Traducido por Marco Gamez
Justo antes de la pausa por el Juego de las Estrellas, el abridor de los Phillies, Jake Arrieta golpeó al tercera base de los Mets, Todd Frazier, con un lanzamiento alto y adentro. Frazier se molestó por el pelotazo, al igual que su manager, Mickey Callaway, y poco después, el árbitro del plato, Tripp Gibson, los había expulsado a ambos por discutir con él y con Arrieta. (Gibson pensó que el lanzamiento descontrolado de Arrieta no fue intencional).
En una temporada llena de desgracias para los Mets, es tentador considerar esto como otra humillación. Pero los hechos del domingo han sido comunes este año: las tensiones entre los árbitros y los equipos han aumentado en toda la liga. La presión entre los dos lados se manifiesta con la mayor cantidad de expulsiones desde 2015, cuando las nuevas reglas del ritmo de juego pudieron haber creado fricción entre los dos lados. Sin una explicación similar para el aumento de expulsiones esta temporada y el conflicto que se extiende fuera de las líneas, la actual serie de expulsiones puede ser una señal más preocupante para la liga.
Estamos solo a la mitad de la temporada, pero hasta ahora se han producido 114 expulsiones, un total que no se alcanzó en 2018 hasta principios de agosto.
Las expulsiones durante esta temporada han aumentado en un 30% en comparación con la misma fecha de la temporada pasada. Por supuesto, 2018 fue un año tranquilo para expulsar a jugadores y mánagers en un juego. Pero durante los últimos cinco años, solo hay una temporada que puede estar cerca de igualar el ritmo de este año (2015), y eso pudo deberse a las nuevas reglas establecidas para controlar el ritmo de juego (hablaré más sobre esto después).
Los árbitros principales son los que deciden la gran mayoría de las expulsiones, principalmente cuando los jugadores discuten apreciaciones de bolas y strikes. En comparación, los árbitros que actúan en las tres bases expulsan a una sexta parte de los jugadores que expulsan los que están detrás del plato. El aumento de esta temporada se ha producido por expulsiones ordenadas por los árbitros del plato, lo que sugiere que tal vez las bolas y strikes sean el principal motivo de discusión este año.
Los datos no incluyen una lista completa de razones de expulsión, por lo que no podemos decir con certeza cuál es la causa del aumento este año. Pero con la llegada de los árbitros robots en el horizonte de la Liga del Atlántico y el creciente descontento de los jugadores con la precisión de los árbitros, no es difícil formular una hipótesis. A medida que los bateadores se sienten más cómodos con la tecnología de seguimiento de los lanzamientos, parecen estar más seguros de que el radar es más preciso que los ojos de un árbitro.
Estas nociones parecen irritar a los profesionales cuyos trabajos serían reemplazados (o al menos disminuidos) por los robots. Como era de esperar, se sabe que la sola mención de una zona de strike electrónica se traduce en una expulsión del juego para ese jugador inconforme.
Los managers han constituido una porción mayor de la población expulsada en 2019 que en años anteriores. Ya sea que Callaway defienda a Frazier o Joe Maddon haga su movimiento de giro, los mánagers han atraído la ira de los árbitros en mayor grado que en años anteriores. Esto también puede deberse a las sentencias de strikes: los mánagers frecuentemente asumen los reclamos de sus jugadores en este tipo de disputas.
Independientemente de la causa de la reciente fricción entre jugadores y árbitros, la tensión se está extendiendo más allá de los límites del campo. Después de que Manny Machado fuera suspendido por un juego en junio (por discutir bolas y strikes, por supuesto), la Asociación de Árbitros emitió un comunicado en el que denunció la “violencia” de Machado. Como era de esperarse, el sindicato de jugadores (y un puñado de jugadores individuales) reaccionó ante esto. El conflicto desapareció (al menos, la parte pública), pero fue una rara explosión de hostilidad manifiesta en una relación que generalmente es tranquila.
Como se mencionó anteriormente, la cantidad de expulsiones esta temporada es la más alta desde 2015, cuando MLB implementó un nuevo conjunto de reglas para acelerar el ritmo de juego. (Esta temporada también vino con un puñado de actualizaciones de reglas, pero ninguna tan dramática como las que se implementaron en 2015). Las regulaciones de 2015 controlaron cuándo los jugadores podían solicitar tiempos muertos a los árbitros del plato y obtuvieron críticas inmediatas de veteranos como David Price.
El descontento relacionado con las reglas pareció contribuir al menos a una expulsión en 2015: el árbitro Marvin Hudson expulsó a Bryce Harper, el entonces jardinero de los Nationals, de un juego por no poder regresar a la caja del bateador lo suficientemente rápido. Dado el descontento entre los veteranos con respecto a las nuevas reglas, parece posible que pequeñas peleas por los tiempos muertos denegados podrían haber contribuido a docenas de otras expulsiones.
En 2015, el ritmo de las expulsiones se normalizó en la segunda mitad de la temporada, presumiblemente a medida que los jugadores se acostumbraron a las disposiciones de las reglas contra las que se habían enfrentado anteriormente. El tiempo de juego disminuyó esa temporada antes de volver a aumentar en los años posteriores. Los jugadores aprendieron rápidamente cómo trabajar las reglas para mantener el mismo ritmo o un ritmo más lento, probablemente sin tener problemas con los árbitros.
Sin cambios en las reglas para explicar el aumento en las expulsiones de este año, no hay razón para creer que se desacelerarán en la segunda mitad de la temporada. De hecho, si todo va bien con el experimento de los árbitros robot en la Liga del Atlántico, los jugadores pueden tener aún más munición para criticar a los humanos falibles que se encuentran en la MLB. Es posible que todo resulte en un récord total de expulsiones este año.
Eso es una mala noticia para el juego y para los fanáticos, quienes a veces se ven privados de ver a los mejores jugadores debido a argumentos menores y conflictos de personalidad que son sustancialmente menos interesantes que el juego en sí. Como Harper lo expresó después de su expulsión de 2015 gracias a la decisión de Hudson, “no creo que 40,000 personas hayan venido esta noche a verlo arbitrar”.
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