Traducido por Pepe Latorre
Hay cosas que siempre suceden en septiembre. El tiempo se hace más frío. Las hojas se caen de los árboles. Llega el otoño. Los niños vuelven al colegio (si no lo habían hecho en agosto). Los granjeros hacen la cosecha. Empiezan nuevos programas en la televisión. Comienza la NFL y el fútbol universitario. Y los banquillos de la MLB se llenan de jugadores con dorsales de linieros ofensivos.
El 1 de septiembre, las plantillas de la MLB se expanden, pasan de 25 a 40 jugadores. Algunos equipos lo aprovechan, otros no. Pero todos añaden jugadores. Y esos jugadores, así como su impacto en equipos que luchan por ganar (muchos equipos están con dándolo toda esta temporada, otros no hay duda de que no), y las bajadas de las temperaturas cambian el juego.
Al menos lo han hecho en las temporadas recientes. Las reglas sobre la ampliación de las plantillas en septiembre cambiarán en 2020. A partir del año que viene solo se ampliará a 28 jugadores. Esto cambiará los partidos de septiembre. El 2019 marca el final de una época, la de los banquillos con más gente que sitios para sentarse.
He echado un vistazo a la era de 30 equipos (1998-2008) y he dividido la temporada en dos: partidos jugados antes del 1 de septiembre y partidos jugados en septiembre (incluyo aquí también los jugados en octubre). He buscado tendencias.
Las he buscado temporada por temporada. No quería tomar promedios de bateo generales de 21 años por la forma en que ha cambiado el juego. Los equipos usaron 2.46 relevistas por partido en 1998 y 3.36 en 2018. Pegaron 0.86 cuadrangulares por juego en 2014 y 1.26 tres años después. Los bateadores se poncharon en el 16.4% de las apariciones en el plato en 2005 y el 22.3% la temporada pasada. Si agrupara todo ignoraría esas tendencias y las temporadas en las que el valor de una métrica fue mayor hundirían aquellas en las que fue menor.
Al mirar las tendencias busqué datos consistentes más que cualquier otra cosa. Hubo menos toques de sacrificio por equipo y juego en septiembre (0.301) que en el resto de la temporada (0.303) en los 21 años que van de 1998 a 2018. Pero la diferencia no solo es pequeña, sino que el porcentaje de toques registrados en septiembre solo ha superado a los registrados en el resto de la temporada en 11 de las 21 ocasiones. Eso no es concluyente.
Sin embargo, otras tendencias lo son. Esto es lo podemos esperar ver en este último septiembre. Cosas como ese último partido de la temporada 2015 en que los Giants usaron 11 lanzadores distintos en nueve entradas.
- Más relevistas. Seguramente esto no te sorprenda. Cuando incorporas más “brazos” tienes que usarlos. En promedio se usan 0.40 relevistas más en septiembre que durante el resto de la temporada. Y ha habido un aumento cada año.
- Relevos más cortos. Esto va unido a lo anterior. Los relevistas han lanzado una media de 0.07 entradas menos en septiembre que durante el resto del año. Un ejemplo: el año pasado, hasta final de agosto, los equipos usaron 3.25 relevistas por juego y estos lanzaron una media de 1.08 entradas. En septiembre usaron 3.93 y aguantaron 1.00 entradas.
- Aperturas más cortas. Otra tendencia que se da en los 21 años y que no es muy difícil de adivinar. Más relevistas significa retirar antes a un abridor cansado o que está rindiendo mal. Además, hay equipos que están probando lanzadores para la siguiente temporada p dando descanso a la rotación de cara a la postemporada. En 2018 las entradas lanzadas por los abridores bajaron de 5.22 entre abril y agosto a 4.92 en septiembre.
- Menos sencillos. Ahora nos metemos en tendencias menos obvias. Las ofensivas, como vamos a ver, generalmente experimentan un declive en septiembre. Cada año desde 1998 los equipos han acumulado menos sencillos por partido en septiembre que durante el resto de la temporada. La variación va desde el 0.24 que se registró en 2007 hasta el 0.66 de 1999. La pasada temporada los equipos consiguieron 5.80 sencillos por partido hasta agosto y 5.21 en septiembre.
- Más ponches. En septiembre del 2000 los bateadores se poncharon en el 16.47% de sus apariciones en cajón frente al 16.48% del resto del año. En cualquier otra temporada las tasas de ponches aumentaron en septiembre. El año pasado subieron del 22.1% al 23.0%. Sabes por qué: bateadores de las ligas menores que se enfrentan por primera vez a lanzamientos de Grandes Ligas y una colección interminable de relevistas que lanzan muy duro saliendo desde el bullpen.
- Menos carreras. Los equipos anotan menos carreras por partido en todos los septiembres en comparación con el resto de las temporadas (las excepciones son 2007, 2008, 2011 y 2015). La media es de 0.05 carreras menos por juego
- Menos producción en el plato. Salvo en el caso de esos cuatro años mencionados más arriba. El OPS baja siete puntos en septiembre. El año pasado pasó de .729 a .720. Si te preguntas si es por el embasado o el slugging podemos decir que el primero baja una media de dos puntos (en 15 de las 21 temporadas) y el segundo disminuye en cinco puntos (en 17 de 21).
- Más bases por bolas. Salvo en cinco temporadas los lanzadores han dado más boletos gratis en septiembre que en el resto del año. La pasada campaña pasó de un 8.4 a un 8.8%. Los culpables son los lanzadores novatos.
- Menos cuadrangulares. Y el tercero de los “resultados verdaderos”. Los bambinazos disminuyeron en 15 de las 21 temporadas, pero muy levemente. El pasado septiembre se registraron 1.12 cuadrangulares por partido frente a los 1.15 de otros meses. Por explicarlo de otra manera: los bateadores sacaron la bola del estadio una vez cada 26.6 apariciones al plato antes de septiembre y solo una vez cada 29.9 apariciones al plato durante septiembre.
Más lanzadores. Menos ofensiva. Más bases por bolas y más ponches. Menos anotaciones. Con el cambio de reglamento sobre las plantillas que entrará en vigor en 2020 podemos decir que este será el último septiembre de este tipo en algún tiempo. La verdad que no lo voy a echar de menos.
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