Traducido por Marco Gámez
A inicios de esta semana, los Red Sox despidieron al gerente general Dave Dombrowski. Fue una noticia sorprendente sobre un ejecutivo que produjo una victoria en la Serie Mundial, tres campeonatos divisionales, uno de los equipos de temporada regular más dominantes de todos los tiempos e, incluso en el año en que fue despedido, una plantilla competidora y superior al promedio, con alguna mala suerte para anotar carreras.
Revisar la historia de los exgerentes generales muestra que el despido de Dombrowski era estadísticamente improbable y casi sin precedentes durante las últimas tres décadas. Este tipo de despido puede presagiar un cambio en la forma en que los equipos evalúen a los ejecutivos, y en cómo se comportarán los ejecutivos en consecuencia.
Obtuve datos sobre gerentes generales desde 1987 hasta 2017 de la base de datos de ejecutivos de Baseball America (lamentablemente, han descontinuado el acceso, pero una copia sobrevive en el Archivo de Internet). Un modelo simple para predecir la probabilidad de cada GG de ser despedido (basado en el récord de los últimos tres años y el éxito reciente en los playoffs) sugiere que el despido de Dombrowski, en circunstancias normales, tenía una probabilidad de aproximadamente 9%.
El modelo muestra que casi ningún GG está realmente seguro: solo alrededor del 25% de los ejecutivos tienen una probabilidad inferior al 10%. Pero el currículum de Dombrowski, incluido el excelente récord ganador de los Red Sox en los últimos tres años y su reciente victoria en la Serie Mundial, lo hacía extraordinariamente seguro. El promedio de victorias de .583 bajo Dombrowski equivale a un ritmo de 95 victorias en un calendario de 162 juegos, lo que casi siempre lo convierte en un contendor a los playoffs.
Pero su campeonato, ganado el año pasado, debería haber protegido a Dombrowski mucho más que cualquier cantidad de victorias de temporada regular. Solo uno de los 30 GG que ganó una Serie Mundial fue despedido en la siguiente temporada. (Otros dos gerentes generales se fueron después de las victorias de la Serie Mundial, pero ambos parecen haber sido retiros voluntarios en lugar de renuncias forzadas. Bob Watson, que dejó a los Yankees después de la victoria de la Serie Mundial de 1996 puede haber tenido de ambas cosas). El único precedente real para la salida de Dombrowski en las últimas tres décadas es la partida de Walt Jocketty en 2007 de St. Louis.
El caso de Jocketty es el único despido verdadero, y su permanencia con los Cardinals fue muy diferente a la de Dombrowski con los Red Sox. Los Cardinals ganaron la Serie Mundial en 2006 con un equipo que apenas terminó por encima de .500. Después de una actuación de postemporada sorprendentemente dominante, volvieron a ser un equipo mediocre al año siguiente, terminando 78-84. Eso está muy lejos de la actuación récord de 108 victorias del equipo de Dombrowski en 2018, o el roster superior a la media (aunque no del todo de playoffs) que armó este año.
Las luchas internas de la oficina central también pueden haber contribuido a la salida de Jocketty. No hay historias de conflictos internos que jueguen un papel importante en la decisión de los Red Sox, pero la naturaleza sorprendente del despido de Dombrowski naturalmente genera preguntas. Pocos gerentes generales han sido despedidos con un mandato tan triunfante como Dombrowski, pero muchos ejecutivos exitosos han sido despedidos por escándalos o escaramuzas que se desarrollan detrás de escena. Hasta que haya informes que respalden esta idea, debemos proceder bajo el supuesto de que el despido se debe a su desempeño y no a fechorías o volatilidades ocultas dentro de la oficina.
Vale la pena considerar qué mensaje envía la remoción de Dombrowski a los futuros gerentes generales. Boston tiene su propia cultura inestable, con cuatro ejecutivos liderándolos en los últimos 10 años a pesar del envidiable éxito obtenido tanto en la temporada regular como en los playoffs. Pero los otros 29 gerentes generales, y todos los futuros ejecutivos, seguramente notaron que el historial de logros de Dombrowski no fue suficiente para salvarlo.
Otros, incluido Matthew Trueblood de Baseball Prospectus, han escrito sobre las razones reales detrás de la partida de Dombrowski, que debe tener poco que ver con su historial. La idea que resalta entre ellos es que, si bien le trajo al equipo un campeonato, le costó demasiado. Otra idea es que, a pesar de su éxito, no estaba en condiciones de liderar el equipo en el futuro.
Estas dos explicaciones están conectadas por la idea de que el despido de Dombrowski fue motivado por las necesidades futuras de los Red Sox, en lugar de por su posición actual. Esa es la mejor hipótesis para una justificación que explica la decisión, pero también funciona para establecer motivaciones extrañas para cualquier GG que contraten en el futuro.
Centrarse en la perspectiva del equipo, en lugar de en su estado actual, les da a los futuros ejecutivos un conjunto diferente de objetivos para optimizar en lo que tradicionalmente se han centrado. En lugar del récord reciente del equipo o el éxito de los playoffs, tal vez los Red Sox y otras organizaciones evaluarán a sus gerentes generales en función de su sistema de equipos sucursales y de la profundidad del talento joven y controlado, factores que pueden predecir mejor las futuras ganancias que el récord actual del equipo.
Pero ser contendor hoy y las perspectivas futuras a menudo están en desacuerdo entre sí en la construcción de equipos. Un ejecutivo, por ejemplo, puede intercambiar prospectos por piezas valiosas del presente para llevarlos inmediatamente a los playoffs. Estas elecciones dieron lugar a ciclos de ser contendor y luego a la reconstrucción, la llamada “ventana del campeonato”. En el pasado, se tomaron decisiones difíciles como esta con miras a las victorias de la Serie Mundial. En el futuro, teniendo en cuenta el despido por parte de los Red Sox, tal vez los GG considerarán con mayor firmeza dónde quedará clasificado su sistema de equipos de ligas menores tras los intercambios efectuados.
Si eso hace una liga más emocionante e interesante es una cuestión que los fanáticos deben decidir, pero el despido de Dombrowski por parte de los Red Sox es sin duda un momento decisivo en la forma en que los equipos evalúan a sus gerentes generales. Y probablemente tendrá efectos contundentes sobre cómo se comportarán los ejecutivos en el futuro.ro
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