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Image credit: USA Today Sports

Traducido por Carlos Pérez

Ed.: Esta es la segunda parte del artículo. La primera parte está aquí.

El béisbol es un juego de ajustes constantes. También es un juego en el que prima la aleatoriedad, que se iguala principalmente por tamaños de muestra bastante grandes. Puede haber muchos ajustes y cambios en un universo aislado, pero como muchos procesos, una de las mejores maneras de probar cosas es intentar romper dicho proceso. La semana pasada escribí acerca de cómo los jugadores que vemos cómo “no-prospectos” permiten que las ligas menores funcionen, pero esos jugadores no solo dejan que el juego tenga lugar, también sirven como modelos para probar mejoras y procesos de desarrollo.

Las temporadas del béisbol son largas, y sus partidos también. Los juegos tienen mucha pausa, y en una situación que no sea de juego un jugador puede ser capaz de tener más repeticiones que en toda una temporada. Sin embargo, el béisbol es muy aleatorio. Cada escenario podría ser ligeramente diferente, ya sea por hechos físicos, como la velocidad del corredor, o hechos circunstanciales, como el hecho de un corredor robe una base. Un bateador con 500 apariciones al plato en ligas menores verá alrededor de 2,000 lanzamientos diferentes en una temporada—dependiendo del tamaño de la liga. Dependiendo del tamaño de la liga y si el jugador es ascendido, esos lanzamientos serán lanzados por más de 100 jugadores diferentes. Dada la rapidez con la que los jugadores cambian en las ligas menores, un enfrentamiento entre un bateador y un lanzamiento puede ser una circunstancia completamente única por año (un bateador podría llegar a enfrentarse a un relevista dos veces en una serie). No todos esos lanzadores serán de elite o tendrán un turno valioso, pero dada la explosión de velocidad y otras mejoras del desarrollo, la calidad de la habilidad de la oposición también está mejorando constantemente.

Como en las Ligas Mayores, la proliferación de los datos y el vídeo han permitido que el visoreo llegue a otro nivel. Los equipos cambian a los bateadores basados en tendencias y tienen datos de lanzamientos sobre los bateadores, así que son capaces de atacar sus debilidades al plato. Obviamente, esto se balancea con la necesidad de desarrollar las habilidades menos desarrolladas de los lanzadores, pero esa información está disponible. Eso significa que lo opuesto es real, los bateadores pueden ver qué pinta tienen sus próximos lanzadores rivales, sus tendencias, y conocer sus fortalezas y debilidades.

Las Ligas Mayores y las ligas menores son muy diferentes. Esto se comenta en debates de proyección de estadísticas, pero hay muchas cosas que funcionan en las menores que no funcionarán en las Mayores. Dicho eso, solo porque un jugador tenga un puñado de habilidades que no funcionarán en las Mayores no significa que no tenga armas para las Grandes Ligas. Un lanzador puede incluso no tener una buena bola rápida, pero puede tener una buena curva y un buen control, habilidades que pueden darle ventaja contra bateadores inexpertos. Dependiendo del historial de un bateador, podrían ver lanzamientos sin velocidad verdaderamente buenos por primera vez en sus vidas. Lo mismo sucede con el otro aspecto del juego. Un bateador podría tener problemas con lanzamientos de poca velocidad, pero hay muchos bateadores en ligas menores que forzarán a un lanzador a no lanzar una bola con efecto tantas veces.

Los equipos obviamente no seleccionan jugadores para ayudar a sus oponentes. No todos los jugadores que juegan en las menores son buenos jugadores y hay jugadores que están ahí solo para que se juegue el partido. Sin embargo, los equipos firman jugadores para obtener una ventaja en Ligas Mayores. Eso podría ser un jugador universitario con poder, pero problemas de bateo, o un lanzador universitario que solo tiene un lanzamiento. El nivel de habilidad de las ligas menores es más alto. Las mejoras en velocidad significan que incluso un bateador va a ver muchos disparos a más de 90 mph (144.8 kph). Muchos de los bateadores en las menores fueron buenos jugadores en su carrera universitaria. También hay que recordar que cada vez que un jugador sale de la nada a veces las organizaciones no se dan cuenta hasta que aparece. Si no, Aaron Bummer habría sido elegido antes de la 19ª ronda del draft.

Vemos que es un campo diverso a medida que hablamos. Hay jugadores que no necesitan niveles de refinamiento, pero hay muchos que necesitan ese periodo de ajuste. Hay una crítica legítima que dice que la mentalidad de ligas menores está obsoleta. La idea es que los equipos esperan que un jugador entre y salga pulido parece desaparecer. Hay también cosas que se pueden hacer fuera del campo para mejorar[1], y decir que los juegos son importantes no significa que sean la única manera de desarrollar jugadores. En muchos casos las excepciones confirman la regla. Alguien como Juan Soto, quien salió de las menores, es claramente una excepción. Para la gran mayoría de prospectos que no hacen temporadas de MVP en las Mayores como adolescentes, las menores son esperar al desarrollo físico o de habilidades, y el tiempo de juego en las menores es un proceso de ajuste.

Este proceso no complica las ligas menores. La diversidad que lo convierte en un terreno de cultivo para cientos de eventos aleatorios lo convierte también en algo que no debería cambiar. Los jugadores de un campo de ligas menores no solo están presentes para que un par de jugadores puedan jugar al béisbol, o para que mil personas vean el partido; están ahí para intentar de ganar al otro equipo. Cada jugador fuerza a los otros a hacer ajustes y tal vez mejoras. A veces estos tipos de los cuales nadie espera nada también hacen esos ajustes y eso es por lo cual se hacen los partidos y no se simulan en una computadora.

[1] Deberían también ser compensados por ese tiempo. La expectativa de que un jugador de ligas menores pasará la temporada muerta mejorando y listo para los entrenamientos de primavera mientras no es compensado por ese tiempo y tener un salario bajísimo probablemente dañe el desarrollo de los jugadores en temporada baja.

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