ser campocorto ni continuar jugando la habilidad de sus juegos en un parque con un jardín derecho inferior a los 300 pies, así que dudaba incluso entonces. En el momento que Herrera fue a “Hartford” estaba jugando en las esquinas de los jardines junto a David Dahl o Raimel Tapia.
Y eso es porque cuando escuché su nombre–jugando en el jardín en las mayores–me hizo ordenar a mi compañero que mirara su teléfono en ese momento.
Mire, Rosell Herrera parecía el peor jardinero defensivo que había visto en mi vida.
Recuerdo que esa nota estuvo en mi libreta por varias razones. (1) Bueno, cualquier cosa que ves así de extrema se te queda en la memoria, pero también (2) nunca se me ha olvidado querer escribir un tweet sobre eso. Lo que hago aquí en Baseball Prospectus puede tener algo de maldad. Examino jugadores de béisbol que están entre los mil o dos mil mejores del mundo en su trabajo, y los agrupo en categorías. La categoría más grande es “no será profesional”. No es posible ser muy optimista en este trabajo. Cuando hablo sobre Jo Adell o Wander Franco, tengo que hablar con significado. No todos los muchachos pueden estar por encima del promedio. Y honestamente, muchos de ellos tendrán cosas malas, sobre todo cuanto más abajo miras en las organizaciones del béisbol. Es literalmente el coste de hacer negocios. Como dice el refrán de desarrollo de jugadores, necesitas 20 jugadores para que jueguen los cinco futuros grandeligas.
Como parte de nuestra nueva cobertura de prospectos hemos renovado nuestro manual. Algo se quedó en mi memoria:
“Por favor recuerden que están comentando -y no siempre de manera positiva- sobre otros seres humanos.
Los jugadores tienen sentimientos y a veces serán heridos. No sean excesivamente crueles. Asuman que los jugadores y sus amigos y familiares están leyendo esto, porque quizá lo hagan”.
Mi audiencia para estas columnas no es ni mucho menos los prospectos. Sobre todo son graduados en artes liberales con un amplio historial académico que además son aficionados al béisbol. De acuerdo, si soy realmente honesto, sobre todo son jugadores de ligas de fantasía. (Lea a Ben si está considerando adquirir a Rosell Herrera). Pero muchos de los jugadores leen mis palabras sobre ellos, o al menos buscarán sus nombres en Twitter y eventualmente encontrará las notas. Sus familias seguro que lo harán.
(A todo esto, me sorprendió gratamente que Jo Adell no supiera quién éramos, como muestra esta pieza de The Athletic).
He evitado problemas con jugadores, familiares, agentes, e incluso (muchos) bloggers. Esto puede ser atribuido a que soy un simpático hombre blanco en sus treintas. Pero en ese momento de 2016 cuando estaba ideando un tweet sobre la defensa de Rosell Herrera, ¿qué estaba tratando de conseguir? No iba a enviar un informe para BP, y si fuera un ojeador en la vida real probablemente me habría limitado más, teniendo en cuenta qué tan reciente era el cambio de Herrera al jardín. Era un pequeño vistazo. Tenía una figura delgada, algo de proyección, brazo de campocorto, bla, bla, bla.
Estaba teniendo una conversación con otro escritor de prospectos sobre cómo ninguno de nosotros tuitea a menudo. Es un formato mediocre para escribir pensamientos reales de ojeo, y ambos escribimos miles de palabras que son accesibles en otra parte. En cualquier caso, usar Twitter desgasta. Pero podría haber escrito fácilmente una columna sobre Rosell Herrera sobre mis preocupaciones respecto a su guante en lugar de buscar que la gente le dé al botón de retweet.
Por supuesto, podría haberme equivocado.
Herrera ha cambiado mucho de equipo, ha subido y bajado, ha estado en equipos de segunda categoría. Y mientras la estadística FRAA lo ve algo por debajo del promedio, UZR y DRS lo ven bastante por encima.
Me presento de nuevo. Hola, soy Jeffrey Paternostro, Escritor de Prospectos en Baseball Prospectus. Publicaré una columna la mayoría de miércoles esta temporada. Será mi novena temporada cubriendo prospectos. Si hay algo que he aprendido en el camino es que vamos a equivocarnos. A veces de manera espectacular.
Pero no hace falta hacerlo con maldad.
Thank you for reading
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