Traducido por Martín Alonso
Durante la primera entrada del primer partido de la Serie Divisional entre St. Louis y Atlanta —no me mires de esa manera, era el 3 de octubre, no hace mucho—Ronald Acuña Jr. caminó y rápidamente fue atrapado robando. Ya que los siguientes tres bateadores caminaron, dieron hit por sencillo, y alcanzaron base por error, la base no robada le costó una carrera a los Braves en un partido que perdieron 7-6 en una serie que perdieron 3-2. Esto llevo al editor consultor y anfitrión del sobresaliente podcast Infinite Inning en el BP Podcast Network comentar via Slack:
¿Dada la cantidad de HRs pegados este año, hemos llegado al punto donde no vale la pena tratar de robar una base?
Esta es una gran pregunta. Y tiene sentido. En 2019, cuando los jonrones alcanzaron su punto más alto de todos los tiempos, ¿por qué intentar robar una base? ¿Deberían los corredores tomar una ventaja corta y esperar que el bateador envíe una bola a las gradas? ¿Por qué correr y deslizarse hacia la siguiente base cuando puedes trotar?
Esto es calculable. Lo prometo, no entraré en matemáticas complejas.
Una de las herramientas que puedes obtener de nuestra página de estadísticas son tablas de carreras esperadas. Te dirán el número de carreras que se espera que un equipo anote dada la situación del partido, por ejemplo, con las bases vacías y un out, corredor en segunda con dos outs, etc. Podemos usar esta tabla para determinar en que situación tiene sentido robar una base y cuando no.
Por ejemplo, he aquí la tabla para el 2019. Digamos que tienes un corredor en primera con un out. Usando esta tabla, podemos decir que, en el 2019, los equipos con un corredor en primera y un out anotaron, en promedio, 0.5641 carreras. Si el corredor en primera roba la segunda base, ahora hay un corredor en segunda con un out. Las carreras esperadas aumentan a 0.7134, un incremento de 0.1493. Por otro lado, si es atrapado robando la base, hay dos outs y no hay corredores en base, bajando el número de carreras esperadas a 0.1147, una caída de 0.4494.
El punto de quiebre—el porcentaje de éxito necesario para hacer que el intento valga la pena—es
Pérdida al ser atrapado / (Pérdida al ser atrapado + ganancia al robar)
En este caso, el punto de quiebre para robar una base en 2019 fue (0.4494) / (0.4494 + 0.1493) = 75.1%. Tiene sentido intentar robar una base si el corredor tiene una probabilidad de 75.1% de robar la base de manera exitosa.
Lo sé, hay muchas objeciones a esto. Es un promedio general. Si Mike Trout está bateando, la matemática es diferente a si Jeff Mathis está bateando. Similarmente, si lo único que necesita el equipo es una carrera—baja de la novena, partido empatado—la pregunta se convierte en una sobre si intentar robar una base aumenta la probabilidad de anotar una carrera, no una de maximizar el número de carreras.
Adicionalmente, este análisis solo asume dos resultados: robo de base o atrapado robando. La ventaja de robar una base es mucho mayor en realidad, porque un error puede resultar en el corredor avanzando dos bases en lugar de una. Pero eso raramente ocurre. Afecta el punto de quiebre preciso, pero no lo suficiente como para alterar las imágenes que voy a presentar.
Como resultado, usar la table de carreras esperadas para desarrollar un punto de quiebre total es una metodología razonable. Puede identificar la sabiduría de intentar robar una base dada la forma en que se anotaron carreras en un ano cualquiera.
Y tenemos muchos años para escoger. El hipervínculo superior era para la temporada 2019. Este hipervínculo le da la table de carreras esperadas para todos los años desde 1950. Lo usé para calcular todos los puntos de quiebre de los últimos 70 años.
Al considerar robar una base, los outs importan. En 2019, con un corredor en primera y sin outs, los equipos promediaron 0.9345 carreras. Con dos outs, ese número cayó a 0.2422. La desventaja de ser atrapado robando una base es menor con más outs, así que el punto de quiebre también cae. Aquí un gráfico mostrando los puntos de quiebre para un intento de robo de segunda base, por número de outs. La línea azul es para 0 outs, la línea negra para un out, y la línea amarilla para dos outs.
Todos los puntos de quiebre se mueven hacia arriba y la derecha, lo que significa que el punto de quiebre para intentos de robo de segunda base está aumentando. Se está volviendo una estrategia poco recomendada. Poniéndolo de otra forma:
- El punto de quiebre para intentar robar una base en 2019 fue 75.0%, el cuarto más alto desde 1950. Solo en años con altas ofensivas como 1996, 1999, y 2000 ha sido más difícil justificar un robo de segunda base.
- El punto de quiebre para intentar robar una base con un out fue 75.1%. Ese es el noveno más alto. Los años con puntos de quiebre superiors fueron 1994, 1996, 1998-2001, 2006, y 2018.
- El punto de quiebre para intentar robar segunda base con dos outs fue 71.4% en 2019. El único año con un punto de quiebre superior fue 2000, con 73.4%.
El gráfico para intentos de robo de tercera base requiere dos clarificaciones. Primero, robar segunda base es un evento mucho más común. Los corredores intentaron 3,112 robos este año: 86% fueron de segunda base, 12% fueron de tercera, 2% fueron de home. Así que estamos lidiando con una muestra pequeña—372 en total, alrededor de una docena por equipo. Segundo, el dicho de no hacer el ultimo out en tercera es verdad. El punto de quiebre para intentos de robo de tercera base es mayor con dos outs, ya que la ventaja de mover al corredor de segunda a tercera con dos outs es menor si no hay outs o hay un out.
Aquí los puntos de quiebre para intentos de robo de tercera base desde 1950.
Las figuras no son tan extremas como los robos de segunda. En 2019, el punto de quiebre para robos de tercera base sin outs fue 79.3%. Ese el 19o mas alto en 70 años. Si hay un out, el número cae a 71.4%, el 16o más alto. El punto de quiebre con dos outs es 86.8%, el cual es un poco menor al promedio, pero como notamos anteriormente, intentar robar tercera base con dos outs no es una estrategia particularmente racional.
Resulta que Steve estaba acertado. El punto de quiebre para intentos de robo de segunda base es el más alto de este milenio.
Te pueden gustar los robos de base. A mí me gustan. Mallex Smith lideró las mayores con 46 bases robadas este año. En 1984—cuando había cuatro equipos menos—13 jugadores tenían el mismo número de robos.
Pero hay una explicación lógica para ese declive. En 1984, los corredores que intentaban robar segunda base eran exitosos el 67.1% de las veces, mejor que el punto de quiebre de 72.9%, 72.4%, y 67.2% para 0, 1, y 2 outs, respectivamente. En 2019, la ratio de éxito fue de 73.3% contra puntos de quiebre de 75.0%, 75.1%, y 71.2% para 0, 1, y 2 outs, respectivamente. Los corredores no solo están corriendo menos, están corriendo de manera más inteligente.
Los corredores no son tan imprudentes, y el valor agregado por una base robada ha disminuido en el beisbol moderno. No hemos llegado al punto donde una base robada no vale la pena, pero estamos más cerca de ese punto que nunca.
Thank you for reading
This is a free article. If you enjoyed it, consider subscribing to Baseball Prospectus. Subscriptions support ongoing public baseball research and analysis in an increasingly proprietary environment.
Subscribe now