Traducido por José M. Hernández Lagunes
Los Astros de Houston y los Washington Nationals están utilizando a sus mejores lanzadores en esta postemporada. Los Nationals construyeron la suya con dinero. Strasburg fue reclutado, pero él, Scherzer, y Corbin tienen contratos masivos. El dinero fue ciertamente un factor en las adquisiciones de Verlander, Cole y Greinke (y en mantener a Verlander en el pasado esta temporada) por parte de los Astros, pero obtuvieron a todos a través de intercambios. Los Astros han intercambiado frecuentemente tanto durante su reconstrucción como durante su construcción, e incluso durante un período de tiempo fueron muy buenos al introducir un brazo extra de buen nivel en sus trueques. Una parte prominente de las negociaciones de los Astros ha sido el ofrecer lanzadores. Este es un ejemplo de sus intercambios más notables:
Entraron: Zack Greinke, Roberto Osuna, Ken Giles, Ryan Pressly, Martín Maldonado (primera vez), Gerrit Cole, Brian McCann, Justin Verlander, Yordan Álvarez[1], Evan Gattis, Scott Kazmir, Carlos Gómez, Mike Fiers
Salieron (lanzadores): J.B. Bukauskas, Corbin Martin, Ken Giles, David Paulino, Héctor Pérez, Vince Velasquez, Mark Appel, Tom Eshelman, Jorge Alcalá, Patrick Sandoval, Michael Feliz, Joe Musgrove, Jorge Guzman, Albert Abreu, Franklin Perez, Josh Fields, Mike Foltynewicz, Andrew Thurman, Daniel Mengden, Josh Hader, Adrian Houser
Salieron (bateadores): Seth Beer, Josh Rojas, Gilberto Celestino, Colin Moran, Jason Martin, Daz Cameron, Jake Rogers, Rio Ruiz, Jacob Nottingham, Brett Phillips, Domingo Santana
Los Astros soltaron a algunos bateadores en ciertos intercambios de grandes nombres como Verlander, Greinke, Cole y el desastroso recambio de Carlos Gómez. El número de bateadores es disminuido por el número de lanzadores. Sólo en lo que respecta al draft, el grupo representa a tres selecciones de primera ronda y cinco de segunda ronda. Los únicos lanzadores reclutados en las dos primeras rondas de 2010 a 2017 que aún están en la organización son Forrest Whitley y Lance McCullers Jr. Fuera de los primeros puestos en el pedigrí de prospectos, Paulino y Franklin Pérez se clasificaron entre los Top 101 con los Astros y Abreu y Hader lo hicieron después. Velásquez, Bukauskas, Foltynewicz, y Appel también fueron prospectos Top 101. Los Astros también se quedaron con algunos de sus lanzadores como Francis Martes, Josh James, el actualmente lesionado McCullers, y el ya mencionado Whitley, todos los cuales han estado entre los Top 101.
Sin embargo en 2019, el único lanzador de sus fuerzas básicas que rompió 1 WARP fue Josh James. Eso no es tan extraño entre los demás contendientes, ya que la lesión de Luis Severino creó un gran agujero en el núcleo de los Yankees y los Nationals tienen poco más que Strasburg. Hasta cierto punto, los Yankees han sido un poco como los Astros en la producción de lanzadores de bajo nivel, pero no han reclutado como los Astros, siendo James Kaprielian[2] el único lanzador de primera ronda que han intercambiado. Sin embargo, el gran número de lanzadores se destaca para los Astros y también cómo la mayoría de ellos han sido inútiles para otros equipos, con la excepción de Hader y hasta cierto punto Musgrove (aunque ciertamente el otro lado de ese trato afecta el resultado real del trueque).
Los lanzadores prospecto son muy volátiles. Esta no es una declaración profunda, porque los prospectos en sí son volátiles, y los lanzadores son propensos a las lesiones. El hecho de que muchos de los prospectos no hayan alcanzado su techo tampoco es sorprendente.
En la superficie no hay realmente un patrón de cuando los Astros intercambian lanzadores, con jugadores que van desde las ligas menores muy bajas hasta aquellos con tiempo en las Grandes Ligas. Tampoco vendieron alto siempre, ya que muchos de esos lanzadores tenían su valor máximo después o antes de la operación. Vendieron alrededor de la cima, y fuera de Martes y hasta cierto punto de Paulino, tampoco esperaron demasiado tiempo a nadie. Lo que sí comienza a emerger es que fuera de Jorge Guzmán, los lanzadores fueron intercambiados después de al menos un año de juego de temporada completa.
Esa línea es, o al menos era, importante porque es la línea para mí donde un lanzador prospecto comienza a perder mucho de su riesgo y tiende a ser donde el pedigrí pasado comienza a desvanecerse como un factor de valor decisivo. La transición a la pelota de temporada completa es grande en términos de competencia, pero para un lanzador también puede representar una temporada completa de aperturas, incluso si las entradas no están ahí todavía. Todo el proceso puede hacer que un lanzador parezca más realizado, incluso si el material no es notablemente mejor de lo que era en el complejo de entrenamiento. Su talento nato es el otro gran asunto aquí. Para los lanzadores más que para los bateadores, ese talento nato puede hacer de la edad algo sin importancia. Sin embargo, la diferencia de edad entre un prospecto líder en buen camino en temporada corta y un jugador que pudo haber estado subestimado (como un brazo universitario de ronda tardía o un brazo latino quien firmó al cerrar el plazo) puede ser grande, con un jugador de 20 años jugando al lado de otro de 17 y 18 años de edad. En la pelota de temporada completa, mientras que la brecha todavía está presente, hay un emparejamiento de niveles, ya que hay más jugadores universitarios y estudiantes de preparatoria sin mucho desarrollo, así como peloteros quienes sí firmaron su contrato el 2 de julio. El año de la pelota de temporada completa permite a un jugador desconocido establecer un historial con su talento nato y, a menos que sea extremadamente atípico, ser bastante apropiado para su edad. En muchos sentidos, la parte de la carrera que va de la Liga A-baja a la Doble-A es la más prometedora, porque un prospecto aún no ha fracasado y todavía tiene todos sus positivos intactos. También es un momento en el que el equipo que intercambia tiene mucho conocimiento sobre el jugador que está mandando fuera de la organización.
En términos prácticos, esta diferencia de experiencia es cómo Sixto Sánchez fue la pieza principal para obtener a J.T. Realmuto y los Red Sox usaron a Michael Kopech como segunda pieza para obtener a Chris Sale, mientras que los A’s obtuvieron a Jesús Luzardo por relevistas[3] y los White Sox a Dylan Cease como pieza secundaria por José Quintana. No es todo blanco y negro, para ser justos, ya que Cease y Luzardo tenían antecedentes y talento nato, así que no eran desconocidos sacados de la nada, y ambos también corrían el riesgo de lesionarse. Sin embargo, hay valor en dejar que un lanzador madure un poco más, incluso si planeas o esperas intercambiarlos.
Ahora, el intercambio de lanzadores de alto valor está bien y es bueno, y los Astros ciertamente han estado entre los mejores al recibir valor por sus inversiones. Todo eso dicho, la combinación de los intercambios y la falta de desarrollo de los lanzadores que han mantenido ha dejado a los Astros bajos en los lanzadores de su propia manufactura. En algún momento, la identificación del talento dentro de sus ligas menores y amateurs, junto con el desarrollo de sus ligas menores bajas, tiene que traducirse en éxito en Grandes Ligas, al menos ocasionalmente, para no tener que estar constantemente en busca de lanzadores en la fecha límite de intercambios. Pero por otra parte, ningún equipo lo hace tan bien, por lo que sólo tienes que contratar a Max Scherzer y cambiar por Justin Verlander cuando puedas, y por qué algún equipo te dará a Gerrit Cole un montón de dinero esta temporada de invierno.
[1] Existen rumores de que este fue un contrato preacordado para esquivar límites de bonos compartidos.
[2] Los Yankees sólo han ascendido a una primera selección del draft a las Grandes Ligas desde 2010, y sólo un jugador elegido en la primera ronda desde 2007 firmó y alcanzó 1 WARP.
[3] Buenos relevistas, pero no lo que Luzardo vale hoy en día en un hipotético intercambio.
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